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Abortista



El aborto (del latín abortus) es la interrupción y finalización prematura del embarazo de forma natural o voluntaria, hecha antes que el feto pueda sobrevivir fuera del útero.[1][2]​ Un aborto que ocurre espontáneamente también se conoce como aborto espontáneo.[3]​ Cuando se toman medidas deliberadas para interrumpir un embarazo, se llama aborto inducido.[1]​ Se diferencia del parto prematuro o pretérmino, pues en este último sobrevive el feto.

El aborto espontáneo es un aborto no provocado intencionalmente. Es la muerte no deseada y expulsión de un embrión o feto antes de las semanas 20[4]​ o 24[5]​ del embarazo. Cuando la pérdida es posterior, ya se habla de muerte fetal.[4]​ Al criterio del tiempo gestacional, la Organización mundial de la Salud (OMS) añade como criterio que debe pesar menos de 500 gramos. Sin embargo, este criterio ha de ser interpretado con prudencia, ya que a veces un feto de menos de 500 g expulsado puede ser reanimado y sobrevivir.[6]​ Si falleciera posteriormente, se registra como muerte neonatal.[6]​ Se distingue el aborto precoz, cuando tiene lugar antes de las 12 semanas de gestación, y el aborto tardío, con 12 o más semanas.[6]

Los factores que pueden producir aborto espontáneo son muy variados: genéticos o cromosómicos del mismo feto, la exposición a toxinas ambientales, problemas hormonales de la madre, y otros como el tabaquismo, la drogadicción o el alcoholismo.[4]

Entre los signos y síntomas se encuentran el sangrado vaginal, el lumbago, dolor abdominal sordo, agudo o cólico o la presencia de coágulos que salen de la vagina. Todos ellos deben ser valorados por un ginecólogo[4]​ y muchas veces requieren de atención inmediata. Ante los síntomas, existen diversas pruebas y exámenes para verificar o prevenir este tipo de abortos, como son el ultrasonido vaginal o abdominal que ayuda a examinar el desarrollo del embrión/feto, los latidos cardíacos y la cantidad de su sangrado. En caso de aborto, es fundamental para la salud de la mujer comprobar si queda algún resto fetal o de tejido placentario en el útero, en el caso de que queden restos fetales deben ser retirados inmediatamente. El producto expulsado debe ser analizado para determinar si la causa del aborto espontáneo es tratable y prevenirlo en el futuro.[4]

El aborto espontáneo ocurre en varios animales. Por ejemplo, en las ovejas puede ser causada por estrés o esfuerzo físico, como apiñarse a través de las puertas o ser perseguido por perros. En las vacas, el aborto puede ser causado por enfermedades contagiosas, como la brucelosis o Campylobacter, pero a menudo se puede controlar mediante vacunación. Comer agujas de pino también puede inducir abortos en vacas. Se sabe que varias plantas, incluyendo la ambrosía, la col mofeta, la cicuta venenosa y el tabaco de árbol, causan deformidades fetales y aborto en el ganado y en ovejas y cabras. En los caballos, un feto puede ser abortado o reabsorbido si tiene síndrome blanco letal (aganglionosis intestinal congénita). Se teoriza que los embriones de potro que son homocigóticos para el gen blanco dominante (WW) también se abortan o reabsorben antes del nacimiento. En muchas especies de tiburones y rayas, los abortos inducidos por el estrés ocurren con frecuencia en la captura. [7][8][9][10][11][12]



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