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Úlcera rectal solitaria



La úlcera rectal solitaria es una enfermedad benigna, poco frecuente, que consiste en la aparición de una o más úlceras en el recto y que se diagnóstica mediante la combinación de síntomas clínicos, endoscopía e histología.

Fue descrita por primera vez por Curveihier en 1829. El término "úlcera rectal solitaria” fue utilizado por Lloyd-Davis en la década de 1930. Desde 1969 la entidad se hizo más conocida después de la publicación de 68 casos por Madigan y colaboradores.[1]

Puede estar asociada a una falta de coordinación de los músculos del piso pélvico durante la defecación y/o episodios de isquemia de la zona También puede ser secundaria a intentos manuales de extraer las heces impactadas o a un prolapso rectal.

El diagnóstico se hace habitualmente a través de una rectoscopia como parte de un estudio rectocolonoscópico. Si se detecta la lesión es conveniente realizar una biopsia de la zona.

Cambio de hábito alimentario aumentando el consumo de fibras. Puede ser necesaria una reeducación del esfuerzo defecatorio. En casos más severos puede ser necesario el uso de medicamentos tópicos a través de enemas de sulfasalazina y onabotulinumtoxina. Si está asociada a un prolapso rectal su tratamiento está asociado al de esta entidad, realizándose una cirugía de rectopexia en caso necesario[2]



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