Alfredo de Prusia (en alemán: Alfred von Preußen) (Chimaltenango, 17 de agosto de 1924 - San José, 3 de junio de 2013), hijo de Segismundo de Prusia y de la princesa Carlota Inés de Sajonia-Altenburgo. Era doble tataranieto de la reina Victoria y sobrino nieto del último emperador alemán Guillermo II. Su abuela, Irene de Hesse-Darmstadt, era hermana de la zarina de Rusia, Alejandra Fiódorovna, y por tanto era primo segundo de los hijos de los últimos zares de Rusia. Por parte de madre, descendía de la Casa Sajonia-Altenburgo, emparentada con casi todas las casas reales de Europa. Vivió la mayor parte de su vida en Costa Rica. Terminó su educación en Suiza y regresó de nuevo a Costa Rica.
El príncipe Segismundo de Prusia y la princesa Carlota Inés de Sajonia-Altenburgo tuvieron, además del príncipe Alfredo, una hija mayor, la princesa Bárbara de Prusia (2 de agosto de 1920 – 31 de mayo de 1994), casada con el duque Cristián Luis de Mecklemburgo-Schwerin y madre de dos hijas: Donata de Mecklemburgo (casada con Alexander von Solodkoff y madre de tres hijos) y Edwina de Mecklenburgo (casada con Konrad von Posern y padres de tres hijos).
La familia del príncipe Segismundo llegó a Guatemala y se asentaron en Chimaltenango, en la finca Santa Sofía, donde nació el príncipe Alfredo en 1924. A los dos años, en 1926, la familia al completo regresó a Alemania, donde asistieron al funeral de la reina madre Luisa, viuda del rey Federico VIII de Dinamarca y visitaron a varios familiares en Hemmelmark y Altenburgo, como a Enrique de Prusia y a Irene de Hesse, abuelos de Alfredo, o a Federico de Sajonia-Altenburgo, hermano de su madre.
A finales de 1927, y con tan solo tres años, Alfredo y su familia se trasladaron a Costa Rica, donde compraron una finca en el Cerro de San Miguel, en Barranca, en la Provincia de Puntarenas, cerca de la costa pacífica de ese país tropical. La finca contaba con cincuenta hectáreas y veinte colmenas de abejas. Más adelante lograron duplicar la cantidad de terreno y llegaron a tener 250 colmenas de abejas, siendo la apicultura la primera actividad agrícola, que les permitió producir suficiente miel para exportar a Alemania, pero también se dedicaron al cultivo de cítricos y cría de ganado.
Desde pequeños tanto él como su hermana Bárbara estuvieron educados por una institutriz alemana, llamada Erna Möglich, en la finca de San Miguel. En 1936, con doce años, fue enviado a San José (Costa Rica) para asistir a la Escuela Alemana, una institución de enseñanza privada fundada en 1912. Por aquella época, el nacionalsocialismo estaba empezando a entrar en la juventud alemana del país. La princesa Irene, sabedora de los pocos recursos de su hijo, presionó para que regresasen a Alemania para tener una vida más cómoda y una mejor educación para sus nietos.
Con 14 años, en 1938 se trasladó a Alemania, junto con su hermana Bárbara, para seguir con sus estudios de Secundaria. Primeramente, Segismundo le cedió la tutela a su cuñado Jorge Mauricio, que tenía una escuela en el castillo de Hamborn, que seguía la pedagogía Waldorf para la Antroposofía.
Los primeros meses de su estancia en Alemania los pasaron con su tío Jorge Mauricio y su tía Elisabeth, ambos hermanos de su madre, recibiendo una educación espiritual que influyó mucho tanto en Alfredo como en Bárbara.
Visitaron a su abuela Irene, que no sabía que sus nietos estaban en Europa. Tanto Alfredo como Bárbara visitaron a varios parientes en Suiza, Dinamarca y Suecia. El 27 de enero de 1939, la familia Hohenzollern al completo, se reunieron en Doorn, donde desde su abdicación vivía Guillermo II, para celebrar los ochenta años del exemperador. Allí, el príncipe Alfredo pudo conocer a Federica de Hannover, por entonces princesa heredera de Grecia (prima segunda del príncipe Segismundo) y a Sofía de Grecia, que por aquel entonces tenía tan solo tres meses.
Para evitar la educación socialnacionalista, y debido a que las escuelas antroposofistas estaban teniendo problemas con el gobierno de Hitler, Irene matriculó a su nieto en un prestigioso internado en Suiza, donde pasó los años que duró la Segunda Guerra Mundial.
Como todos los miembros de la familia, el príncipe Alfredo hablaba correctamente alemán, español, inglés y francés.
El 21 de agosto de 1945 viajó a Suecia, donde fue recibido por una prima hermana de su padre, la princesa Luisa de Suecia, casada con el heredero al trono sueco, Gustavo Adolfo de Suecia. Desde allí, regresó a Hemmelmark donde su abuela seguía devastada por la muerte de su hijo Waldelmar y por la detención del duque Christian Louis de Mecklemburgo-Schwerin, pretendiente de Bárbara, por parte de los rusos.
Gracias a la ayuda de Luisa de Suecia pudo regresar a Costa Rica. A su regreso no quiso trabajar en la finca de sus padres, hecho que le provocó muchos problemas con Segismundo de Prusia.
Con el tiempo intentó crear una escuela antroposofista en Costa Rica pero el proyecto no pudo llevarse a cabo. Fue fundador y miembro de la Asociación Genealógica de Costa Rica.
El 15 de diciembre de 1984, a los sesenta y dos años, se casó con una acaudalada checoslovaca llamada Maritza Farkas (muerta por cáncer en 1996). No tuvieron descendencia.
El príncipe Alfredo de Prusia falleció el 3 de junio de 2013 en San José (Costa Rica). Su cuerpo descansa en el cementerio de Purral, Guadalupe (Costa Rica).
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