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Alfónimo



El alfónimo es una palabra creada a partir de la escritura del nombre de las letras que componen un acrónimo o sigla.

Pueden destacarse algunos ejemplos de alfónimos que han permeado a mayor o menor medida en el lenguaje cotidiano, debido principalmente a su facilidad de pronunciación y a la economía de lenguaje que conlleva su uso: abecé (de las primeras tres letras del abecedario), oenegé (de la sigla «ONG», ‘organización no gubernamental’), elepé (de «LP», long play), cederrón (de «CD-ROM», ‘disco compacto de memoria de solo lectura’), devedé (de «DVD», ‘disco versátil digital’) y tebeo (de la revista de cómics española TBO).

Los alfónimos son útiles para formar vocablos derivados de uno de estos acrónimos: por ejemplo, de la abreviatura «D. F.» (‘Distrito Federal’) se puede extraer defe- y componer el endónimo defeño, ‘del Distrito Federal’.[1]​ Además, los alfónimos forman su plural como cualquier otro sustantivo («la oenegé», «las oenegés»), lo que no es posible con las siglas, cuyo plural es invariable[2]​ en la escritura («la ONG», «las ONG»).

El término alfónimo proviene del prefijo griego ἄλφα- alfa-, ‘primera letra’ y el sufijo -ὄνομα -ónoma, ‘nombre’. Fue acuñado por Vicente Cutolo.[3]



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