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Alberto Insúa



América Pérez de Villavicencio y Sierra

Alberto Álvarez-Insúa y Escobar, nacido Alberto Galt y Escobar y más conocido simplemente como Alberto Insúa (La Habana, 23 de noviembre de 1883-Madrid, 8 de noviembre de 1963), fue un prolífico escritor y periodista español, adscribible al novecentismo o generación del 14, según José Luis Abellán. Fue hijo del escritor Waldo A. Insúa, hermano de la escritora Sara Insúa, padre de la poetisa Sara Insúa de Palacios y abuelo del escritor Alberto Sánchez Álvarez-Insúa.

Nacido Alberto Galt y Escobar, como hijo póstumo, el 23 de noviembre de 1883 en La Habana, Cuba. Su madre, Sara Escobar de Cisneros, emparentada con el Cardenal Cisneros pertenecía a una familia aristrocrática asentada en Camagüey[1]​. Fue adoptado por su padrastro, el gallego Ubaldo Álbarez y Insúa (alias Waldo A. Insúa), de quien tomaría los apellidos tanto legal como literariamente. Su padre adoptivo era un emigrante de San Paio de Figueroa (Pontevedra), que pasó veinte años en Cuba, donde había fundado y dirigido en La Habana El Eco de Galicia, fundado el Centro Gallego en esta misma ciudad y escrito varios libros. De él heredó la vocación literaria y se convirtió en un importante novelista y dramaturgo (escribió en especial varias comedias y dramas con su coterráneo y pariente, el diplomático Alfonso Hernández-Catá).

Tenía trece años cuando su familia se marcha definitivamente de Cuba a La Coruña a causa de la Guerra contra los Estados Unidos en 1898. En Madrid estudia Derecho y allí inicia también su carrera periodística. Colaboró en varios periódicos españoles: El País, El Imparcial, Blanco y Negro, La Esfera y Nuevo Mundo, y en la I Guerra Mundial fue corresponsal de ABC en París y luego de La Correspondencia de España, donde había residido durante diez años con anterioridad; allí escribió la novela De un mundo a otro (1916) y se declaró aliadófilo. De 1905 a 1955 publica centenares de artículos periodísticos y literarios y una cincuentena de novelas, así como novelas cortas y relatos en la colección El Cuento Semanal.

En 1906 se casó en Madrid con la cubana América Pérez de Villavicencio y Sierra,[2]​ tras lo cual fundó la Editorial Pérez Villavicencio y fue miembro del Ateneo de Madrid y de la Sociedad de Cursos y Conferencias de la Residencia de Estudiantes. También fue asiduo contertulio de cafés. En 1914 siendo corresponsal en París, conoció a Eugenia Gabriela, con la que compartió el resto de su vida.

Desempeñó en el seno del partido de Alejandro Lerroux el cargo de gobernador civil en Málaga (1933-1935) y después en Vitoria. Tras exiliarse en Buenos Aires de 1937 a 1949, regresó a España, donde murió en Madrid el 8 de noviembre de 1963.

Su primer éxito literario lo obtuvo con la novela erótica La mujer fácil (1909), obra de la que renegaría avergonzado tiempo después, como cuenta en sus memorias ("es una conversación de tenorios madrileños en un rincón de Fornos, del antiguo Fornos. Y nada más, desgraciadamente"),[3]​ de forma que se dedicó a cultivar una narrativa de mayor exigencia formal y ética.

En su producción destacan El negro que tenía el alma blanca (1922), tal vez su obra más famosa, traducida a muchos idiomas, y con al menos tres versiones cinematográficas, una realizada en España en 1927 por Raimundo de Sarka, con Concha Piquer, una segunda versión interpretada por Marino Barreto y Antonia Colomé realizada en 1934 y una tercera en 1951 interpretada por Hugo del Carril. También tuvo éxito su novela Las flechas del amor (1912); estas tres novelas suyas fueron traducidas al francés, italiano, alemán, sueco y portugués. Escribió también Humo, dolor, placer (1928), La mujer, el torero y el toro (1926), El amante invisible (1930), El barco embrujado (1929), Un corazón burlado (1953) y Nieves en Buenos Aires (1955). En Ha llegado el día hay notas de actualidad de los episodios ocurridos al advenimiento de la República en España. También escribió obras para la escena: En familia (1914) y La culpa ajena (1916) y, en colaboración con Borrás, Una mano suave. Sus Memorias: mi tiempo y yo en tres volúmenes (1952,1953 y 1959) son un modelo de escritura y elegancia, y documentalmente muy importantes para historiar la vida intelectual y anecdótica de entonces.

En un artículo titulado “Ramón y Cajal: un espíritu angélico”, publicado en el diario ABC el 18 de octubre de 1963 (inmediato a un aniversario de la muerte del sabio), Insúa recuerda la forma, lugar y momento en los que conoció al ya senecto Santiago Ramón y Cajal, sentados ambos, siempre en silencio y a una cierta distancia, en los salones del Círculo de Bellas Artes de Madrid, respetándose mutuamente la circunspección durante un tiempo, y la afable relación de amistad que desde entonces se estableció entre ellos.



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