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Albares de la Ribera



Albares de la Ribera es una localidad española que forma parte del municipio de Torre del Bierzo, en la comarca de El Bierzo, en la provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León. Asimismo, pertenece al partido judicial de Ponferrada y a la diócesis de Astorga.

En cuanto al origen toponímico de Albares de la Ribera, se ha de indicar que, en las primeras referencias documentales que se tienen, no consta la segunda parte del nombre, es decir, la villa es simplemente Albares. Fray Pablo Rodríguez (monje paleógrafo de Sahagún que trabajó en el Archivo de Astorga hasta su destrucción en 1810) reseña su existencia en el año 877.[2]​ De ese año era un documento (hoy perdido) en el que se hablaba de la villa refiriéndose a ella simplemente como Albares.

Para explicar el origen toponímico del nombre de Albares, se han propuesto varias interpretaciones y ha de tenerse en cuenta que es necesario acercarse a la toponimia con cautela pues, aunque se cumplen, en general, las normas fonéticas que rigen la evolución de las lenguas, por ser nombres propios, en ocasiones evolucionan poco y otras veces, por el contrario, se provoca un mayor desgaste debido al uso intenso a que se someten. Además, cuando cambia la lengua de los hablantes, es frecuente que se produzcan cruces semánticos y fónicos debido a la atracción que generan las palabras fonéticamente próximas.

Otro problema que afecta en este caso, es el hecho de que, aunque se encuentre un topónimo latinizado, ello no quiere decir que ese sea su origen etimológico ya que los copistas medievales ya hablaban romance y, cuando latinizan el nombre de un lugar, simplemente dan su interpretación personal (no siempre exacta). Además, al tratarse de copias manuscritas, están sometidas a error y a la dificultad de transcribir fonemas de la lengua vulgar que, en ocasiones, no existen en la lengua culta.

Se dan varias interpretaciones para el origen del topónimo Albares:

Por tanto, se puede resolver el problema del origen del nombre de la villa buscando sus raíces en términos prerromanos que, tras la ocupación romana, sufrieron cambios o evolucionaron hacia formas latinizadas que, prácticamente, se conservan intactos hasta hoy.

Por otro lado, es evidente que la coletilla de la Ribera se debe a que la villa se halla ubicada en la ribera del río Boeza y esto admite poca discusión al respecto. El 12/07/1916, a propuesta de la Real Sociedad Geográfica, se publica, en el Boletín Oficial de la provincia de León, el cambio de la denominación del municipio, hasta ese momento llamado simplemente Albares y, en lo sucesivo, Albares de la Ribera.[8]

Es destacable que, como ya se ha comentado, la primera aparición de la villa de la que se tiene constancia en un documento es del año 877, sin embargo, el hecho de que el nombre de la villa provenga de un término prerromano, hace pensar que este asentamiento podría remontarse a tiempos anteriores a la invasión romana. Quizás podría haber habido un asentamiento celta en terrenos de la villa cerca de la confluencia de los ríos Boeza y Tremor.[2]

Se trata de un núcleo de población pequeño con gran arraigo a sus tradiciones situado en una zona de transición entre las montañas que rodean la cuenca de El Bierzo y la vega central de la comarca.

Sus terrenos limitan al norte y al oeste con el municipio de Bembibre, al este con el municipio de Folgoso de la Ribera y al sur, en el valle del río Tremor, con los terrenos de otros pueblos del municipio.

Perteneciente a la comarca tradicional de Bueza, se asienta sobre una de las laderas que constituyen el valle del río Boeza, entre los pueblos de Las Ventas de Albares (al oeste) y La Ribera de Folgoso (al este), muy próximo a las carreteras Autovía A-6, Nacional N-VI y LE-461.

Se encuentra ubicado en la cuenca fluvial del río Boeza, este no atraviesa el casco urbano de la villa, aunque cruza (este-oeste) los terrenos del pueblo, no obstante, existe una amplia red de canalizaciones y acequias que distribuyen el agua por las zonas alejadas del río.

Esta red recoge el agua directamente del río en la presa de la Villa, desde allí, a través de una amplia acequia (popularmente denominada reguera debido a que, originalmente, estaba construida con tierra), a través de regueros y otras canalizaciones, se distribuye el agua para riego u otros fines.

El agua corriente de la villa es recogida de las fuentes pero, en caso de ser necesario, puede ser tomada de la reguera y llevada, mediante bombas, hasta los depósitos, dónde será tratada para su consumo.

Como es frecuente en otros muchos pueblos de montaña, existen una gran cantidad de fuentes naturales y manantiales, si bien es cierto que la construcción de la autovía y algunas actividades comerciales relacionadas con este líquido están mermando el poderío y vigor de algunas vías de agua tradicionales o contaminando su pureza.

Se clasifica como clima mediterráneo continentalizado con influencias de montaña. Se caracteriza por un régimen de precipitaciones importante durante el invierno, la primavera y el otoño (propio del clima mediterráneo), y con una gran variación entre las temperaturas invernales y estivales (propio del clima continental). Asimismo, se ve muy influenciado por la cercana presencia de los Montes de León y la Cordillera Cantábrica.

En invierno, son muy frecuentes las heladas y las precipitaciones (en ocasiones en forma de nieve), con vientos, generalmente moderados, sobreenfriados debido a la cercanía de las cumbres nevadas.

Los veranos son cortos y calurosos, aunque la temperatura desciende de manera notable durante las horas nocturnas (lo cual permite dormir confortablemente), con precipitaciones escasas. Se producen, en ocasiones, breves tormentas, generalmente con gran aparato eléctrico, que pueden descargar precipitaciones, incluso en forma de granizo.

La primavera y el otoño son estaciones claramente de transición en las que las temperaturas van variando progresivamente pero con abundantes precipitaciones.

En El Bierzo no ha habido destacables trabajos de investigación o excavaciones relacionados con las culturas prehistóricas y, evidentemente, esto es extensible a los terrenos que, actualmente, ocupa la villa de Albares de la Ribera. No obstante, se han producido algunos descubrimientos que deben, en todo caso, catalogarse como accidentales, aunque ello no les resta relevancia. Esta falta de trabajo arqueológico repercute en un escaso conocimiento de la era prehistórica.

La presencia de homínidos en la zona data, al menos, del paleolítico inferior ya que, en 1996, el Gabinete de Estudios sobre Patrimonio Histórico y Arqueológico (STRATO) ha encontrado piezas líticas (bifaces, hendedores, raederas...) en el yacimiento de El Parral de San Román de Bembibre que, actualmente, se exponen en el Museo del Alto Bierzo.[9][10]​ Dichos restos han sido encuadradas en la época achelense, en torno al año 300 000 a.C. y corresponderían a artefactos tallados a partir de cantos rodados o bloques de cuarcita mediante el método Levallois por grupos de Homo heidelbergensis.

Por otra parte, en 2013, se descubrieron unos petroglifos en terrenos del pueblo de Santa Marina de Torre. Juan Carlos Campos-Varela, arqueólogo astorgano que participó en el descubrimiento, destaca que «son los primeros en su disposición original que aparecen el El Bierzo y confirman la tipología de los aparecidos a los pies del Teleno».[11]​ Cerca de este yacimiento, se encontraban otros petroglifos (desaparecidos a mediados de los 80 debido a la actividad minera) que representaban podomorfos y semicírculos, sobre estas, Campos-Varela advierte que debían ser más recientes y añade que «nos lleva a pensar que en esta zona, en este valle, durante mil y pico años se grabaron las rocas en diferentes épocas y, por ello, es tan importante como los demás aunque ya no exista».[11]

Estos grupos, ubicados cerca de los cauces fluviales y, por tanto, en el valle del río Boeza, se dedicaban a la caza, la recolección de frutos silvestres y al carroñeo. Se ha de tener en cuenta que esta zona es un paso natural que comunica la meseta con Galicia,

Durante mucho tiempo, se mantuvo la hipótesis de que el Bierzo había estado deshabitado durante el neolítico ya que apenas existía información sobre la época neolítica berciana, sin embargo, el hallazgo de restos arqueológicos de este periodo, entre ellos, un hacha pulimentada en San Román de Bembibre que ha sido datada en el cuarto milenio antes de Cristo, nos permite asegurar la existencia de comunidades asentadas en la zona.[12]

Las comunidades humanas se van volviendo sedentarias de forma progresiva y se dedican a la ganadería y el pastoreo itinerante dentro de un determinado territorio y, aunque no disponemos de referencias arqueológicas confirmadas, es muy probable que surgieran este tipo de asentamientos humanos cerca de la confluencia de los ríos Boeza y Tremor.

Se han practicado varios sondeos en torno a la villa de Albares de la Ribera que dan cuenta de este pasado por medio de diversos artefactos:

La edad de los metales berciana está marcada por el desarrollo de la cultura castreña dentro de la sociedad astur. El valle del Boeza y, en concreto, los diez km que separan los pueblos de Folgoso de la Ribera y Las Ventas de Albares, es una zona particularmente densa en sitios castreños dentro de la provincia. En la Carta arqueológica de la provincia de León se han consignado numerosos asentamientos de este tipo:[16]

El área de la villa de Albares de la Ribera pertenecían al pueblo Susarro, tribu astur cismontana, cuyo territorio se extendía en torno al asentamiento de Paemeiobriga (situado en los terrenos del actual pueblo de San Román de Bembibre). Estos pueblos empleaban una lengua que se incluye dentro de los idiomas celtas galaicos y, de esa época, nos han llegado algunos topónimos que, aunque evolucionados, conservan algunas raíces celtas: el propio nombre de la villa de Albares (del celta alp-barra, altura-fortaleza) podría hacer referencia al castro de Las Torcas; el paraje de Valdecontina conserva la raíz celta kon-/kun- (que significa paraje en parte llano y en parte quebrado);[19]​ Las Torcas mantiene la raíz preindoeuropea tor- (altura más o menos alargada) que dio lugar a la raíz celta taur- y a la latina taurus, torus (elevación de terreno).[20]

La romanización de la península ibérica comienza con el desembarco en Ampurias en el año 218 a. C., marcando el inicio de la Segunda guerra púnica, y concluye con el fin de las guerras cántabras en el año 19 a. C. El proceso de conquista se extendió desde la costa mediterránea hacia las actuales regiones de Asturias y Cantabria (conocidas por los romanos como Asturiae y Cantabri).

Las guerras cántabras comienzan tras la derrota de los Vacceos, tuvieron lugar entre los años 29 a. C. y 19 a. C. y enfrentaron al Imperio romano con los pueblos astures y cántabros, habitantes de la zona norte de la península (aproximadamente Asturias y Cantabria). Estas constituyeron la conquista definitiva de Hispania y fueron personalmente comandadas por el emperador Augusto. El territorio de la villa de Albares de la Ribera fue conquistado durante estas guerras en el año 25 o 26 a. C.

En el año 26 a. C., mientras Augusto combatía a los Cántabros, ordenó que parte de su ejército avanzase hacia el oeste para unirse a las tropas de Publio Carisio. Carisio, por su parte, avanzó desde Lusitania hacia el este, recorriendo el valle del Sil y estableciendo una guarnición que se llamaría Asturica, esta fue la responsable de hacer frente a los Astures y terminar de conquistar Hispania.[21]

Según Dion Casio, en el año 25 a. C., Augusto obliga a los pueblos vecinos de los Susarros a pedir la paz y entregar tributos.[22]​ Los Susarros habían visto como las tribus cercanas eran capturadas, masacradas y convertidas en esclavas, si bien es cierto que muchos pueblos celtas prefirieron suicidarse antes que postrarse ante los invasores.[23]​ Los Susarros no se levantaron en armas contra los invasores y, en el año 15 a. C., el emperador Augusto firma el Bronce de Bembibre, edicto en el que se concede al pueblo Susarro inmunidad y se le permite mantener sus tierras debido a que se habían mantenido fieles durante las guerras.

En el 25 a. C., se lanza una campaña que avanza hacia el oeste desde el campamento de Asturica Augusta entrando en El Bierzo, en el año 23 a. C. tiene lugar la conquista de Castro Bergidum y, en el 22 a. C., tiene lugar la batalla del Monte Medulio. Estas batallas marcan el final de las guerras cántabras en tierras bercianas y, para Augusto, estas contiendas marcan el final de la guerra y de las rebeliones en Hispania.[24]​ Pese a estar declarada la Pax romana, aún se producirían escaramuzas y algunas rebeliones hasta el 19 a. C., año considerado el fin de las guerras cántabras.

El imperio romano era un gran consumidor de metales de todo tipo y las tierras de El Bierzo eran consideradas como enormes explotaciones mineras. La forma de los castros situados en terrenos de la villa de Albares de la Ribera hace pensar que pudieron ser empleados con fines mineros ya que comparten geometría con otros asentamientos de los que se sabe que se dedicaron a este fin.[16]

Durante las guerras cántabras, se crea una provincia o distrito, de duración muy breve, que integraba todo el territorio no pacificado: la Provincia Transduriana. En torno a los años 13 y 15 a. C., este terreno queda integrado dentro de la provincia de Tarraconensis.

Tras la derrota de los pueblos indígenas, empieza un proceso de romanización muy intenso debido al gran interés de los conquistadores por la riqueza aurífera de El Bierzo:

La llegada de los romanos trajo consigo la disolución de las formaciones sociales prerromanas y los castros dejaron de ser el modelo de asentamiento predominante que habían sido hasta entonces y su pervivencia quedó restringida a los lugares abruptos y de difícil acceso.[27]​ Surgen gran cantidad de nuevos asentamientos abiertos situados en los llanos. Algunos se dedican a la agricultura en las tierras fértiles de las vegas de los ríos y otros desarrollan tareas metalúrgicas. También, son reseñables los centros de control de la población como es el caso de Bergidum Flavium e Interamnium Flavium, núcleos directamente ligados a la red viaria que une la cuenca de El Bierzo y Asturica Augusta, y auténticos pilares del control estatal sobre esta destacable región minera.[27]​ La antigua vía romana, la Via Nova, que conectaba Astorga con Braga, atravesaba el valle del Boeza pasando por los terrenos de Albares y cruzando Interamnium Flavium, asentamiento mencionado en el Itinerario de Antonino que los historiadores situaban, hasta hace poco, en las cercanías de San Román de Bembibre, entre los ríos Boeza y Noceda.[28]​ Rabanal Alonso justifica esta identificación en base a la coincidencia de las distancias del Itinerario de Antonino (30 millas romanas desde Asturica Augusta y 20 millas romanas desde Bergidum Flavium) y al propio significado del término romano Interamnium (entre ríos).[28][29]​ Sin embargo, Díaz Carro cree que Interamnium Flavium se asentaba en el barrio de la Villa Vieja de Bembibre, o bien en el llano de Santa Olaya, en las inmediaciones de Albares de la Ribera, o bien en el paraje del chanillo entre San Román y Bembibre, cerca de la cueva del lobo.[30]

No obstante, en la actualidad se cree que Interamnium Flavium, al igual que Bergidum Flavium, no fue un asentamiento único, sino un conjunto de yacimientos y lugares de ocupación, manifiestamente diseminados. En el caso de Interamnium Flavium, se conocen diversos enclaves que constituirían un agrupamiento poblacional bastante disperso situado en un área que incluiría Almázcara, San Román de Bembibre y Albares de la Ribera.[27][31]

Por otra parte, durante la segunda mitad del siglo I, es levantado el puente de Lagares o puente viejo de Las Ventas de Albares. Esta obra estará enmarcado en el trazado de la Via Nova a su paso por la villa y permitirá salvar el río Boeza.[12][32]​ Blázquez consigna la presencia de pavimento de la calzada perfectamente visibre aunque, desgraciadamente, estos restos no se conservan. [33]

Tras las guerras cántabras, la integración de El Bierzo fue de carácter meramente político. Los terrenos de la villa quedan integrados dentro del Convento Asturicense, con capital en Asturica Augusta (hoy Astorga), en la provincia de Tarraconensis. No obstante, a principios del siglo III, Caracalla integró el Convento Asturicense en la provincia Hispania Nova Citerior Antoniniana y, más tarde, la reforma territorial de Diocleciano, también en el siglo III, asignó dicho convento a la nueva provincia de Gallaecia. El territorio de El Bierzo queda dividido en dos municipios (Flavium): Bergidum e Interamnium, este último abarca los terrenos de la villa.

A partir del siglo III, se produce una grave crisis que recorre todo el Imperio Romano y, aunque sus causas escapan de las fronteras comarcales, es evidente que tiene profundas repercusiones: abandono de algunas explotaciones auríferas (se abandonan los castros mineros de la villa en esta época), amurallamiento de Castro Bergidum, migraciones desde otras regiones... La caída del Imperio romano de Occidente marca el final de la edad antigua.

En el año 409, varios pueblos bárbaros del norte de Europa penetran en Hispania y, hacia el año 411, los suevos invaden El Bierzo practicando saqueos y pillaje. Estas incursiones marcan el final de la dominación romana. Se establece un reino suevo federado del imperio romano con capital en Bracara Augusta (actual Braga, Portugal). Debido a la escasa información existente, no se pueden destacar aspectos relevantes del periodo suevo en El Bierzo más allá de generalidades. Del siglo VI, es el Parroquial suevo, documento en el que se da cuenta de los territorios que forman parte del reíno. En este, se dice que la diócesis de Astorga incluye el pagus (unidad administrativa) de Bergido.[34]

En el año 585, bajo la dominación del rey Leovigildo, cae el reino suevo y se produce la anexión del área bergidense al territorio visigodo.[12]​ Dentro de la provincia de Gallaecia, se forma el ducatus de Asturias y, dentro de este, el Bergidensis territori. Pliego Vázquez sitúa una ceca en las proximidades de los actuales terrenos de la villa, en terreno susarro.[35]​ No obstante, la ubicación de este lugar de acuñación de moneda es controvertido.[36]​ En la citada moneda, se puede leer la inscripción SUSARRES en referencia al pueblo Susarro que habitaba las tierras de la villa.[37]

Durante el reinado visigodo, surge una abundante vida monástica en todo el territorio comarcal y aparecen gran cantidad de monjes ermitaños que vivían en extrema pobreza dedicados a la vida contemplativa. Como consecuencia de esta densidad de religiosos, la región berciana es denominada Tebaida española. Entre los más destacados clérigos de este tiempo, destacan San Fructuoso y San Valerio, su alumno.[38]​ San Valerio escribe Vita Sancti Fructuosi donde recoge la biografía de San Fructuoso.

A finales del siglo VII, existen grandes rivalidades entre la nobleza y el clero que, unido a una profunda crisis social y económica y a la guerra con los vascones desencadena luchas de poder. El rey Wamba es depuesto en el año 680 y, bajo los reinados de Ervigio, Égica y Witiza no se alcanza una paz duradera que provoca que, en julio del año 711, el rey Rodrigo (quien había accedido a la corona en el 710 por la fuerza) sea derrotado en la Batalla del Guadalete por las fuerzas del general Táriq ibn Ziyad marcando el inicio de la conquista musulmana de la península ibérica.

En el plazo de menos de un siglo (Mahoma había muerto en el 632), el Islam se había extendido desde la península arábiga hasta dominar el norte de África y desembarcar en la península ibérica en el año 711. Las tropas musulmanas avanzan sin encontrar resistencia y, en el año 714, Musa ibn Nusair conquista Bergidum. Entre los años 718 y 722, se producen pequeñas escaramuzas entre las tropas exploradoras árabes y los Astures refugiados en las montañas asturianas. Estas refriegas y la Batalla de Covadonga marcan el inicio de la reconquista por parte de Don Pelayo.

En el plazo aproximado de cinco años, los musulmanes habrían conquistado la mayor parte del reino visigodo. No obstante, este sometimiento era principalmente de índole tributario. Se debe hacer notar que los árabes desistieron de conquistar la zona norte de la península debido a que se consideraba que era una zona montañosa de limitados recursos y, por tanto, poco apetecible.[39][40]

El rey Alfonso I de Asturias comenzó un proceso de expansión territorial que alcanzó tierras bercianas. No obstante, el dominio de esta zona fue alternándose hasta que, durante los reinados de Alfonso II de Asturias y Ramiro I de Asturias, se afianza el dominio cristiano de la región.

Durante las contiendas que tienen lugar durante la reconquista, la región de Bergido se convierte en un territorio casi despoblado. Los cristianos huyen hacia el norte y las tropas musulmanas apenas establecen núcleos de población relevantes y lanzan múltiples campañas de castigo contra los habitantes de la zona. El conde Gatón del Bierzo fue el encargado de encabezar la reconquista de la región berciana para el reino astur y, una vez que se asienta el dominio de la región, el rey Ordoño I de Asturias ordena la repoblación de la zona y, para ello, se establecen numerosos cenobios. Es muy probable que el monasterio de Santa María y San Martín de Albares fuera edificado como parte de esta campaña de repoblación y reconquista.

A partir de esta reconquista, El Bierzo se convierte en un distrito de gran relevancia dentro del reino que contaba con un gobernador propio, siendo el propio conde Gatón el primero de ellos.

Existe un amplio debate sobre la forma en que debe ser entendido el proceso de despoblación. Por un lado, Claudio Sánchez-Albornoz defiende que la despoblación fue real y que el proceso de repoblación significa la apropiación de la tierra por parte de individuos libres y un ordenamiento nuevo; por otro lado, Ramón Menéndez Pidal mantiene que la despoblación debe interpretarse como una ausencia de estructuras administrativas (aunque admite una baja densidad demográfica) y una posterior reinstauración organizativa.[41]​ Actualmente, la tesis de Menéndez Pidal goza de mayor aceptación.[42]

Tras la muerte del rey Alfonso III (último rey de Asturias), la villa se integra dentro del Reino de Galicia durante el reinado de García I de León (910-914) y, más tarde, después de que Ordoño II traslade la corte, dentro del Reino de León.

La primera reseña documental sobre la villa de Albares data del año 877 (durante el reinado de Alfonso III) y la conocemos gracias a Fray Pablo Rodríguez, quien tuvo acceso a documentos (pergamino destruido en 1810 cuando los soldados franceses destruyeron el archivo de la catedral de Astorga) donde se indicaba que un hombre llamado Ferrocequido, junto con su esposa Bronilde (o Pronilde), venden una viña a un individuo llamado Diego y a su mujer, Especiosa. De dicha viña, los primeros escriben «que nos habemus in derrodorio Brigides, in loco dicto Albares».[2]​ Hasta la fecha, esta es la primera referencia documental en la que aparece el nombre de la villa.

En el año 920 (durante el reinado de Ordoño II), el diácono Juan termina la Biblia de Albares para el abad Mauro, dicho trabajo fue realizado en el scriptorium del monasterio de Albares (del cual no queda ningún resto en la actualidad).

De los años 973, 974 y 988, se conservan documentos en los que se atestigua que las gentes de Albares realizaron múltiples donaciones al monasterio de Santa Cruz de Montes (próximo a la villa de Albares de la Ribera). Además de su proximidad geográfica, la sospecha de que el abad Mauro para el cual fue escrita la Biblia de Albares pudiera ser quien rigió el monasterio de Santa Cruz de Montes en esa época corrobora las buenas relaciones entre ambos cenobios:[43]

En los archivos astorganos aparecen más documentos, de fechas posteriores, en los que se reseña la existencia del asentamiento de Albares.

Al igual que en el resto de la comarca, Albares resurge como una pequeña aldea eminentemente agrícola establecida a la sombra de su monasterio. Los habitantes del lugar mantienen relaciones de parentesco (en un sentido amplio) y están muy unidos a la comunidad. No obstante, a medida que progresa la Edad Media, surgen nuevos sistemas de organización socioeconómica que, entre los siglos IX y XIII, darán lugar al feudalismo. La etapa feudal constituye el periodo de transición entre la edad altomedieval y bajomedieval.

Durante la época feudal, la sociedad queda dividida en estamentos: clero, burguesía y campesinado. Los dos primeros grupos sociales detentaban el poder sobre la tierra y ejercían una fuerte influencia política y económica.

A partir del reinado de Alfonso VI de León, se produce una profunda reorganización del territorio berciano y se produce su fragmentación interna en forma de tenencias y merindades. En este proceso, la villa de Albares se integra dentro de la tenencia del Boeza (que se extiende sobre las faldas de los Montes de León y los valles de los ríos Boeza, Tremor y Noceda), de la que tenemos noticia, por primera vez, en 1124 (durante el reinado de Urraca I de León), cuando estaba en manos del conde Suero Bermúdez.[46]​ Hay poca información acerca de las personas que fueron desempeñando esta tenencia pero se sabe que tenía gran relevancia y, de hecho, en 1187, se dice que Velasco Fernandi es tenente Bergidum et Bueza (tenente de El Bierzo y Boeza) dando a entender que ambas gozaban de la misma relevancia.[47]

En 1198, el rey Alfonso IX de León concedió a Bembibre el trascendental fuero de León para su gestión y gobierno, con las disposiciones, prerrogativas y exenciones que marcarían su desarrollo futuro. Lo que otorgaría a este burgo el control administrativo y económico de la cuenca del Boeza, al igual que el del paso de personas y mercancías en la ruta de acceso a Galicia.[48]​ La villa de Albares queda supeditada a esta gestión.

En 1230, tras la muerte del rey Alfonso IX de León, Albares queda integrado dentro la Corona de Castilla bajo el reinado de Fernando III de Castilla.

Por esta época, Bembibre surge como una importante población en la que se asienta la capital de la tenencia del valle del Boeza. A finales del siglo XII y principios del XIII, Bembibre se convierte en un destacado centro económico y político de la región en calidad de villa de realengo.[46]​ El señorío que tiene como centro la villa de Bembibre nace en el siglo XIV, siendo primer señor de Bembibre el Infante Alfonso de la Cerda, nieto de Alfonso X de Castilla, que en 1304 recibe esta concesión señorial, junto con otras, como recompensa por la renuncia a los supuestos derechos que poseía al trono.[49]​ A la sombra de esta nueva villa, se produce un importante crecimiento y expansión en las poblaciones circundantes, entre ellas, Albares.

La villa de Albares está en el feudo de los Miranda de Molinaseca, también señores de otros pueblos como San Pedro Castañero, Bembibre, Almázcara o Congosto, cuya casa solariega se encontraba en Molinaseca. El blasón de la casa de los Miranda de Molinaseca se corresponde con la segunda partición del escudo de la villa de Albares de la Ribera.[50]

La alianza entre los reinos cristianos (Navas de Tolosa, 1212) logra el definitivo derrumbe de Al-Ándalus, conquistando el sur peninsular con gran celeridad. El emirato de Granada rinde vasallaje al reino de Castilla y, en 1492, el rey Boabdil entrega Granada a los Reyes Católicos. Este hecho y el descubrimiento de América, marcan el final de la Edad Media.

El sistema político español durante la Edad Moderna es conocido como antiguo régimen. Políticamente, España es una monarquía absoluta, en términos económicos se produce la transición entre el feudalismo y el capitalismo y, socialmente, se produce el nacimiento de una burguesía que se establece como opositora de la sociedad estamental tradicional.

Laureano M. Rubio indica que Albares está integrada dentro de la intendencia de Ponferrada como villa de señorío nobiliario bajo el amparo del Marqués de Távara.[51]​ El Marquesado de Távara (ahora escrito Tábara) fue creado en 1541 por el rey Carlos I de España en favor de Bernardino Pimentel y Enríquez. A partir de este momento, se considera que Albares es villa y no únicamente una aldea o pueblo.

Aunque no existe información documental al respecto, hay pistas que indicarían que la actual casona de los Sabugo podría haber sido la residencia del marqués con base en que esta ocupa un lugar de honor dentro de la plaza central de la villa (privilegio habitual para las casas señoriales) y, aún hoy, se denomina Traspalacio (entiéndase detrás del palacio) al paraje que se haya por detrás de esta casa.[52]

En el siglo XVI, se inicia la construcción de la iglesia parroquial de San Millán, trabajos que se extendieron hasta el siglo XVII aunque se han ido sucediendo diferentes reformas a lo largo de los años.

La Provincia del Vierzo, o intendencia de Ponferrada, se constituye como una de las cuarenta provincias que conforman el Reino de Castilla según el Censo de Pecheros de 1541 y el posterior Censo de la Corona de Castilla de 1591 (Libro de los millones) elaborado en tiempo de Felipe II de España.[53][54]​ La villa de Albares está integrada dentro de esta demarcación.

Los señores de Albares estaban emparentados con los primeros prestameros de Tabladillo, los Avendaño, y, posteriormente, con sus sucesores, los Paniço de Bolonia y Padua.[55]​ En 1656, es bautizado Domingo Paniço de Albares, [56]​ hijo de Juan Paniço y de Ana de Albares siendo el apellido de Albares procedente de Albares (villa enmarcado dentro del señorío de los Miranda de Molinaseca, emparentados con los antiguos prestameros de Tabladillo). Las familias de Albares y de Miranda estaban emparentadas.[56][57]

Según el Catastro de Ensenada, en 1752, la villa de Albares está incluida dentro del partido de León, en el epígrafe de "Villas de jurisdicción sobre sí" y en el apartado de "Jurisdicción señorial seglar".[58]

En 1764, Carlos Lemaur descubre carbón en la comarca del Boeza (en lo que será el municipio de Albares de la Ribera). Este hecho unido a la caída del absolutismo permite que surja los primeros atisbos de burguesía y surgen las primeras instalaciones protoindustriales (ambos, en general, con poco recorrido).[59]

Manuel I. Olano Pastor afirma que, como consecuencia de la abundancia de materia prima y de la rica industria siderúrgica, existe constancia de que la villa contaba con una herrería movida por las aguas del río Boeza a mediados del siglo XVIII.[60]

Por tratarse de una villa de interior y eminentemente agrícola, la colonización americana contó con pocos representantes naturales de Albares. Rodera Alonso consigna, empleando datos del archivo de Archivo General de Indias, la participación de Juan y Juana Fresco Fernández en una expedición de 1782 con destino a Uruguay.[61][62]​ Esta expedición se enmarcaría dentro de la lenta conquista, durante el siglo XVIII, de los virreinatos del cono sur y como parte del proceso de población del recién creado Virreinato del Río de la Plata o de los Establecimientos coloniales de la Patagonia atlántica.

Durante los últimos años del siglo XVIII, se desencadena un conflicto político y social en Francia (la Revolución francesa) que termina, en 1799, con un golpe de estado encabezado por Napoleón Bonaparte. Estos hechos marcan el final de la Edad Moderna y, aunque no tuvieron ninguna repercusión en la villa de Albares de la Ribera, desencadenó la invasión de España por parte de las tropas francesas.

En 1807, en un movimiento estratégico que, con la perspectiva que da la historia, solo podría catalogarse como cuestionable, España firma el Tratado de Fontainebleau con el emperador Napoleón por el cual se estipulaba la invasión conjunta de Portugal. No obstante, a lo largo del año 1808, las tropas francesas comienzan a invadir progresivamente todo el reino de España hasta que José I Bonaparte, hermano de Napoleón, se alza como nuevo rey. Ese mismo año, se inicia la Guerra de la Independencia Española.

En 1810, el gobierno josefino divide el territorio español en 38 prefecturas y 111 subprefecturas diseñadas por José Lanz. La villa queda integrada dentro de la prefectura del Esla, en la subprefectura de Astorga. En 1811 las Cortes de Cádiz derogan los señoríos jurisdiccionales, desapareciendo así la división entre señorío y realengo.

Durante la Guerra de la Independencia, la villa de Albares de la Ribera fue invadida, asaltada y saqueada por las tropas francesas. Además, estas mismas tropas emplearon la iglesia parroquial como lugar de pernocta. Estos hechos han sido ampliamente tratados y documentados.[63]

Nuestro citado Dn. Carlos, Cura que era aquel entonces, y quedando yo vicario actuante recogí varios papeles, y nada servían. El Libro de bautizos, el de casados y difuntos, varios quadernos de libros de partidas viejas, de apeos, de quentas viejas un libro de quentas mas modernas con falta de ojas y folios, otros libracos de quentas (de) cofradías mui antiguas, que no existen y otras partidas de nacidos, casados y muertos, que no tienen... cabeza de todos ellos, puede reformar las [...] y precisos para el regimen y gobierno... de partidas, y quentas de fabrica... todo lo qual certifico, para noticia de los venideros a esta de Albares, quedandome aun corto en la narrativa, según que de todo, y mas por estenso darán noticia los que viven, y me sobrevivan; y para que conste lo firmo en 1º de Enero de mil ochocientos y diez en que entré Cura de este dicho pueblo y su parroquia.

Como se indica en este escrito, el 2 de enero de 1809, las tropas francesas invadieron la villa, la saquearon y ocuparon la iglesia durante tres noches.

De otra crónica posterior del mismo autor tenemos:[64]

Pongo en noticia a mis sucesores y en el día dos de Enero de 1809 entró la guerra francesa en este pueblo y a pocos días llegó furia de tropa con mucho carruaje y artillería que paró e las heras, en cuia noche de uno de estos días atacaron y irrumpieron la Iglesia saqueandola de todas las alaxas de plata que fueron una cruz grande que poco tiempo había venido de Astorga, hecha todo de nuevo, la que según noticias costó 16000 reales, otra más pequeña y cotidiana, reformada que costó 600 reales.
Saqueron también tres cálices con sus patenas, uno mui grande, cuio pie de realze hazía para el veril y de mucho mas, pero que de nuevo se hizo en los años pasados; un copón bastante grande, las vinageras y platillo, el incensario y naveta todo de plata, quedando sólo en esta especie de caliz pequeño por la reserva de un curioso, la cajita de viático, la corona de Ntra. Señora y la luna del viril, y las olieras; llevaron tambíen una vanda de china y unos paños de cálices, dejando la demás ropa blanca y vestiduras sagradas arruinadas, destruidas y hechas pedazos. En las temporadas sucesivas de vuelta; quemaron varias alajas, como puertas y rejillas de confesionarios y rajaron arcas, cajones, frontales, pendón, estandarte, faroles y demás que encontraron. Por quanto se calcula todo este año y las alajas robadas en mas de cinquenta mil reales, además, de haber quedado la Iglesia y sus puertas con portales enteramente puercas y derruidas.
(Nota 3ª) Este pueblo, fuera de no haber sido quemado, como sucedió en otros varios, quedó enteramente saqueado y robado de todo género de comestibles y ganados, con las más alajas y vestiduras que pudieron encontrar, y llevar tras de sí; no obstante a pesar de tan Gran desolación para subvenir a las necesidades de la iglesia y proveherla de lo más preciso y necesario para el divino culto exorté a los vecinos y Maiordomos andasen y concurriessen, concurrieren en los que cada uno buenamente pudiera, por lo que puede ir cobrando rentas y quentas vencidas y se irán venciendo, las cantidades que por menudo constan de mis quentas, etc.

En 1814, el emperador Napoleón reconoce al rey Fernando VII de España con gran apoyo popular. Una de sus primeras medidas consiste en ilegalizar las Cortes de Cádiz y la Constitución española de 1812.

En 1822, durante el Trienio Liberal, tras la Reforma Territorial de España de 1822, se ordenan 52 provincias, Albares queda integrada dentro de la provincia de Villafranca (con capital en la que hoy es Villafranca del Bierzo) o provincia del Vierzo.

En 1833, la reforma territorial de Javier de Burgos integra a la villa (al igual que a toda la comarca) dentro de la provincia de León (región de León), la división en provincias se mantendrá prácticamente inalterada hasta nuestros días. No obstante, durante las siguientes tres décadas, existe una gran actividad reivindicativa. Nace el Ayuntamiento de Albares de la Ribera (integra a los pueblos de Albares de la Ribera, La Granja de San Vicente, Fonfría, Matavenero, Poibueno, San Andrés de las Puentes, San Facundo, Santa Cruz de Montes, Santa Marina de Montes, Santibáñez de Montes y Torre de Santa Marina).

En 1845, el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España describe la villa indicando que se cuentan varios molinos harineros, extensos campos de cereales, profundos bosques de castaños y múltiples telares de lino.[65]​ Asimismo, se indica que no se conocen enfermedades más allá de las comunes, por lo que cabe suponer que Albares no fue azotada por las hambrunas y plagas de cólera que asolaron El Bierzo durante el siglo XIX.[66]

Laureano M. Rubio Pérez señala la gran importancia de la industria textil en la cuenca del Boeza y, en especial, en Albares e indica que, en el siglo XVIII, los 102 vecinos de la villa elaboraban 2266 de las 30000 varas de lienzo que se fabricaban en El Bierzo. De ahí la gran relevancia de las linares que se plantaban en las zonas llanas próximas al curso del río.[67]​ De hecho, incluso hoy, esas zonas de huerta son conocidas como las linares (aun cuando el lino ya no se cultiva).

En 1866, nace Antolín López Peláez en Manzanal del Puerto (aunque su familia paterna era de Noceda del Bierzo), más tarde, será obispo de Jaca (1905) y arzobispo de Tarragona (1913). Tuvo un papel muy activo en la construcción de la carretera Albares de la Ribera-Folgoso de la Ribera. Además, pasa largas temporadas en el complejo y casa solariega de la Huerta Grande (la construcción de la casa se inicia en 1898). Antolín López Peláez fallece, en Madrid, el 22 de diciembre de 1918 y es enterrado en Tarragona por expreso deseo.

El triunfo de la Revolución de 1868 supuso el exilio y destronamiento de Isabel II de España y dio paso al denominado Sexenio Democrático, dentro del cual se enmarca la proclamación de la Primera República Española el 11 de febrero de 1873 ( se produce una redistribución territorial en 1873, durante la república). El sexenio fue una época muy convulsa e inestable que termina con el pronunciamiento del 29 de diciembre de 1874 del general Arsenio Martínez Campos y que da comienzo a la restauración borbónica en España e inicia el reinado de Alfonso XII de España. La villa contó con un importante movimiento reivindicativo a lo largo de estos años de cambio.

En 1873, se aprueba el trazado ferroviario entre las localidades de Brañuelas y Ponferrada, uno de los segmentos más complejos de la línea Palencia-La Coruña por su accidentada orografía. El trazado discurre a través del municipio de Albares de la Ribera cruzando los terrenos de la villa, entrando desde el valle del río Tremor hacia el del Boeza. Este tramo se inaugura en 1882 y la totalidad de la línea en 1883.[68][69]

Una virulenta plaga de filoxera llega a la península, en 1878, a través de los puertos de Oporto, Málaga y Gerona. El foco portugués se extiende hacia Galicia y, a través del valle del río Sil, hace su aparición en el Bierzo durante la vendimia de 1885 y, en la de 1887, ya afectaba gravemente a toda la comarca.[70]​ La plaga de filoxera supuso un importante parón en la producción de vino y en la actividad económica de la villa (y de todo el Bierzo). A lo largo de los últimos años del siglo XIX y principios del XX, se lleva a cabo una importante labor para arrancar las cepas viejas y replantar vides americanas, resistentes a la plaga. La importancia económica de la industria vitivinícola en la villa provoca una fuerte emigración y un importante descenso demográfico.[71][72]

Los últimos años del siglo XIX traen consigo la llegada del ferrocarril y de la electricidad pero, como contrapunto, la gran plaga de filoxera destruyó la práctica totalidad del viñedo de la comarca y la incapacidad para competir contra los productos importados (hierro vasco, textiles catalanes...) propicia el cierre de fraguas, ferrerías, telares caseros y otros talleres de artesanía . El final del siglo XIX está marcado por la desaparición de los empleos de miles de jornaleros y grandes movimientos migratorios unidos al profundo malestar nacional debido a la pérdida de las últimas colonias.

El siglo XX comienza marcado por una gran euforia minera y, aunque se conocía la existencia de carbón (sobre todo, Antracita) en el municipio de Albares de la Ribera desde 1764, no es hasta la fundación, el 31 de octubre de 1918, de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (la mayor empresa privada de carbón de la historia de España hasta su quiebra en 1983) que empieza realmente la minería industrial en la zona. La Primera Guerra Mundial supone un fuerte revulsivo para la economía de la zona ya que España (neutral en la contienda) se convierte en proveedor de materia prima.

El 02 de julio de 1916, se publica el cambio de nombre de la villa, que pasa de llamarse, simplemente, Albares a convertirse en Albares de la Ribera, nombre que sigue vigente en la actualidad.[73][8]

En 1924, la sociedad “Rodríguez Crespo y Cía.” lanza un proyecto para una central hidroeléctrica destinado al alumbrado de Albares de la Ribera.[74]

El 19/06/1940, se publica, en el Boletín Oficial de la provincia de León, que la Sociedad Anónima Explotaciones Hidroeléctricas del Sil (SAEHS) pretende derivar, desde su línea de transporte de energía eléctrica Ponferrada-Brañuelas, una red de distribución que contará con un ramal hacia Albares de la Ribera.[75]

Las primeras décadas del siglo XX son muy convulsas en términos políticos aunque sus consecuencias apenas se dejan sentir en la villa de Albares de la Ribera: el reinado de Alfonso XIII de España termina el 13 de septiembre de 1923 en favor del dictador Miguel Primo de Rivera y, tras un breve periodo de transición e indefinición, el 14 de abril de 1931, se proclama la Segunda República Española.

El 18 de julio de 1936, en un ambiente de gran inestabilidad social y política, se produce un alzamiento encabezado por militares insurgentes que marca el comienzo de la Guerra Civil Española. Albares de la Ribera (junto con la mayor parte de la comarca) es incluida dentro del bando nacional el 21 de julio de 1936.[76]​ Tras la conquista, comienza una fuerte represión (especialmente contra autoridades, maestros y sindicalistas).

A lo largo de la Guerra Civil, muchos de los habitantes de Albares fueron asesinados de forma inmisericorde, en muchas ocasiones, denunciados como subversivos por sus propios convecinos, a pesar de que la mayor parte de la población de la villa estaba formada por campesinos o mineros, prácticamente analfabetos, cuyo único delito contra el régimen era formar parte de las uniones obreras. El 1 de abril de 1939, el general Francisco Franco firma el último parte de guerra y declara la victoria del bando nacional.

El 9 de mayo de 1941 (solo dos años después del final de la Guerra Civil), el Boletín Oficial de la Provincia publica y oficializa el cambio de capitalidad del municipio en favor del poblado de Torre del Bierzo, [77]​ hasta ese momento llamado Torre de Santa Marina, ya que era solo un suburbio de la localidad de Santa Marina de Torre.[78]

El 2 de agosto de 1940, el alcalde de Albares de la Ribera (Virgilio Riesco, empresario minero) presentaba al pleno municipal "la justa demanda de cambio de capital de este municipio y de denominación del mismo al pueblo de Torre, con el nombre de Ayuntamiento de Torre del Bierzo"

José Antonio Balboa indica que "en este hecho hubo sin duda motivaciones políticas y económicas, aprovechándose Torre de contar con poderosos empresarios mineros y jerarcas falangistas, además de una situación jurídica irregular y provisional: no era realmente una Corporación sino una gestora quien gobernaba entonces el municipio".[79]​ Al frente del ayuntamiento estaba Virgilio Riesco como alcalde, Avelino Silván (también empresario minero) como teniente de alcalde, junto a Manuel Merayo. A su lado estaban Pedro Ribera, Laureano Fernández, Jesús Álvarez y Manuel Martínez como gestores y José Laurel como secretario.

Estas ocho personas firmaron el acta de la sesión plenaria que ratificó el cambio con un apoyo de más de dos terceras partes, encontrando en Manuel Merayo y Jesús Álvarez los únicos votos en contra de la propuesta, quienes resaltaron que la corporación solo tenía potestad gestora. Según recoge el acta, Merayo y Álvarez indicaron que "su nombramiento [el nombramiento de la corporación gestora] solo fue por las circunstancias extraordinarias en las que se haya la nación, no representa la voluntad del municipio, requisito imprescindible para tomar acuerdo de tal trascendencia". Asimismo, estas dos personas añadieron que "sería necesario un referéndum con el voto favorable de la mayoría absoluta del censo electoral".

En la opinión de Merayo y Álvarez, esta decisión solo trata de "resucitar el viejo pleito que parecía enterrado y la lucha política de siempre por la hegemonía" y acusaron a la gestora municipal de aprovecharse de que la mayoría eran de Torre para lograr "lo que no pudieron conseguir durante más de treinta años porque, a pesar de todo, ha estado la ley que se oponía a sus infundadas pretensiones".

Los motivos del cambio se articulaban sobre la ubicación céntrica del poblado de Torre dentro del municipio y la mayor importancia que estaba cobrando debido a la minería y el ferrocarril. Virgilio Riesco indica que "no ofrece, pues, la menor duda que el pueblo de Torre es el más céntrico, de mayor núcleo de población y de más importancia industrial y comercial". Estas palabras se apoyaban en el censo de población (916 habitantes para Torre de Santa Marina y 691 para Albares de la Ribera y Las Ventas de Albares).

Además del argumento demográfico, se esgrimía que Torre contaba con líneas telefónicas y telegráficas, que pasaba la carretera general N-IV Madrid-La Coruña y que era la sede de las empresas mineras de Benito Viloria Albares, Avelino Silván Silván (miembro de la gestora), Francisco Moy y Virgilio Riesco (alcalde). Por otra parte, contaba con dos importantes explotaciones mineras (aunque no tenían su domicilio en el poblado de Torre): Antracitas de Santa Cruz de Montes y Antracitas de Brañuelas. Torre contaba con una estación ferroviaria y con reserva de máquinas del Ferrocarril del Norte de España y, según el Mapa Nacional de Suministros, en 1945 llegó a haber 221 ferroviarios en Torre.

Albares de la Ribera hizo frente común con San Andrés de las Puentes, Fonfría, San Facundo, Matavenero y Poibueno presentando un escrito ante el Gobernador Civil en el que se denunciaba la ilegalidad del cambio y se rebatían las razones del alcalde. En este informe se indicaba también que en Albares y San Andrés había explotaciones mineras, se ponía de relevancia la gran importancia de la agricultura en contraposición a la minería y se indicaba que el depósito de máquinas del ferrocarril y las minas desaparecerían: "Cuando la Compañía de los Ferrocarriles del Norte de España realice el proyecto que tiene de establecer los depósitos en Ponferrada porque Torre carece de espacio para las necesidades de hoy, y en rápido descenso y próximos a agotarse los yacimientos de antracita -que, por otra parte, en un régimen normal de precios no puede soportar la competencia por su inferior calidad-, Torre volverá a ser lo que era, un pueblecito sin importancia". Se ha de hacer notar que la historia, aunque tarde, les dio la razón, sin embargo, no fue por agotamiento de las minas.

Ya son pocos los que recuerdan aquel día pero los habitantes de la villa de Albares declaran que, ese día, llegó una furgoneta de las minas escoltada por la Guardia Civil que se llevó armarios con documentación y otro tipo de mobiliario. La situación política del país no permitió que la gente se enfrentase a este cambio ya que aún seguía vivo el recuerdo de los asesinatos durante la Guerra Civil a manos de las fuerzas franquistas. Por otra parte, en Torre se resta importancia a la usurpación y se recuerda como un hecho gozoso aunque polémico.

El 18 de mayo de 1941, se celebra la primera sesión plenaria y se ratifica el cambio de capitalidad "en virtud de orden del Ministerio de Gobernación" y una vez que se "ordenó traslado de toda la documentación municipal, mobiliario, y demás enseres a esta localidad, el cual se efectuó el día 16 del mes en curso y quedando instalada la casa ayuntamiento y dependencias municipales en el edificio que venía ocupando la jefatura local de FET de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista)".

El general Franco, tras la victoria del bando nacional en la Guerra Civil, instaura un régimen dictatorial, fascista y genocida que sume al país en la miseria y el ostracismo internacional. Durante este periodo, la economía de la villa se asienta sobre la agricultura y ganadería de subsistencia y la minería. En toda la comarca berciana se forman grupos guerrilleros que combaten contra el régimen.

Después de la Guerra Civil, la minería berciana experimenta un enorme crecimiento impulsada por las políticas autárquicas y la necesidad de reconstruir e industrializar el país. Esta tendencia se mantiene hasta la década de los sesenta, cuando entra en crisis debido a los intentos de liberalización económica.

El municipio de Torre del Bierzo experimenta un gran crecimiento demográfico, desde mediados del siglo XX, impulsado por la potente industria minera y ferroviaria que se asentó en la zona.

El 3 de enero de 1944 tiene lugar, en terrenos de la villa de Albares de la Ribera, uno de los accidentes ferroviarios más graves ocurridos en España. Dentro del túnel número 20 de la línea Palencia-La Coruña, se produce un choque entre dos trenes que circulaban en sentidos contrarios. El régimen franquista reporta, oficialmente, un total de 78 víctimas, no obstante hay indicios que elevan esta cifra hasta 800. Muchos de los habitantes de la villa de Albares participaron en las labores de rescate y atestiguan que la desgracia era muy superior a lo que informaban las autoridades.

En 1949, Franco inaugura, en Ponferrada, los grupos I y II de la Central de Compostilla y, entre 1954 y 1957, se activan dos más. En 1972, inicia su actividad la Central térmica Compostilla II en Cubillos del Sil.

Al final del franquismo, con la Ley de Minas de 1973, se apuesta por la minería del carbón, al subir el precio del petróleo. Esa ley da cobertura jurídica a los cielos abiertos que, junto con la Ley de Fomento de la Minería (1977) y el Plan Energético Nacional (1979), van a encontrar soluciones en la subvención de las empresas mineras.

El 20 de noviembre de 1975 se anuncia oficialmente la defunción de Franco, dos días más tarde, el 22 de noviembre de 1975, el sucesor escogido por el dictador, Juan Carlos I de España, es proclamado rey. El 6 de diciembre de 1978, la Constitución española es ratificada por referéndum popular. La villa de Albares de la Ribera queda integrada dentro de la comunidad autónoma de Castilla y León.

En 1981, nace la asociación sociocultural y revista Albarada (se publica el primer número en abril de 1982) y,[80]​ en 1984, la película El Filandón inmortaliza la villa y a buena parte de sus lugareños.

El 2 de agosto de 1985, se constituye la Comunidad de Regantes de la Presa de la Villa en virtud de lo dispuesto en el artículo 73 de la ley 29/1985.[81]

Con la llegada de los socialistas, se busca restaurar los espacios naturales afectados por la minería (1982) y se creará el Estatuto Minero para reducir jornadas y obtener más beneficios sociales para los trabajadores (1983), lo que no impide que, a finales de 1985, haya una gran huelga del sector ante el plan de reestructuración de Hunosa. Con la entrada en la Comunidad Económica Europea, el carbón español continúa en declive por su elevado precio. Muchas empresas se verán obligadas a cerrar o a fusionarse por la excesiva competencia del mercado internacional. La edad dorada del carbón termina. Ante las presiones de la Comisión Europea, el Gobierno español no tuvo más remedio que poner en marcha la reordenación oficial de la industria del carbón. Desde sus inicios en 1990, se han sucedido cuatro planes:[82]

En 1993, se publica la resolución favorable sobre la Declaración de Impacto Ambiental para la construcción de la Autovía del Noroeste a su paso por la villa de Albares de la Ribera.[83]​ A lo largo del año 1993 comienzan las primeras expropiaciones y trabajos y, en el año 1999, se inauguran los 17 km de la A-6 entre las localidades de Manzanal del Puerto y San Román de Bembibre discurriendo junto a la villa de Albares y poniendo fin a los trabajos que esta conllevó. La autovía será completamente inaugurada tres años más tarde.[84]

Con el dinero de la expropiación de algunos de los terrenos comunales para la construcción de la autovía, la Junta Vecinal pudo hacerse con la el complejo y casa solariega de la Huerta Grande. Progresivamente, esta será rehabilitada y reacondicionada para acoger algunos de los eventos que se celebran en la villa.

En 1997, UNINSA absorbe todos los pozos mineros del municipio, los cuales, poco a poco van perdiendo actividad hasta que, en 2013, se produce el cierre del pozo Salgueiro, poniendo fin a la historia de la minería en la zona.

En el verano de 1998, entra en servicio la piscina y, el 13 de junio de 1998, se inaugura el Edificio de Usos Múltiples de Albares de la Ribera dotado de un nuevo consultorio médico, salones, oficinas varias y un bar.

En noviembre de 2006, la Consejería de Fomento aprueba la construcción de las aceras en los márgenes de la carretera LE-461 a su paso por la villa. Las obras comienzan en julio de 2007.[85]

El 18 de abril de 2007, se publica en el Boletín Oficial de León que se inician los trámites administrativos relativos a la cesión gratuita de 98000 metros cuadrados de terrenos propiedad de la Junta Vecinal de Albares de la Ribera en favor de la Fundación Santa Bárbara.[86]

El 7 de julio de 2013, se produce un acto de Jura de Bandera dirigido exclusivamente a civiles presidido por el General de División del Ejército del Aire y Jefe del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Torrejón de Ardoz, Rubén Carlos García Servert.[87]

El 9 de agosto de 2019, el Boletín Oficial del Estado publica que José Calvete, un vecino de la villa, murió en el campo de concentración de Buchenwald el 23 de mayo de 1944 a manos de las fuerzas nazis.[88][89]

Con la excepción del Antifonario mozárabe de la catedral de León, se trata del códice completo más antiguo que ha llegado hasta la actualidad de entre los que se cuentan dentro del arte mozárabe del siglo X. Esta Biblia, acabada en el año 920, fue realizada por el diácono Juan y por el sacerdote Vimara (existe controversia sobre el papel de cada uno de ellos) en el monasterio de Albares (el cual había sido fundado por monjes venidos de Andalucía) para el abad Mauro. Estaba compuesta por dos tomos pero solo se conserva uno de ellos en la Biblioteca de la Catedral de León bajo el nombre de Códice número 6.[90][91][92]

Este códice constituye la segunda parte (la única que ha llegado hasta nuestros días) de una Biblia que comienza con el libro de Isaías, los Evangelios (incluyendo sus tablas de concordancia), las genealogías de los personajes bíblicos y algunos otros escritos, destaca uno sobre la vida de San Froilán, patrón de la diócesis de Astorga. En sus páginas, es posible encontrar diversos comentarios al trabajo de Juan y Vimara, algunos anotados por los propios autores, muchos de ellos en árabe.[93]

Considerada como uno de los textos más destacados de la iconografía altomedieval española, este códice, iluminado por el diácono Juan, destaca por presentar un estilo sin conexión con el de los Beatos, propio de un artista no sometido a ninguna escuela. Recoge un impresionante conjunto de miniaturas en las que, aunque se puedan encontrar muchos antecedentes e influencias, la personalidad y la originalidad de su iluminador las convierten en algo especial, absolutamente diferente del resto de los códices de su tiempo.

Sus ilustraciones son memorables por su gran capacidad de síntesis y por su libertad expresiva, constituyendo un conjunto notablemente distinguido. En ella, se pueden encontrar letras capitales decoradas con figuras humanas como las que son propias de los primeros escritos merovingios, desde donde fueron incluidas dentro del repertorio ornamental mozárabe.[91]

Se emplean con frecuencia colores de tonos crudos, siempre sobre fondos no coloreados, ocupando páginas completas o en viñetas o círculos insertados en páginas con texto. También se ilustra mediante arquerías decorativas contenidas dentro de otro arco mayor, separando las columnas del texto, en las que se aleja de la monotonía mediante el empleo de distintos motivos y formas en las columnas, sus basas y sus capiteles (que en algunos casos recuerdan a los de iglesias visigodas como San Pedro de la Nave u Obiols y a las tallas de algunas pilastras de Mérida), así como en las figuras de la cabecera de los arcos, que son de medio punto en la mayoría de los casos, algo poco habitual en la miniatura mozárabe.[94]

No obstante, la madurez y seguridad que demuestra el diácono Juan y las muchas coincidencias con otros textos hispanos coetáneos hacen que sea evidente que esta obra se enmarca dentro de una larga tradición de miniaturistas en la península que, quizás iniciada en los grandes scriptorium visigodos del siglo VII, perduró en algunos monasterios cristianos de Asturias y Navarra y creció entre los cristianos de Andalucía que, además, pudieron desarrollar sus conocimientos en un entorno tan prolífico para la cultura como el califato cordobés.

Únicamente debido a la existencia de modelos de un estilo y unos contenidos bien definidos, se explicarían las similitudes apreciadas en la miniaturas de algunos códices realizados en la primera mitad del siglo X, encontrándose algunos alejados geográficamente, e incluso realizados en territorios bajo dominio musulmán.[94]

Dentro del conjunto de miniaturas de este códice, de tan alta calidad y originalidad, que se caracterizan por la estructura alveolada de las formas, así como su distribución en colores segmentados por las líneas, como si se tratase de distintas células de una joya, de gran efecto decorativo y vigor expresivo, es obligatorio destacar sus páginas de los evangelistas, en las que por primera vez se sustituye la representación tradicional carolingia de los cuatro medallones de los evangelistas flanqueando un Cristo en Majestad central, que aquí se representan a página completa mediante magníficos ángeles alados dentro del medallón, con el animal del tetramorfos en su borde superior, y la intersección de cuatro rosetones de tamaño menor y una rica decoración de tipo sasánida.[94]

El problema fundamental que presenta este códice es el de localizar el monasterio en el que el diácono Juan lleva a cabo su obra. Para solucionar este problema, hay que partir de las propias palabras del autor, estampadas en el colofón del libro, cuando el escriba se sentía aliviado y feliz por haber llevado a buen término su obra.

Hoy no es posible leer esto y, ya en el año 1919, escribió el padre García Villada, después de hacer una descripción detallada de todo el libro: “Folio 275 v.º. En este último folio había una suscripción, completamente borrada, por haber algún despreocupado e ignorante usado un reactivo impropio”.[95]​ Afortunadamente, antes de que esta pérdida ocurriese, se leyó y se transcribió casi todo el contenido de aquella página final del libro y, por tanto, podemos conocer la casi totalidad del texto desaparecido.

El mismo padre García Villada recoge la transcripción hecha y publicada por Beer y Díaz Jiménez. Además, esta se completa con otras transcripciones, de épocas anteriores, perfectamente compatibles entre sí. El texto completo del códice decía:[95]

fuit iste liber sub umbra-
culo Sancte Marie
et Sancti Martini in monas-
terio vocabulo Alba-
res. Notum die
VIII kalendas...
Era DCCCCLXVIII.
Anno feliciter glorie sue
rege nostro Ordonius VI
anno regnante.

Es decir: "Bajo el nombre de Cristo, se terminó este libro a la sombra de la iglesia de Santa María y San Martín, en el monasterio llamado Albares, el día octavo de las kalendas de... en el año 930, en el sexto del reinado felizmente glorioso de nuestro rey Ordoño . Feliz aquel...".

No hay duda de que Juan, diácono, escribió el códice en un monasterio conocido con el nombre de Albares. Y, por otro lado, existe abundante documentación indicando la existencia de un monasterio berciano ubicado en las inmediaciones de lo que hoy es la villa de Albares de la Ribera.[91]

En el segundo folio de la obra, aparece una inscripción que dice:[95]

Esta inscripción liga estrechamente el libro con un abad de nombre Mauro. Respecto a este, cabría suponer que era quien regía el destino del monasterio de Albares pero no se ha encontrado documentación que pudiera corroborarlo. Quintana Prieto nos indica que dicho abad podría identificarse con la persona que hubiera gobernado el monasterio de Santa Cruz de Montes, muy próximo a la localidad de Albares de la Ribera.[43]

De esa época, de entre los muchos abades correspondientes a monasterios astorganos, solamente se ha registrado uno con el nombre de Mauro perfectamente documentado. Según los datos disponibles, este hombre rigió el monasterio de santa Cruz de Montes, al menos, entre los años 940 y 946 (se desconoce el año de inicio o final de su abadiato). Por tanto, aunque el Mauro fuera abad en el año 946, no sería extraño que también lo fuera en el año 920 ya que se trata de un cargo vitalicio.

Tenemos indicios y documentación que atestiguan las excelentes relaciones entre la villa de Albares y el monasterio de Santa Cruz de Montes y, por tanto, no es extraño pensar que el abad Mauro, siendo conocedor de la destreza de los copistas del monasterio de Albares, encargase esta tarea.[91]

Del escriba sabemos que se llamaba Juan y había recibido la orden del diaconado como él mismo se encarga de recordarnos en el folio 91 vuelto, primera columna:[95]

En el folio 101 recto, segunda columna, se puede leer:[95]

Con estas palabras, además de recordarnos su condición de diácono, indica expresamente su condición de escriba.

En el folio 202 recto se expresa diciendo:[95]

La primera frase y los tres versos leoninos dan cuenta de su condición de autor y pintor del texto.

En el folio 111 recto se puede leer:[95]

ora pro scriptore,
si Christum habeas protectore,
cuando dominus noster rogaveritis.

A lo largo del texto, el diácono Juan demuestra, en múltiples ocasiones, que se trata de un hombre piadoso ya que, insistentemente, solicita que el lector le dedique alguna de sus oraciones. Por otro lado, debió tratarse de una persona ajena a la vida monástica ya que, de haber sido un monje, se hubiera referido a sí mismo como Munachus.

En virtud de lo indicado hasta ahora, no cabe duda de que Juan se dedicó a la escritura e iluminación del códice.

Pese a que su tarea se reducía a copiar en el pergamino diversos libros de la Biblia, Juan diácono nos dejó una obra importante, aunque muy breve, cuya originalidad es por entero suya: la biografía de san Froilán. Juan diácono debió admirar al santo e, incluso, llegar a conocerlo (recuérdese que este santo fue ermitaño en el Bierzo hasta su muerte, en el año 904).

El nombre de este sacerdote aparece en dos ocasiones a lo largo del códice. Una de ellas, en el folio 2 recto (ya comentado) junto al nombre del abad Mauro: Vimara, presbiter, fecit.[95]

En el folio 233, recto, segunda columna se puede leer: Obsecro: Qui hec legeritis Vimarani peccatori memineritis, quando domnum nostrum Jesum Christum rogaveritis.[95]​ La inscripción está puesta a línea tendida, con letra muy pequeña pero bien legible. La similitud de la letra, la igualdad del sentido y la semejanza de la versificación hacen suponer que no fue escrita directamente por Vimara, sino por el diácono Juan.

Si bien todo parece indicar que el diácono Juan fue el ejecutor de este códice, existe controversia sobre el papel que jugaba el sacerdote Vimara ya que, atendiendo a lo que se dice en la propia biblia, se podría atribuir la autoría a cualquiera de los dos o a ambos.

En el Diccionario de ilustradores españoles publicado en el Boletín de la Real Academia de Historia (número 140, 1957, páginas 49-170) se dice que este códice "fue hecho en colaboración con Juan, por el sacerdote Vimara".[96]​ No obstante, la realidad del texto da un papel sobresaliente a Juan.

Gómez Moreno escribe: Sabemos... que lo escribió y pintó Juan, diácono y que colaboró un Vimara, presbítero.[97]​ Y especifica la participación de este último: Autor acaso de muchas glosas y notas que acompañan al texto. A lo largo del texto, aparecen numerosas referencias al diácono Juan y ello nos puede hacer pensar que el papel del sacerdote Vimara sería el de un comentarista, aunque de poca amplitud.

Otro tema, planteado por diversos autores pero pendiente de un análisis más profundo, es el generado por las evidentes semejanzas que existen entre algunas de las características de las miniaturas del diácono Juan y una parte importante de la época cubista de Picasso y algunas de sus obras posteriores. Sabemos que en 1924, en pleno apogeo del cubismo, la Sociedad de Amigos del Arte organizó en Madrid una exposición de manuscritos miniados españoles volviendo a sacar a la luz, después de un olvido de muchos siglos esta faceta de nuestro arte que ya avanzaba una gran parte de las técnicas utilizadas a principios del siglo XX. Sin embargo, aunque el Guernica es muy posterior a esa fecha, Picasso pintó Las señoritas de Avignon muchos años antes, en 1907. Sería muy interesante saber si antes de esa fecha había tenido ya la oportunidad de conocer la Biblia Sacra de León, para poder establecer la relación que ha podido haber entre la miniatura mozárabe del siglo X y las vanguardias artísticas del XX.

A lo largo del siglo XXI, muchos expertos en historia del arte han constatado las grandes semejanzas existentes entre algunos motivos que aparecen en este códice y algunas figuras que surgen en la obra pictórica de Picasso.[98]​ Son destacables las similitudes existentes entre las ilustraciones que ornan la biblia y algunos de los detalles de la obra cubista y protocubista del pintor. Este códice fue expuesto en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 y en la de París de 1937 en una muestra sobre códices y miniaturas. Ocasiones en las que, quizás, el artista podría haber tenido la ocasión de contemplar la Biblia Sacra de León.

Es relevante la semejanza existentes entre el toro (símbolo del evangelio de San Lucas) y el toro que aparece en el Guernica, muchos expertos coinciden en que resulta poco probable que estas similitudes sean fruto de la casualidad y se da por hecho que el texto fue parte de la inspiración para realizar este célebre cuadro. Por otro lado, la expresión del león (símbolo del evangelio de San Marcos) guarda gran parecido con la de los caballos que surgen a lo largo de la extensa obra del artista.

Tampoco se deben obviar las importantes semejanzas con algunas de las imágenes del Diluvio del Beato de Saint-Sever, datado en el XI, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Es fácil comprobar la similitud, casi idéntica, de la cabeza del soldado caído en el Guernica, con la figura, también en el suelo, del beato francés.

Hoy no es posible encontrar, en Albares de la Ribera, restos que atestigüen que, en el pasado, hubiera existido allí un monasterio. Su iglesia es, comparativamente, más moderna (siglo XVII) y está dedicada a San Millán. Ni en el casco urbano ni en sus afueras existe indicio alguno que pudiera ser considerada como los restos del antiguo monasterio. De hecho, ni siquiera se conserva memoria de cual podría ser su posible ubicación.

Existe abundante documentación sobre la existencia del monasterio de Albares de la Ribera. No obstante, se consignará únicamente un documento que, aunque tardío en relación a la fecha en que vivió el diácono Juan, atestigua sin lugar a dudas la existencia de dicho lugar.

Este documento lleva fecha de 21 de noviembre de 1044 y contiene la donación de propiedades de un clérigo llamado Diego al monasterio. Afortunadamente, se conserva el texto completo de este documento y, por tanto, es posible un análisis pormenorizada:[99]

Si quis tamen, quod fieri minime credo, aliquis homo ad irrumpendum venerit contra hanc scripturam testamenti nostri, tam germaneis quam de sanguinels nostris, aut res (sic) potestas, quam populorum universitas vel quelibet aliqui regat (sic) persona, in primis ad suis frontibus careat luminibus, et separatus sit ad sinistris, et fide catolica sedeat separatus, et discedam (sic) omnium electorum sed sit hereditas et cum ipso in inferum lugeat penas et sit super eo anathema marenato, sic aprehendat eos sicut Datam et Abiron qui, pro sua scelera, terra vivos illos absorbuit, et insuper pariat tantum qui in scriptura resonat, tantum et tali duplatum, vel quantum ab ipsa ecclesia fuerit melioratum, et ad partem regis auri libras quinque. Et hanc series testamenti obtineat firmitatis roborem.

Factum series testamenti undecimo kalendas decembris, era octogessima secunda super millessima.

Frater Didaco ac series testamenti quam fieri voluiret egentem cognovi, manu mea roboravi (signum).

Regnante Fredinando rex Legione. Petrus episcopus in Astorica.

Qui hic presentes fuerunt: Abelio, cnf- Xemeno, conf- Menio, conf.

Este texto comienza: "A los santísimos y beatísimos y, después de Dios, fortísimos patrones nuestros San Salvador, Santa María siempre virgen y San Antonio egregio, cuya basílica es sabido que está fundada en el Bierzo, en el valle que llaman Boeza, en la villa denominada Albares, cenobio de hermanos y monjes o de peregrinos y huéspedes, de los hermanos y confesores, que sirven fielmente a Dios". Si bien es cierto que, en este párrafo, el autor se refiere a una basílica situada en Albares, a continuación indica que se trata de un cenobio habitado por monjes, por tanto, un monasterio.

De la autenticidad de este documento no cabe duda razonable. Además de su absoluta normalidad y estar plenamente de acuerdo con la diplomática general de la época en esta clase de documentos, después de consignar la era, el escriba (un sacerdote llamado Godino) nos indica que reinaba en León el rey Fernando I, y que era obispo de Astorga Pedro Gundulfiz (1041-1051).

Como se puede apreciar al comparar el anterior texto con el escrito por el diácono Juan, las titulaciones del monasterio a que se refieren ambos autores no coinciden. El diácono Juan, en el siglo X, lo denomina monasterio de Santa María y San Martín mientras que, en el siglo XI, el clérigo Diego nos habla del monasterio de San Salvador, Santa María y San Antonio. Las titulaciones de los monasterios no fueron siempre invariables y muchos, con el paso del tiempo, cambiaron completamente de denominación. Nada impediría que ese fuera el caso del de Albares y sería consistente con lo observado en otros cenobios de este tipo. Por otra parte, ambos autores nombran a Santa María y se debe indicar que, en la edad media, la mayoría de monasterios estaban dedicados a varios santos. En ocasiones, la lista era muy larga y, en los documentos, solo se nombraban algunos de ellos, no necesariamente a los más destacados ya que, en general, era la costumbre de quien hablaba (o escribía) la que hacia prevalecer a unos sobre los otros.

En cualquier caso, ambos autores se refieren a un monasterio dedicado a Santa María que estaba situado en Albares.

Como se ha indicado, la primera reseña histórica que aparece sobre el monasterio data del año 920 y está recogida en la Biblia de Albares de mano del diácono Juan. Por otro lado, existe constancia documental de la existencia del poblado de Albares en el año 877.

En la edad media, los monasterios se erigían en despoblados, buscando la soledad y el silencio para conseguir una mejor y más decidida entrega de los monjes a la oración y, más tarde, los poblados se asentaban a su alrededor para dar cobijo a los servidores del mismo. De esta forma se fundaban las poblaciones monásticas y, en aquellos tiempos, no se concibe establecer un monasterio en un lugar ya habitado. Por tanto, se deduce que el monasterio debe ser anterior a las primeras referencias documentadas acerca de la villa de Albares de la Ribera.

     Población de derecho (1842-1897, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) según los censos de población del siglo XIX.      Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001-2011) según los censos de población del INE.      Población según el padrón municipal de 2020 del INE.

     Población de derecho según los censos de población del INE.

Cuenta con una población notablemente envejecida y en claro retroceso debido a la baja natalidad (generalizada en España) y al éxodo rural que acucia a buena parte de estos núcleos de población. Existe un gran equilibrio entre el número de varones y de mujeres.

Durante la primera mitad del siglo XX, se produce un gran crecimiento poblacional debido a la pujanza del sector minero, hoy en proceso de desmantelamiento.

Se produjeron grandes migraciones durante la mitad del siglo XX, principalmente con destino al País Vasco, Francia, Alemania y Suiza. Afortunadamente, muchos de aquellos emigrantes y sus descendientes están regresando o mantienen lazos activos con la villa.

Racialmente, se trata de un pueblo muy uniforme con clara predominancia de la raza caucásica, con inmigración muy escasa y donde la gran mayoría de los lugareños mantienen algún tipo de parentesco y han vivido allí desde siempre.

En términos religiosos, cuenta con una población de confesión católica, dónde la asistencia a las celebraciones religiosas (incluida la liturgia dominical) trasciende el mundo de la fe y se convierte en un acto social.

Se trata de una villa bien comunicada debido a la proximidad de importantes infraestructuras de transporte y a núcleos de población mayores.

Este pueblo se sitúa muy próximo a la autovía A-6 y a la nacional N-VI, además, la carretera LE-461 atraviesa la parte baja del pueblo. Desde la LE-461, a menos de 5 km, se puede acceder a la autovía A-6 mediante las salidas 360 (Folgoso de la Ribera, la Ribera de Folgoso y Albares de la Ribera) y la salida 366 (Bembibre y Torre del Bierzo).

Desde esta misma LE-461, se puede acceder a la N-VI por medio de la vía de acceso a la Escuela mina (Fundación Santa Bárbara) o mediante la salida situada en las proximidades del pueblo de las Ventas de Albares.[102]

Actualmente, una sola línea de autobuses regulares (ALSA) efectúa parada (en ambos sentidos).

A pesar de que la línea férrea Palencia-La Coruña transcurre, en parte, por terrenos del pueblo (ancho ibérico y electrificada), actualmente no existe posibilidad de acceder en tren. Sin embargo, las estaciones más cercanas se sitúan a escasos kilómetros, en Bembibre y Torre del Bierzo.

Es también reseñable que, en terrenos de esta villa, tuvo lugar el peor accidente ferroviario de la historia de España.



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