La dehesa es un bosque formado por encinas, alcornoques u otras especies, con estrato inferior de pastizales o matorrales, donde la actividad del ser humano ha sido intensa en prácticamente la totalidad del bosque y generalmente están destinados al mantenimiento del ganado, a la actividad cinegética y al aprovechamiento de otros productos forestales (leñas, corcho, setas, etcétera).
Es un ejemplo típico de sistema agrosilvopastoral y típico de la zona occidental de la península ibérica.
El término dehesa viene del latín defesa (defensa), pues los primeros pobladores en la reconquista hacían vallados para proteger los rebaños alojados en ellas.
Resulta así un ecosistema derivado del bosque mediterráneo, constituido por especies arbóreas del género Quercus (encina, alcornoque) u otras especies como hayas o pinos y el estrato herbáceo para pacer.
También se denomina con el término dehesa al tipo de gestión de fincas privadas destinadas a la explotación agro-ganadera sobre el bosque mediterráneo del que se obtienen simultáneamente múltiples recursos.
Se trata de un ecosistema derivado de la actividad humana a partir del bosque de encinas, alcornoques, etc. Es la consecuencia de conquistar al bosque terrenos para destinarlos a pastizales. Pasa por una fase inicial en la que se aclara el bosque denso para pasar a una segunda fase de control de la vegetación leñosa y la estabilización de los pastizales.
El sistema adehesado tiene una gran importancia económica y social en la península ibérica, tanto por su extensión superficial como por la función de fijación de población rural en sus núcleos. Reduciendo el flujo emigratorio y sus consecuencias (envejecimiento, incremento de tasas de mortalidad, reducción de tasas de actividad, abandono de explotaciones, etc).
La explotación de la dehesa suele coincidir con zonas que podríamos denominar “marginales”, tanto por su limitada vocación agraria (derivado de la pobreza de los suelos), como por la inexistencia de un tejido industrial, que se reduce a industrias agroalimentarias aisladas y de muy reducida capitalización.
La dehesa es el sistema agroforestal en el que se cría el cerdo ibérico, una variedad de puerco muy apreciada por su excelente calidad. Los cerdos viven al aire libre y se alimentan de las bellotas que dejan caer los árboles Quercus. En el Real Decreto 4/2014, el cual regula el cerdo ibérico, se especifica que la dehesa, para ser considerada como tal, debe contar «con una cubierta arbolada media por explotación de, al menos, 10 árboles por hectárea». No todos los cerdos ibéricos son criados en estas condiciones, y los que lo hacen, son etiquetados como «jamón de bellota».
Su extensión varía mucho según qué autores, pero está entre los dos y los cuatro millones de hectáreas (entre 20 000 y 40 000 km²; para hacerse una idea, 40 000 km² es la extensión de Extremadura), principalmente en el suroeste y oeste: provincia de Córdoba, Salamanca, Extremadura, Huelva, Jaén, Sierra Norte de Sevilla, piedemonte del sistema Central en España (especialmente en la zona de Talavera de la Reina) y el Alentejo y Algarve en Portugal.
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