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Ángeles Galino Carrillo



¿Qué día cumple años Ángeles Galino Carrillo?

Ángeles Galino Carrillo cumple los años el 17 de agosto.


¿Qué día nació Ángeles Galino Carrillo?

Ángeles Galino Carrillo nació el día 17 de agosto de 1915.


¿Cuántos años tiene Ángeles Galino Carrillo?

La edad actual es 109 años. Ángeles Galino Carrillo cumplió 109 años el 17 de agosto de este año.


¿De qué signo es Ángeles Galino Carrillo?

Ángeles Galino Carrillo es del signo de Leo.


¿Dónde nació Ángeles Galino Carrillo?

Ángeles Galino Carrillo nació en Barcelona.


Ángeles Galino Carrillo (Barcelona, 17 de agosto de 1915- Madrid, 8 de marzo de 2014) fue una pedagoga española y destacó especialmente en la investigación en el campo de la Historia de la Educación. Asumió varios cargos en la política educativa española. Fue la primera mujer española en lograr una cátedra universitaria por oposición en 1953.[1]​ Laica teresiana fue seguidora del sacerdote y pedagogo Pedro Poveda, canonizado en 2003, desarrollando su pensamiento y estilo educativo. Fue Catedrática de Historia de la Pedagogía de la Universidad Complutense de Madrid y Académica de Número de la Academia de Doctores de España y Académica Correspondiente de la de Ciencias Morales y Políticas. De 1978 a 1988 fue directora general de la Institución Teresiana.

Adhirió al ideario feminista promovido por san Pedro Poveda, considerando que la formación es un factor muy importante para que se le reconozcan a la mujer sus derechos y que así pueda ser activa en la sociedad y en la Iglesia.

Sus primeros estudios los cursó en el Instituto Francés de Barcelona y, posteriormente en la Academia Teresiana de San Sebastián. Había terminado magisterio en la Escuela Normal de San Sebastián en 1934 y se trasladó a Madrid para estudiar Pedagogía, especialidad que había sido creada en 1932 dentro de la Facultad de Filosofía y Letras siendo ministro de Instrucción Pública Fernando de los Ríos y decano de la Facultad Manuel García Morente. Vivió el la Residencia Universitaria de la Institución Teresiana donde conoció a Pedro Poveda. Pronto se implicó en su Obra y en la Liga Femenina de Orientación y Cultura.

Cursó en la Universidad Central la carrera de Filosofía y Letras (Sección de Pedagogía) y se doctoró con Premio Extraordinario. El inicio de la guerra civil alteró los tiempos académicos. En 1941 obtuvo el título de Maestra Nacional con el número uno. Durante cuatro año se desempeñó como docente en el madrileño Grupo Escolar Zumalacárregui, actual “Jaime Vera” creado como centro experimental.

Una vez licenciada se vinculó al Instituto San Jóse de Calasanz del CESIC, creado en 1941 como núcleo de la nueva pedagogía franquista con la intención de llenar el vacío provocado por el exilio de los principales pedagogos de preguerra y la desaparición de instituciones clave como el Museo Pedagógico Nacional cuyos fondos asumió el nuevo instituto.[2]​ El Instituto San José de Calasanz ayudó a dar impulso en su carrera. Logró una beca del CESIC que le permitió tomar estudiar en Alemania a la Universidad De Bonn de 1942 a 1945.[3]​ Allí tomó contacto con la obra del hermeneuta Wilhelm Dilthey.[2]

En 1945 ya era secretaria del Instituto de Pedagogía San José de Calasanz y en 1946 comenzó a dirigir la Sección de Historia de la Educación.[2]​ El mismo año defendió su tesis doctoral, dirigida por el presbítero católico Juan Zaragüeta Bengoechea, el 29 de mayo de 1945: Los tratados sobre educación de príncipes (siglos XVI y XVII).[4]

Fue becaria del Instituto de Pedagogía del CSIC, Profesora Adjunta de la Universidad y en 1947 encargada de curso de Historia de la Pedagogía.[4]

En 1949 fue socia fundadora de la Sociedad Española de Pedagogía y desde ese mismo año hasta 1975 vicepresidenta de la entidad.

En 1953 se convirtió en la primera mujer española en lograr un cátedra por oposición. Obtuvo la cátedra de Historia de la Pedagogía e Historia de la Pedagogía española, en la Universidad Complutense de Madrid[4]​ donde enseñó hasta su jubilación en 1983.

Fue profesora visitante en universidades de Brasil (1954), Costa Rica (1954), Chile (1964), Perú (1991), Argentina, ecc. desarrollando ciclos de conferencias sobre temas históricos, pedagógicos y relativos a la situación de la mujer en la actualidad. Además promovió el reconocimiento de las culturas autóctonas y la promoción intelectual de la mujer como fundamento de la educación de los pueblos.

Fue además delegada de la UNESCO para la planificación de Facultades de pedagogía en Brasil, y formó parte de la Comisión de intercambio cultural entre España y Estados Unidos, del Ministerio de Educación y Ciencia (1971-1973).

De 1977 a 1988 fue Directora General de la Institución Teresiana e impulsó la presencia activa de los laicos católicos en la cultura y en la sociedad.

Galino fue impulsora del movimiento de innovación y renovación pedagógica que alentó en la Escuela de Formación del Profesorado de Enseñanza Media, y desde el Ministerio de Educación como Directora General de Enseñanza Media y Profesional primero, como Directora General de Ordenación Educativa después, años en los que se redacta el Libro Blanco de la Educación en España y se elabora y aprueba la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa.[5]

Participó en la elaboración de leyes de mejora educativa y de igualdad de oportunidades en todos los sectores de la sociedad. Fue Consejera de número del Consejo Nacional de Educación (1959-1963), dirigió la Escuela Nacional del Profesorado (1962-1966)[4]

Formó parte en los trabajos de preparación de la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa en España (1970), fue Directora General de Enseñanzas Media y Profesional (1969-1971) y Directora General de Ordenación Educativa (1971-1973)

Presidió el patronato del Centro Nacional de Investigaciones Educativas (CENIDE) y colaboró como vocal del Consejo Superior de Protección de Menores en representación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) (1965-1974).

Otro de sus grandes logros, fue su ingreso en la RADE (Real Academia de Doctores) el 25 de marzo de 1980 con un discurso de ingreso titulado Presupuestos culturales para una pedagogía de los valores en el siglo XX[2]

Vivió sus últimos años en la Residencia Josefa Segovia de Madrid. Murió el 8 de marzo de 2014.[6]

Fue miembro de la Institución Teresiana, una asociación católica internacional de laicos que apoyaba a las mujeres para estudiar en universidades y desarrollar carreras profesionales. Adscribía al ideario que la formación es un factor muy importante para que se le reconozcan a la mujer sus derechos y que pueda ser activa en la sociedad y en la Iglesia.

Ángeles Galino fue cofundadora y presidió de 1956 y 1973 de la asociación Amistad Universitaria junto a Consuelo Sanz Pastor de Congregaciones Marianas y e Isabel Alama, de Acción Católica. Esta asociación y el Seminario de Estudios Sociológicos sobre la Mujer está considera como los orígenes de la teología feminista en España.[7]

Sobre la situación de la mujer

Galino defendía abiertamente la dignidad de las mujeres y su derecho a participar en la esfera pública, destacadamente a formarse y elegir profesión. Sobre la cuestión del trabajo de las mujeres, Galino era consciente que en la España de 1961 todavía quedaban muchas cosas por hacer, aunque se mostraba optimista acerca de la evolución futura explica la investigadora Yasmina Álvarez González en "La concepción de María Ángeles Galino sobre la mujer" (2009)[2]

La misión fundamental de la mujer, entendía Galino seguía siendo la maternidad, aunque una maternidad no desvirtuada por la sociedad como tarea penosa o frívola.[2]

Galino desarrolló un pensamiento complejo sobre la condición de la mujer. De un lado, realizaba un diagnóstico crítico, acerca de la situación de la mujer en el ámbito laboral, educativo y familiar, un diagnóstico sin paliativos ni concesiones. Ahora bien, se oponía radicalmente al programa feminista y a sus propuestas para superar esta situación. Para Galino el programa feminista de los sesenta era un programa hedonista y materialista. La propuesta de Galino, por el contrario se situaba de lleno en el ámbito espiritual, sólo los valores espirituales superiores autorizaban a la mujer a abandonar sus funciones tradicionales de madre y esposa y a ejercer una libertad que se entendía como seguimiento del camino divino concluye Álvarez González.



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