Alfonso de Aragón (1222-1260) cumple los años el 12 de febrero.
Alfonso de Aragón (1222-1260) nació el día 12 de febrero de 260.
La edad actual es 1764 años. Alfonso de Aragón (1222-1260) cumplió 1764 años el 12 de febrero de este año.
Alfonso de Aragón (1222-1260) es del signo de Acuario.
Alfonso de Aragón y Castilla (1222-Calatayud, 1260) fue un infante de Aragón e hijo primogénito de Jaime I «el Conquistador» y de la reina Leonor de Castilla.
Fue el primer hijo de Jaime I de Aragón, «el Conquistador» y de su primera esposa la reina Leonor de Castilla. Era nieto por parte paterna del rey Pedro II y de su mujer, la reina María de Montpellier, mientras que por línea materna era nieto de Alfonso VIII de Castilla y de su esposa, Leonor de Plantagenet. Hermano agnado (medio hermano con padre común) de Pedro III y de Jaime II de Mallorca, entre quienes Jaime I dividiría su reino a su muerte.
Fue designado heredero de la corona en 1228, pero premurió a su padre el 23 de marzo de 1260 en Calatayud después de haber contraído matrimonio ese mismo año con Constanza de Montcada, hija de Gastón VII de Bearne. No dejó descendencia y a su muerte, su hermanastro el infante Pedro, futuro Pedro III de Aragón, se convirtió en uno de los herederos de la corona.
Recibió sepultura en el Real Monasterio de Santa María de Veruela, a pesar de que en su testamento, otorgado en la ciudad de Huesca el 8 de agosto de 1256, había pedido ser enterrado en el Monasterio de la Orden de Predicadores de la ciudad de Huesca, que él había fundado.
En febrero de 1611, Juan Bautista Labaña, cosmógrafo de Felipe II, vio allí el sepulcro del infante, y lo describe en su obra Itinerario del reino de Aragón: «En medio de la capilla mayor hay una sepultura rasa de una piedra pequeña, con dos escudos de las armas de Aragón, como parece aquí, donde dijeron que estaba sepultado un hijo del rey don Alonso II, y que lo decía Zurita, que se verá», aunque después rectifica y añade: «Es el infante Don Alfonso, hijo del rey Don Jaime».
En el año 1633 su restos fueron trasladados al panteón de los Duques de Villahermosa, situado en el monasterio, y se colocaron en una sepultura de madera blanca, al lado del fundador del monasterio, Pedro de Atarés, y Lope de Luna, de ascendencia real ambos, y se alojó su sepultura entre los arcos laterales del presbiterio de la iglesia del monasterio, entre las tumbas de dicho panteón. En esta nueva sepultura se le colocó al sepulcro una inscripción que decía:
Sin embargo, en la actualidad se sostiene que los restos del infante Alfonso descansan junto a los de su esposa Constanza en un sepulcro colocado en la Capilla de San Jaime de la Catedral de Valencia, construida por el cabildo y clero valentino cuando se fundó la Cofradía de San Jaime, el 1 de diciembre de 1242. Al parecer, este sepulcro tuvo en el pasado epitafio y estatua yacente sobre él. En elepitafio se leía:
En el manuscrito Antigualles de Poblet, escrito en 1587, se afirma, traducido del catalán:
Y, a continuación, se cita en el manuscrito Antigualles de Poblet el epitafio del infante Alfonso, redactado en latín, indicado arriba.
Fray Vicente Prada, no obstante, en su obra Sepulcros de la Casa Real de Aragón, niega el traslado de los restos del infante a la Catedral de Valencia, y afirma:
Tampoco creyó en el traslado de los restos del infante Alfonso a la Catedral de Valencia el historiador Salvador Carreres Zacarés, que afirmó en su obra Exequias regias en Valencia (1276-1410):
Existe una teoría que afirma que, aún en vida de Jaime I «el Conquistador», los frailes predicadores de Huesca reclamaron, incluso al papa, que el testamento del infante don Alfonso fuera cumplido y que el cadáver fuera trasladado desde Veruela, donde ya había recibido sepultura, hasta el monasterio de Predicadores de Huesca. El papa Alejandro IV aprobó, mediante dos bulas con fecha de 18 de junio de 1260, la petición de los Predicadores de Huesca, y posteriormente, en 1262, lo cual significa que las órdenes pontificias de Alejandro IV no habían sido cumplidas; el papa Urbano IV despachó otras dos bulas reiterando que los restos del infante Alfonso debían ser trasladados al Monasterio oscense. Las cuatro bulas pontificias se conservaban en 1613 en el Monasterio de Predicadores de Huesca, ya que el Padre Diago, en su obra Anales del reino de Valencia, escrita en 1613, afirma que las vio. No obstante, se desconoce si el traslado de los restos llegó a verificarse.
Actualmente, en la Capilla de San Jaime de la Catedral de Valencia, se conserva el sepulcro donde supuestamente se encuentran los restos del infante Alfonso y los de su esposa Constanza, mientras que en el Monasterio de Veruela se conserva la lápida que cubrió los restos del infante hasta su traslado al panteón de Villaviciosa en 1633.
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