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Alfanje



Alfanje es un término castellano que proviene del árabe hispánico al-janyar, que significa 'el puñal', y designa una espada de hoja ancha y curva, con filo en un solo lado (o contrafilo en su último tercio) que durante la Edad Media y hasta el Renacimiento se empleó en la península ibérica, buena parte del Mediterráneo y sobre todo en Italia. En castellano vulgar antiguo también se le conocía como "terciado". En algunas regiones de México se le llama así a una herramienta agrícola para cortar maleza.

El principal problema del término "alfanje" es el de definir correctamente a qué se refería realmente. En primer lugar su definición se refiere a un tipo de sable corto de ascendencia musulmano-oriental que se adoptó y modificó tanto en la península como en otras zonas cristianas del Mediterráneo. También es el término que engloba a todas las armas de hoja curva, de un solo filo: desde alfanje a falchion, fauchar, bracamarte, messer, storta (todos europeos), hasta los kiliç turcos, los talwar indios, los saif árabes, etc. Por último también se refiere, en España, a cualquier arma de filo curvo de cualquier época, como los términos emparentados de alfanjón, alfanjonazo y alfanjete, terciado o chafarote.

En su primera acepción, es en cierto modo una evolución derivada de las armas tipo sable chinas, mongolas, turcas y musulmanas, a las que se le añadieron características tradicionales de las grandes hojas de tajo medievales. Por consiguiente el alfanje no es un falchion centroeuropeo ni tampoco un sable musulmán típico de Oriente Próximo, sino parte de ambos. Más corto que los sables orientales, más pesado que ellos, con un característico contrafilo que bien podría ser heredado de los longsax, cuytelos o falchion, y que tienen, como característica generalizada, los gavilanes en forma de "S" que también usan los bracamarte, messer y algunos falchion tardíos. Este tipo de alfanje se puso de moda en grandes ciudades-estado italianas como Venecia, y de allí se exportaron sus refinados acabados (ver ilustración). En un poema renacentista se afirma:

Alfanje sirve también para referirse a cualquier arma de tajo de hoja curvada en al menos uno de los lados, de un solo filo; desde un "storta" italiano (que es como se denominan en Italia a los "alfanjes renacentistas" y no falcione, que son armas enastadas), a un messer o großes messer germano, al falchion inglés, al fauchar y faussar francés, etc. Pero todos ellos con la característica principal de que son armas anchas y poderosas, separándose así de la familia de los sables. En el Quijote se afirma:

También se puede referir además al término que a partir de la palabra raíz árabe-hispana al-janyar pasó a denominar "toda" arma de filo a una mano, no enastada y curva. La RAE en ediciones de otros siglos da como entrada desde alfanje, a alfanjón y alfanjonazo, hasta alfanjete, por lo que parece ser que había varias formas para los distintos tamaños de las armas corvas de la época.

En la entrada castellana en el diccionario de la RAE de Autoridades de 1927 de alfanje no aclara la diferencia al confundir la creencia popular actual de que son falchion europeos con la opinión generalizada de los especialistas de que son sables de origen turco, pues de sus primeras acepciones a las últimas se pasa de espada ancha y corva a sable corto y corvo. Por otro lado, hay fuentes como la de una reseña histórica italiana la cual relaciona los alfanges (arcaísmo de alfanje) ibéricos con las hojas largas y curvas orientales (talwar o kiliç), dando a entender que las armas curvas españolas de un solo filo de la Edad Media y Renacimiento tenían más ascendencia oriental que germana.

Es pues, que el término alfanje era el término empleado en tiempos medievales ibéricos para referirse a las armas curvas moriscas más anchas y cortas que las cimitarras, y además, también se refería -en época cervantina- a las hojas de filo curvo de origen turco-oriental (damasquino), las derivadas directamente de los talwar indios, o shamsir persas, o los kiliç turcos.

Con lo cual, el falchion europeo -al menos en sus orígenes-, "no sería un alfanje", pues un falchion estaría más bien cerca del cuytelo castellano -que bien aparece en las cántigas de Alfonso X-, y del colltel aragonés por sus tremendos tajos (ambos son términos que se referían a hojas derivadas de los sax y scramasax europeos), siendo en la actualidad el término bracamarte el más aceptado como traducción de falchion, aunque a las armas a las que se debiera referirse con el término bracamarte se les cataloga la mayoría de veces en los museos españoles como sables y alfanjes, lo que lleva a confusión.

Así pues, el alfanje sería un arma de un solo filo (o con contrafilo en su último tercio) y a una mano, curva -al menos en su último tercio, más ancha que la cimitarra (tendiendo a ensancharse en el tercio fuerte de la hoja, justo en el punto de percusión donde golpea) y, muy cerca de la punta, ligeramente más corta en su acepción castellana que, por ejemplo, una espada medieval, una cimitarra o un talwar, algunas veces acanalada, y que era usada para tajos. Por tanto en España fue:




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