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Adelgazamiento



Adelgazamiento o pérdida de peso, en el contexto de la medicina, salud o fitness, es una reducción de la masa corporal de un individuo o animal, por razón de una pérdida de líquidos, grasa o de tejidos como músculo, tendón o tejido conjuntivo. El adelgazamiento puede ser generalizado, es decir, afectando a todo el organismo, o bien localizado, como en el caso de una atrofia muscular por inmovilización.[1]​ Entrada la tercera edad, el cuerpo tiende a perder de 1 a 2 kg de peso cada década.[2]

El adelgazamiento también se refiere al proceso de pérdida de peso corporal para el bienestar de un individuo, mediante la actividad física y la alimentación sana, herramientas usualmente agrupadas bajo el rótulo de dietas para adelgazar.[3]​ La finalidad última pretendida es la de realizar un cambio de estilo de vida para mejorar la salud mental y física de una persona, más allá de su apariencia.

El adelgazamiento puede ser no intencional, como en el caso de enfermedades crónicas, tales como la enfermedad celíaca no diagnosticada, la tuberculosis y ciertas formas de cáncer—el cáncer de pulmón y los del tubo digestivo son las neoplasias malignas más frecuentes en los pacientes que experimentan pérdida de peso no intencional.[4]​ Otras formas de pérdida no intencionales de peso incluyen trastornos que causen vómitos, diarrea, y enfermedades pobremente controladas como la diabetes y el hipertiroidismo.

En otros casos, el adelgazamiento puede ser intencional, un esfuerzo por parte del individuo, generalmente centrado en dietas, para mejorar su salud o su apariencia. La pérdida de peso terapéutica, especialmente en personas con obesidad puede disminuir el riesgo de la aparición de enfermedades como la hipertensión arterial, cardiopatías y ciertas formas de cáncer. Las dietas excesivas o mal controladas pueden producir desnutrición, anemia, atrofia muscular, hipovitaminosis y desequilibrios electrolíticos e hídricos.[1]

El peso de las personas puede ser evaluado calculando su índice de masa corporal que es un método simple y ampliamente usado para estimar la proporción de grasa corporal.[5]​ El IMC fue desarrollado por el estadístico y antropometrista belga Adolphe Quetelet.[6]​ Este es calculado dividiendo el peso del sujeto (en kilogramos) por el cuadrado de su altura (en metros), por lo tanto es expresado en kg / .

Los organismos gubernamentales en EUA determinan el sobrepeso y la obesidad usando el índice de masa corporal (IMC), utilizando el peso y altura para determinar la grasa corporal. Un IMC entre 25 y 29,9 es considerado sobrepeso y cualquier valor sobre 30 es obesidad. Individuos con un IMC por encima de 30 incrementan el riesgo varios peligros para la salud.[7]

La OMS (Organización Mundial de la Salud) establece una definición comúnmente en uso con los siguientes valores, acordados en 1997, publicados en 2000 y ajustados en el 2010:[8]

En un marco clínico, los médicos toman en cuenta la raza, la etnia, la masa magra (muscularidad), edad, sexo y otros factores los cuales pueden infectar la interpretación del índice de masa corporal. El IMC sobreestima la grasa corporal en personas muy musculosas y la grasa corporal puede ser subestimada en personas que han perdido masa corporal (muchos ancianos).

La obesidad leve como es definida según el IMC, no es un factor de riesgo cardiovascular y por lo tanto el IMC no puede ser usado como un único predictor clínico y epidemiológico de la salud cardiovascular.[11]




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