Alessandro Magnasco cumple los años el 4 de febrero.
Alessandro Magnasco nació el día 4 de febrero de 1667.
La edad actual es 357 años. Alessandro Magnasco cumplió 357 años el 4 de febrero de este año.
Alessandro Magnasco es del signo de Acuario.
Alessandro Magnasco, también conocido como il Lissandrino por su baja estatura (4 de febrero de 1667-1749), fue un pintor rococó del norte de Italia, célebre por sus escenas de género y paisajes poblados de figuras estilizadas, fantásticas y a menudo fantasmagóricas.
Nacido en Génova, hijo de un artista menor llamado Stefano Magnasco, aprendió con Valerio Castello y, finalmente, con Filippo Abbiati (1640-1715) en Milán. Excepto de 1703 a 1709 (o de 1709 a 1711), años en los que trabajó en Florencia para el gran duque Cosme III, Magnasco permaneció en Milán hasta 1735, cuando regresó a su Génova nativa. Rudolf Wittkower le define como un pintor «solitario, tenso, extraño, místico, extático, grotesco, y sin relación con el curso triunfal de la escuela veneciana» desde 1710 en adelante. Sin embargo, Magnasco encontró mecenas para su obra entre las familias destacadas de su época, incluyendo a los Arese y los Casnedi de Milán.
Después de 1710, Magnasco destacó por la producción de pequeños lienzos hipocrómicos, con paisajes y ruinas extraños y sombríos, o interiores repletos de figuras pequeñas y alargadas, que representan a menudo a pordioseros lisiados vestidos con harapos, pintados a brochazos nerviosos. Para algunas de sus pinturas contó en Milán con la colaboración de Carlo Antonio Tavella y Clemente Spera, agregando las figuras a sus paisajes de ruinas, Marco Ricci, con quien se encontró en 1705, y más adelante también la de Antonio Francesco Peruzzini. Un ejemplo de ello es el Cristo servido por los ángeles propiedad del Museo del Prado, en el que Peruzzini hace gala de sus dotes de paisajista y Magnasco añade con su personal estilo las figuras nerviosas y ligeramente alargadas. Sus motivos, tras abandonar prácticamente el retrato al que se había dedicado en sus primeros años, tratan a menudo temas inusuales, tales como servicios en una sinagoga, reuniones de cuáqueros o de ladrones, catástrofes e interrogatorios inquisitoriales. Sus sentimientos en relación con estos temas no quedan muy claros.
Luigi Lanzi le describe como el Cerquozzi de su escuela y le coloca así en el círculo de los bambochantes. Indica que Magnasco tenía figuras poco más que un largo arco y pintaba con humor y placer, pero no dice si esta era la intención del pintor. Y añade que estas piezas excéntricas gozaban del favor del gran duque Giovanni Gastone Médicis, pues era más estimado por los extranjeros que por los genoveses: «Su toque grueso, aunque unido a una concepción noble y un correcto dibujo, no era atractivo en Génova, puesto que está lejos del acabado y la unión de tintas que estos maestros seguían».
Autor de abundante producción, en España se encuentra representado en los museos del Prado, con el citado lienzo del refectorio de Cristo, de la Academia de Bellas Artes de San Fernando (El estudio del pintor y Capítulo de monjes, que Théophile Gautier creyó obra del Greco) y Lázaro Galdiano (Ermitaño en el desierto).
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