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Alfabetismo digital



Alfabetismo digital, también conocido como alfabetización digital y alfabetización multimedia, es la habilidad para localizar, analizar, organizar, entender y evaluar información utilizando tecnología digital.[1]​ Implica tanto el conocimiento de cómo trabaja la alta tecnología como la comprensión de cómo puede ser utilizada. La alfabetización digital está vinculada con Internet y con las competencias requeridas para desempeñarse en el entorno creado por lenguajes multimediáticos. Las personas digitalmente alfabetizadas pueden comunicarse y trabajar de forma más eficiente, especialmente con aquellos que poseen los mismos conocimientos y habilidades. Además, cuentan con las capacidades para entender el lenguaje y para poder construir procesos comunicativos que se despliegan en los entornos digitales.

Las investigaciones con respecto a la alfabetización digital se focalizan en aspectos más amplios, vinculados con el aprendizaje de cómo efectivamente hallar, usar, resumir, evaluar, crear y transmitir información utilizando tecnologías digitales, y no solo con la habilidad para usar una computadora.[2]

El alfabetismo digital incluye el conocimiento del hardware de las computadoras, del software (particularmente aquellos que más frecuentemente se utilizan en los negocios), de Internet, de los teléfonos celulares o móviles, de los PDAs y de otros dispositivos digitales.

La Real Academia Española (RAE) define la palabra “alfabetizar” como la capacidad para enseñar a leer y escribir a alguien. En una sociedad en la que priman las tecnologías de la información y comunicación ahora se habla de alfabetización digital, un proceso imprescindible para adquirir las habilidades necesarias para ser competente en el uso de las nuevas tecnologías.[3]

El Ministerio de Educación de la Columbia Británica define a la alfabetización digital como “el interés, la actitud y la habilidad de los individuos para usar apropiadamente la tecnología digital y las herramientas de la comunicación para acceder a, manejar, integrar, analizar, y evaluar información, construir nuevo conocimiento, crear y comunicarse con los otros”. Aunque esta definición señala que la realización de tareas digitales requiere “interés” y “actitud”, reivindica a la alfabetización digital como una “habilidad” singular. [4]

La certificación oficial de alfabetismo digital permite a los empleados validar sus conocimientos sobre los medios digitales. El currículo para obtenerla a menudo cambia a medida que la tecnología avanza haciendo necesario la recertificación para mantenerse competitivo.

La Fundación ECDL, establecida por el Consejo Europeo de Sociedades de Informáticos Profesionales (CEPIS) licencia y gobierna a nivel mundial el ECDL y el ICDL. Estas letras son las siglas de palabras en inglés que traducidas equivalen a Licencia Europea para Manejo de Computadoras y a Licencia Internacional para Manejo de Computadoras respectivamente. Ambas licencias representan niveles globales de solvencia de usuarios finales de computadoras que implican una certificación de alta calidad designada y aprobada por expertos internacionales en la materia y respaldada por gobiernos, sociedades informáticas, organizaciones internacionales y corporaciones de todo el mundo.

Certiport Internet e IC3 son considerados a menudo como un estándar de alfabetismo digital entre profesionales y educadores[5]​ puesto que verifica los conocimientos y habilidades fundamentales de una persona con respecto a las computadoras y al uso de Internet.

Quienes logran la alfabetización digital tienen más probabilidades de empleabilidad.[6]​ Muchos trabajos requieren un conocimiento laboral de las computadoras y de Internet para efectuar funciones básicas. En la medida en que la tecnología inalámbrica se perfecciona, más trabajos requieren conocimientos sobre teléfonos celulares y PDAs (los que a veces se combinan en forma de teléfonos inteligentes).

Muchos trabajos de cuello blanco, cada vez más, se efectúan fundamentalmente con computadoras y dispositivos móviles. En muchos de estos empleos se utilizan pruebas de alfabetización digital para contratar y ascender laboralmente. A veces las compañías efectúan sus propios exámenes a los empleados, otras veces solicitan una certificación oficial.

Como la tecnología se ha tornado más barata y accesible, más trabajadores de cuello azul están necesitando del alfabetismo digital. Se espera que fabricantes y minoristas, por ejemplo, registren y analicen datos sobre productividad y tendencias del mercado para mantener la competitividad. En la construcción a menudo se hace uso de computadoras para incrementar la salud de los empleados.[6]

Los reclutadores de recursos humanos utilizan bolsas de trabajo[7]​ en la web para hallar potenciales empleados, magnificando de esta manera la importancia del alfabetismo digital como medio para conseguir un trabajo.

La alfabetización digital[8]​ en el ámbito educativo es un reto orientado a la formación de ciudadanos críticos que sean capaces de vivir en una sociedad de la información en constante desarrollo.[9][10]

Los centros educativos están continuamente actualizando sus planes de estudios para mantenerse al día con acelerados desarrollos tecnológicos. Esto a menudo incluye computadoras en las aulas, la utilización de software para exponer los planes de estudio y materiales de estudio disponibles on-line para los estudiantes,[11]​ como son por ejemplo en las Bibliotecas educativas digitales. Algunas aulas están diseñadas para utilizar pizarras digitales interactivas y dispositivos de respuesta de la audiencia (audience response systems en inglés). Estos sistemas son muy efectivos cuando los profesores están también digitalmente alfabetizados.[12]

Los docentes habitualmente imparten enseñanzas de alfabetismo digital proporcionando a estudiantes que utilizan las computadoras, las competencias y conocimientos necesarios para comprender y beneficiarse de la sociedad de la información o sociedad en red en la que viven actualmente. Estas enseñanzas incluyen la habilidad para verificar la existencia de fuentes creíbles en la red y para citar los sitios web. Google y Wikipedia son utilizados por los estudiantes para “las investigaciones de la vida diaria”, así como los recursos que le ayuden a resolver problemas y a desarrollar su competitividad continuamente. Para esto los docentes propician en sus alumnos la construcción de algunos criterios de fiabilidad que derivan de algunas acciones como por ejemplo analizar la URL del sitio Web utilizado[13]

Dada la importancia de las instituciones educativas en el proceso de alfabetización digital, los profesores también deben estar capacitados para servir a la alfabetización de los estudiantes.[14]​ A menudo se requiere que los educadores tengan certificados de alfabetismo digital para enseñar cierto software[15]​ y sobre todo para prevenir el plagio entre los estudiantes.

Las bibliotecas han aumentado el uso de juegos tales como la Digital Literacy Contest (Competencia de Alfabetismo Digital) para incrementar la atención sobre el alfabetismo digital.[16][17]

La importancia de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para la enseñanza y el aprendizaje es ampliamente reconocida. A nivel global, el uso de las TIC en el ámbito educativo está asociado con las llamadas habilidades del siglo XXI (cf Binkley et al, 2010;[18]​ Ahonen y Kinnunen, 2015[19]​), las cuales consisten en desarrollar el pensamiento creativo y crítico, la resolución de problemas, la comunicación y la colaboración. Dichas habilidades se espera que los estudiantes de hoy las adquieran para integrarlas en la vida personal y laboral. [20]​ Debido a la continua introducción de nuevas tecnologías, los cambios en la educación superior están en curso, por lo tanto, la identificación de formas de motivar a los profesores para utilizar las TIC se ha convertido en una preocupación importante para la gestión universitaria.[21]​En este camino, el uso de los dispositivos implica nuevas maneras de aprender, enriquece contenidos y razonamientos, amplía horizontes. “Este escenario invita a la escuela a reflexionar sobre las propuestas de inserción curricular, las estrategias didácticas y los modelos de gestión institucional de TIC. Pero, fundamentalmente, la interpela a repensar las formas de transmisión de los saberes que se ponen en juego en sus aulas” (Batista, Celso y Usubiaga, 2007).

La formación inter-generacional de la ciudadanía. Para la formación de ciudadanos del siglo XXI es necesario adaptar las informaciones recogidas en libros de texto a los “nuevos” recursos tecnológicos y utilizar múltiples metodologías de enseñanza que favorezcan la gestión de la información. Es necesaria una formación más allá de esta alfabetización del uso y consumo de las tecnologías, es necesaria una formación mediática para potenciar aspectos emocionales, en la que interviene la educación en la dimensión de las actitudes y los valores (Ferré, Aguaded y García, 2012). Esto requiere por parte de los adultos adquirir las competencias de la nueva alfabetización para no caer en el analfabetismo digital que les excluya del ciberespacio social. Es preciso pues preparar a la ciudadanía para superar la brecha digital e inter-generacional, que se producirá con más intensidad si no se ponen los medios necesarios para impedirlo tanto en la familia como en la escuela. Esta situación implica retos y requiere nuevas formas de abordar las finalidades educativas, requiere reflexionar sobre el tipo de educación y de ciudadano que queremos formar para, posteriormente, llegar a acuerdos sobre los objetivos educativos que nos proponemos para una educación mediática en la que se contemplen aspectos cognitivos, afectivos y de valores para afrontar las nuevas responsabilidades a las que se enfrenta la sociedad actual (Sandoval y Aguaded, 2012).  En esta tarea contamos con un bien, la institución escolar, inexistente en otros tiempos, pero lejana aún respecto a la experiencia cotidiana de los menores que, en sus casas, tienen acceso a muchos libros y recursos tecnológicos como el móvil, videoconsola, ordenador, conexión a Internet y programas de todo tipo, los cuales han aprendido a usar hábilmente por su cuenta, jugando con sus amigos (Cassany y Ayala, 2008). Por ello, la escuela se enfrenta a un reto, gestionar los recursos y contribuir a promover la necesaria alfabetización científica y digital. En esta tarea no se deben obviar las aportaciones de la neurociencia relacionadas con los procesos de enseñanza-aprendizaje (Mogollón, 2010; Nieto, 2011). Esta situación requiere su adaptación a las necesidades formativas de los nuevos tiempos, en la que es prioritaria la gestión de los conocimientos y no su mera transmisión, en la que es necesaria contar con la participación de toda la comunidad educativa.[22]

El alfabetismo digital ayuda a la gente a comunicarse y mantenerse al día de las tendencias sociales. Las redes sociales y sitios web 2.0 ayudan a la gente a propiciar el contacto con otros, transmitir información en el momento adecuado y hasta ayudar a la venta de bienes y servicios. Esto está muy difundido entre las generaciones más jóvenes, aunque sitios tales como LinkedIn lo han hecho valioso para profesionales más veteranos.

El alfabetismo digital también previene la creencia de falsas alarmas que se difunden en la red o son el resultado de manipulaciones fotográficas. Los fraudes por correo eletrónico y el phishing a menudo se aprovechan de los analfabetos digitales perjudicándolos económicamente y haciéndolos vulnerables al robo de identidad.

David Buckingham (2008) propone superar el concepto funcional de alfabetización digital, ya que actualmente pareciera reducirse a un conjunto mínimo de habilidades que le permiten al usuario operar de manera eficiente con herramientas de software o llevar a cabo tareas básicas de recuperación de información.[23]​ Surge entonces la necesidad de ampliar esta concepción, principalmente en el campo de la educación, puesto que las TIC ya no involucran solo a las computadoras, si no que los medios digitales son "formas culturales" relacionadas de manera inextricable con otros medios visuales y audiovisuales.[24]

La mayoría de los debates en relación con internet tienden a centrarse fundamentalmente en la información. La preocupación clave es localizar y usar información y en menor medida evaluarla y producirla. No obstante, no es útil seguir pensando sólo en término de tecnologías de la información.[25]

Nicholas Burbules y Thomas Callister (2000) van algo más allá: argumentan que los usuarios de la web deben ser "hiperlectores", capaces de leer de modo selectivo y evaluar y cuestionar la información que encuentran en la red.[26]​ Los "hiperlectores" comparan diferentes fuentes de información, evalúan el modo en que se reclama y establece la autoridad en los sitios, analizan quién produjo el sitio y por qué, y reflexionan acerca de qué puede estar ausente y por qué.[27][28]

Se pueden sintetizar las habilidades necesarias en tres grupos definidos como Lectura, Escritura y Participación:[29]

Los gobiernos del mundo han enfatizado la importancia del alfabetismo digital para sus economías. Según HotChalck (TizaCaliente), un recurso de la web para educadores: “Las Naciones con un sistema centralizado de educación, tales como China, están liderando el cambio e implementando con más rapidez programas de entrenamiento en alfabetismo digital. Para esos países las noticias son buenas.”

Muchas naciones en desarrollo también están prestando atención a la educación que incluya el alfabetismo digital con el fin de poder competir globalmente.

Personas económica, social y regionalmente marginadas se han beneficiado de los programas ECDL/ICDL de la Fundación ECDL a través de fondos y soporte provenientes de iniciativas de la responsabilidad social corporativa, de fondos de agencias de desarrollo internacional y de organizaciones no gubernamentales.

El secretario de Educación de las Filipinas Jesli Lapus ha enfatizado la importancia del alfabetismo digital en la educación filipina. Afirma que la resistencia al cambio es el mayor obstáculo para la mejora de la educación de la nación en el mundo globalizado. En 2008, Lapus fue incluido en el Salón de la Fama de los “Campeones del Alfabetismo Digital” de Certiport por su trabajos en la difusión del alfabetismo digital.[30]

El alfabetismo digital y el acceso digital se han tornado cada vez más importantes como diferenciadores competitivos.[31]​ Hacer un puente sobre las brechas económicas y de desarrollo dependen en gran medida de incrementar el alfabetismo digital y el acceso para gente que ha sido dejada fuera de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación.

La Alianza Global de las Naciones Unidas para la Información y las Tecnologías de las Comunicaciones y el Desarrollo (GAID intenta enfrentar este conjunto de factores en un plano internacional y global. Muchas organizaciones, por ejemplo Per Scholas para poblaciones necesitadas en los Estados Unidos, centran su atención en estos temas a nivel nacional, local y comunitario.[32]

La brecha digital se define como la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas.[33]

También puede haber diferentes tipos de brechas. Por ejemplo, la brecha digital de género pone en evidencia que la alfabetización está relacionada con el lugar de trabajo, por lo tanto, en la medida en que los trabajos de las mujeres están menos informatizados, el nivel de alfabetización digital es menor.[34]



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