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Albertina Carri



Albertina Carri (Buenos Aires, 1973) es guionista, productora, directora de cine y artista audiovisual argentina.[1]

Albertina Carri es hija de Roberto Carri, sociólogo y ensayista argentino y fundador de las "Cátedras Nacionales",[2]​ quien junto con su esposa Ana María Caruso (madre de Albertina) militaban en la organización Montoneros.[3][4]​ El 24 de febrero de 1977, sus padres fueron secuestrados por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) y desaparecidos por el terrorismo de Estado impuesto por la misma, cuando Albertina tenía 4 años de edad.[5][6]

Sobre su recuerdo de ese hecho declaró:

Respecto de los recuerdos de sus padres dijo:

Después del secuestro, Albertina y sus dos hermanas se fueron a vivir al departamento de sus abuelos, en Barrio Norte. Durante todo ese año intercambiaron correspondencia con sus padres en cautiverio, hasta que perdieron el contacto. En el verano de 1978-1979, se mudaron con sus hermanas al campo con unos tíos. Esos felices años rurales le inspiraron el largometraje La rabia (de 2008). A los 10 años volvió a Capital y fue a un colegio de monjas. Estudió la carrera de Letras un par de años. En un viaje a París se enamoró de un muchacho francés, con el que se casó. Un año después se divorció.[7]

En agosto de 2005, Albertina Carri conoció a la periodista y activista Marta Dillon, con quien se casó y ―con la ayuda de su amigo en común, el diseñador gráfico Alejandro Ros― tuvo un hijo, Furio Carri Dillon Ros,[8]​que fue el primer inscripto en Argentina con triple filiación de su padre Alejandro Ros y dos madres, Albertina Carri y Marta Dillon.[9][7][10]​El matrimonio con Marta Dillon duró hasta 2015.[11][10]

A los 19 años estudió para guionista en la FUC Fundación Universidad del Cine de Buenos Aires. Se desempeñó varios años como camarógrafa de diversos directores. En 1998 comenzó a trabajar en su ópera prima, llamada No quiero volver a casa que se estrenó en el 2000 y fue seleccionada para ser exhibida en los festivales de Rótterdam, Londres y Viena, entre otros.[12]​Ha hecho varios roles dentro de su actividad de cineasta, realizando cámara, montaje y siendo productora de algunas de sus películas.

Su incursión en las técnicas de animación dieron como resultado los cortometrajes Aurora (2001) y Barbie también puede estar triste (2001). Esta última ficción, pornográfica, fue distinguida como mejor película extranjera en el New York Mix Festival.

Su segundo largometraje, Los rubios (2003)[13][14][15]​ la destacó entre los mejores directores de su generación. Fue estrenado comercialmente en Estados Unidos y España luego de recorrer los festivales de Locarno, Toronto, Gijón, Rótterdam y Goteborg, y recibió los premios Del Público y Mejor Película Argentina (BAFICI), Mejor Nuevo Director (Las Palmas – Canarias) y Mejor Película (L’alternative – Barcelona). También recibió tres premios Clarín: Mejor Actriz, Mejor Documental y Mejor Música. Esta película, según Julián Gorodischer, se define «como un reality show sobre la memoria» y se afirma que marcó un antes y un después en la forma de representar a las víctimas del terrorismo de Estado.[13][15][16]​El filme trata sobre las memorias de la directora respecto de sus padres y se vale de fragmentos, fantasías, relatos, fotos y hasta muñecos Playmobil en un relato que enfoca al pasado y se proyecta en el presente. Un equipo de filmación que por momentos aparece en cámara y una actriz completan la construcción del universo fracturado en que la protagonista descubre una y otra vez lo imposible de la memoria.[17][18]

Géminis (2005), su tercer largometraje, fue presentado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y fue estrenado comercialmente a nivel nacional e internacional.[19][20][21]​En una típica familia argentina de clase alta el hijo mayor llega de España para casarse frente a los orgullosos ojos de sus padres, lo que revelará la fragilidad del inmaculado orden que se creía existente. Diego Batlle, del diario La Nación, resaltó que “más allá de los apuntados vaivenes dramáticos e interpretativos, Carri logra con "Géminis" un importante salto cualitativo en términos de solidez narrativa”.[22]​Diego Lerer, del diario Clarín, concluyó que Carri “se aleja del estereotipo realista para ejercitar en el drama estilizado, metiéndose en la intensidad de las pulsiones, pero siempre desde una distancia, si se quiere, académica.”[23]​y Josefina Sartora, de la web cineismo.com, criticó que “algunos detalles hacen ruido: la larga escena en que los hermanos están drogados, un grueso chiste televisivo y un final que cae en picada al vacío con explicaciones innecesarias. También hubiera sido interesante profundizar la línea de los celos del tercer hermano, insinuados en un momento clave del film.”[24]

Su largometraje, La rabia (2008), ha sido galardonado con dos premios FIPRESCI en La Habana y Transilvania; con la distinción a Mejor Director en el Festival de La Habana y las distinciones a Mejor Director y Mejor Actriz en el Festival de Monterrey.[13][25][26]

En 2009 ganó el premio a la trayectoria Luna de Valencia, del festival Cinema Jove, realizado en la ciudad homónima.[27][28]

Junto con Marta Dillon fundó en 2010 la productora Torta (que en lunfardo significa “lesbiana”), con la que produjeron una serie de cuatro documentales llamada La Bella Tarea, acerca de los derechos de las mujeres en el parto, sobre las distintas maneras de parir y sobre cómo la corporación médica se apropió de este proceso fisiológico, que se pasó a partir del 28 de septiembre de 2012 por Canal 9.[29]

Durante el año 2011 Carri ha realizado Partes de lengua, una video-instalación para el Museo del Libro y de la Lengua; es una obra que reflexiona sobre la lengua materna como lengua de la conquista y la problemática que enfrenta el territorio argentino frente a las lenguas originarias, la tradición oral y la tradición escrita conviviendo en tensión.

En 2012 Carri y Dillon realizaron el programa Visibles, cuya televisación en la Tierra del Fuego fue auspiciada por el gobierno de esa provincia.[30]​ que consta de unas seis horas de duración realizadas en Alta definición, con invitados e invitadas diversos ―Mauro Cabral, Fito Páez, Liniers, Mariela Muñoz, Fabiana Tron, y otros― y con cortos de animación para cada capítulo, más un glosario también animado e informes periodísticos. Conducido por Diego Trerotola y Lisa Kerner, fue producido por Carri, Marlene Wayar, Ariel Di Paola y otros.[31]

En 2012, ambas ganaron un concurso para hacer una serie de ficción en prime time (horario central de televisión). Carri declaró: «Esto nos tiene muy entusiasmadas, porque ya teníamos ganas de un poco de fantasía». Realizaron entonces la exitosa miniserie 23 pares, de 13 capítulos (emitida entre septiembre y diciembre de 2012).[32][33]

Desde el año 2013 es la directora artística de Asterisco, un festival internacional de cine LGBTIQ, que se realiza durante una semana en la Ciudad de Buenos Aires.[34]

Durante el año 2015 Carri montó la muestra Operación fracaso y el sonido recobrado, en el Parque de la Memoria de Buenos Aires,[35][36]​ una muestra que constó de cinco videoinstalaciones, en diferentes formatos: sonoros, escultóricos y proyectados, que formaban un corpus reflexivo e intimista sobre la memoria y sus múltiples formas de ser invocada.[14][37]​ La obra consistía en una experiencia audiovisual referida a la memoria, y que apuntaba a convertir las memorias de las experiencias traumáticas, sufridas por las víctimas del terrorismo de Estado, en una experiencia sensible.[38]



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