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Aduaita vedanta



La doctrina advaita (o Advaita Vedānta (/ʌðˈvaɪtə vɛˈðɑːntə/; Sánscrito: अद्वैत वेदान्त, IAST: Advaita Vedānta, literalmente 'no dualidad') es una rama no dualista del hinduismo que afirma la unidad entre las almas (atman) y la divinidad (Brahman).

El filósofo indio Shankara (788-820) conformó esta doctrina a partir de las escrituras Upanishad (importantes textos hinduistas que reformaron la antigua religión védica y la convirtieron en el hinduismo actual) y los de su propio profesor Gaudapada.

Analiza los tres estados de la conciencia —el estado de vigilia, sueño y sueño profundo— y demuestra que el mundo tiene un carácter relativo. Establece entonces la verdad suprema de advaita: la no dualidad de la realidad. Brahman (la divinidad impersonal) y el atman (cada una de las almas individuales) son solo uno: todas las almas son Dios. El Brahman (Dios) es la única realidad del mundo. Aparte del Brahman, todo es falso: el universo, los objetos materiales y las personas. Bajo la influencia de la ilusión (maia), cada alma cree que es un cuerpo, que está separada de Dios y es diferente de él. Cuando el alma individual elimina el velo de maia, se da cuenta de la verdad: no hay diferencia entre ella y Dios.

Las teorías de Shankara fueron controvertidas desde el principio. La filosofía advaita es la más profunda de la India,[cita requerida] pero no es muy difundida, aunque es probablemente la más conocida de las doctrinas vedanta.

Los vedantistas consideran que el Brahman se puede conocer como Saguna Brahman (Dios con cualidades) o Nirguna Brahman (Dios sin atributos). Creen que la actitud devota hacia el Saguna Brahman (como los dioses Vishnú, Shivá o Kalí) ayudan al alma a liberarse del velo de maia y descubrir la verdad final: Dios no tiene atributos ni cualidades.

La doctrina vedānta advaita promueve la existencia de un ser unido a la totalidad de seres existentes, hasta tal punto que no puede hablarse de relación entre los distintos seres, sino de unidad total con todo. Es la unión entre el sujeto que percibe y lo percibido.

La falsa apariencia de ser múltiple lo que en realidad es uno, es debido a la función mental de conceptualizar, que consiste en definir y para ello dividir en partes lo que no está dividido. Así, cuando la mente abandona el proceso de conceptualización, la realidad de ser uno se revela, sin dejar dudas, como un hecho puramente objetivo.

Ante la pregunta fundamental «¿quién soy yo?», la respuesta es la no conceptualización. La expresión «Yo soy» seguida de silencio sugiere esta respuesta.

Los principales referentes del advaita en el siglo XX fueron:

Esta rama de la doctrina advaita está introduciendo paulatinamente desde finales del siglo XX la comprensión del no dualismo en el corazón de Occidente, como ya se puede vislumbrar en el inicio del siglo XXI tanto en obras publicadas en diversos países occidentales, como en la aparición de escuelas de yoga en las que se ofrecen acercamientos a la meditación inspirada en la doctrina advaita.

El advaita vedanta tiene una gran afinidad con diversos movimientos en su aspecto más místico. Se encuentran resonancias con el zen, el sufismo, el taoísmo, el tantrismo, los místicos cristianos, etc.

Estas semejanzas se consideran naturales desde el advaita debido a que el no dualismo se aplica también a cualquier otra doctrina o mística, de modo que en lo más profundo de ellas resuena la unidad, una única verdad, tal como se presencia desde el advaita, donde todo forma parte del uno.

Para comprender bien el advaita es importante tener en consideración que la doctrina advaita aplica el no dualismo absolutamente a todo, incluyendo al mundo, a la consciencia, a las ideas (que según la doctrina advaita provienen de una única fuente) y al universo entero, tanto en su dimensión espacial como en la temporal.

Por lo tanto, en el advaita no sólo el espacio es una ilusión (maya), sino también el tiempo. El énfasis se hace en que «todo sucede aquí y ahora», pero no considerando el aquí-ahora de un modo literal, sino en un sentido atemporal y no espacial.

Otro punto fundamental en el advaita es el que remarcó Ramana Maharshi acerca de que «el individuo no es el hacedor». El individuo como entidad independiente es considerado como una mera conceptualización: algo ilusorio. Por lo tanto, los actos que comúnmente se atribuyen al individuo no son sino obra de esa no dualidad, llamada frecuentemente ser, vida, unidad, conciencia o simplemente ―emulando al maestro Nisargadatta Maharaj― eso. Es la conciencia (o eso) quien realiza todas las acciones en el universo, incluidas las que son llevadas a cabo a través de individuos que creen ser independientes del resto.

Los textos clave en la escuela vedānta son los llamados Prasthana Trayi (tres pruebas), textos canónicos que comprenden las Upanishad, el Bhagavad-guita y los Brahma-sutras. Son los auténticos clásicos de esta doctrina.

Más recientemente surgieron los valiosos textos que escribió Ramana Maharshi y el libro más conocido de Nisargadatta, Yo soy eso. Y finalmente han aparecido libros más enfocados al público occidental, sin el exceso de terminología hinduista habitual de las obras anteriores. Ejemplos de estos últimos son Habla la conciencia (de Ramesh Balsekar) y Lo que es (de Tony Parsons).



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