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Adoración de los pastores (El Greco, Bucarest)



¿Dónde nació Adoración de los pastores (El Greco, Bucarest)?

Adoración de los pastores (El Greco, Bucarest) nació en Bucarest.


La adoración de los pastores es una obra de El Greco, realizada entre 1596 y 1600. Consta con el número 12 en el catálogo razonado realizado por el profesor e historiador del arte Harold Wethey, especializado en este pintor​.​ Se exhibe en una de las salas del Museo Nacional de Bellas Artes en Bucarest, Rumania. Pertenecía al conjunto pintado para el retablo de doña María de Aragón. [1]

En 1596, El Greco se comprometió a realizar el retablo de la iglesia del colegio de doña María de Aragón, un seminario de la orden agustina. El nombre popular alude a doña María de Aragón, la mecenas que pagó las obras. El Greco recibió el encargo del Consejo de Castilla, que se había hecho cargo de las obras después de la muerte de doña María. Existen documentos que atestiguan que debía realizarse en tres años y se valoró el trabajo en algo más de sesenta y tres mil reales, el precio más alto que consiguió en su vida. Sin embargo no hay referencias del número de cuadros que lo formaban, ni de la estructura del retablo, ni de la temática tratada. [2]

El Evangelio de Lucas es el único evangelio canónico que narra la Anunciación a los pastores y la Adoración de los pastores [Lc 2:8-20]. Seguramente el lienzo la Adoración de los pastores (Correggio) -donde el Niño Jesús es la Fuente de Luz- fue el modelo que originariamente inspiró las primeras versiones del Greco sobre esta temática, puesto que que el maestro cretense debió haber visto esta pintura durante su estancia en Italia.

Esta obra se encontraba en el cuerpo bajo del retablo. El pintor repite los esquemas aprendidos en su estancia en Roma y en las obras realizadas para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo. La figura del Niño Jesús emite un foco de luz que ilumina toda la escena y congrega a su alrededor a la Virgen María, san José, un ángel y un pastor que ofrece un cordero —símbolo del Agnus Dei—. En el fondo conversan dos personas, característica de la pintura del Renacimiento. Las tonalidades parecen extraídas de las mejores obras del Manierismo, mientras que la verticalidad del lienzo obliga a acentuar aún más las alargadas figuras, tradicionales en la obra del cretense.

Esta obra es en gran parte una reinterpretación de la Adoración de los pastores (Santo Domingo el Antiguo). Las similitudes con aquel lienzo son, en la parte superior, un amplio Rompimiento de gloria y, en la parte inferior, la forma en la cual José de Nazaret, la Virgen María, el ángel y el pastor forman un círculo alrededor del Niño Jesús, así como en la colocación respectiva de estas figuras. Sin embargo, El Greco introduce novedades con respecto a la mencionada pintura, a fin de destacar la intervención del Cielo, así como el significado eucarístico del evento:

La Virgen María no está representada en actitud de adoración, sino abriendo los pañales para mostrar al Niño, y José de Nazaret ha sido trasladado a un segundo plano. La representación del portal de Belén como un edificio clásico en ruinas responde a las descripciones literarias de la época de El Greco, y contribuye magníficamente a unificar las partes superior e inferior de este lienzo. [4]



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