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Alucinación



En las ciencias de la salud, la alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona siente esa percepción como real. Por ello, la alucinación es considerada como una pseudo-percepción dada la ausencia de un estímulo externo. En ese sentido es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un estímulo externo efectivamente existente. No debe confundirse tampoco con delirio, una creencia que se vive con convicción a pesar de que la evidencia demuestra lo contrario. El concepto de alucinación tiene su origen en el término latino allucinatio. [1]

Jean Étienne Dominique Esquirol fue el primer psiquiatra que utilizó el término con su significado actual en la década de 1830, si bien se empleaba desde el siglo XVI para designar a «una mente que divaga».[2]

Como en la mayoría de los padecimientos que aquejan al ser humano, su etiología es desconocida para la ciencia médica. Existen diversas y floridas teorías, pero no sobrepasan el campo de la especulación y la imaginación. La alucinación como experiencia es de interés para varias ciencias tales como la neurología, la psicología y la psiquiatría. Como tal la alucinación es una palabra recurrentemente mencionada en trastornos tales como algunas variantes de la esquizofrenia, aunque técnicamente aparece también mencionada en experiencias místico-religiosas, y así también como parte del consumo de drogas y estupefacientes al igual que la presencia de cáncer y también en los trastornos del sueño.

Por ejemplo existen las alucinaciones floridas que se asocian usualmente con el uso de drogas, al alcoholismo (ver Delírium trémens) privación del sueño o trastornos neurológicos.

Sin embargo, hay estudios que muestran que las experiencias alucinatorias son comunes en la población general (en EE. UU.). Se ha informado[3]​ que cerca del 10% de la población experimenta alucinaciones leves o sutiles. Una encuesta más reciente y mucho más completa y amplia[4]​ con un número de personas cercano a 13 000 reveló que 39% de las personas afirman experimentar experiencias alucinatorias vívidas y severas, no necesariamente vinculadas con el uso de drogas. Las alucinaciones acústicas o auditivas también existen.

Existen diferentes aproximaciones teóricas a la causa de las alucinaciones. El mayor peso lo tienen teorías de orden biológico que postulan deficiencias en el funcionamiento normal del cerebro y de las conexiones sinápticas entre células ciliadas y las presentes en el tallo encefálico y en los lóbulos occipital-temporal. Se piensa que es de particular importancia el neurotransmisor dopamina en estas disfunciones.[5]

Una explicación más sencilla se refiere a alucinaciones originadas por el propio funcionamiento de nuestro sistema perceptivo. Así hay que comprender que la sensación percibida es una construcción del cerebro a partir del estímulo físico de entrada. Por ello, a veces el cerebro construye sensaciones erróneas cuando no debería hacer nada. Por ejemplo, algunas personas que tienen un defecto en la retina, por enfermedad o accidente, empiezan a ver objetos dentro de esa zona físicamente ciega llamada escotoma. Esto es así porque al no haber señal desde la retina, el cerebro se halla ante el dilema de borrar la zona visual dañada o empezar a rellenarla de forma impredecible. Otro ejemplo de alucinación se da en el caso de miembros amputados en los que el paciente empieza a experimentar miembros fantasmas: los sigue sintiendo a pesar de que ya no los tiene. Esto es así por la misma razón que el escotoma: el cerebro se halla ante el dilema de "amputar" funcionalmente el área del cerebro encargada del miembro amputado o rellenarlo de forma imprevisible.

La sensibilidad al gluten no celíaca puede ser la causa de alucinaciones en algunas personas, que algunos autores han denominado "psicosis por gluten".[6][7]

Una influencia espiritual sea benigna o maligna, es una causa clara y definida según los cristianos creyentes. Por ejemplo, un espíritu maligno puede hablar directamente al oído de la persona injuriándola, o mostrarse abiertamente y percibirse una "sombra" que pasa, o sentir una presencia al lado nuestro.

Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial: visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias mezcladas. Por lo general las alucinaciones no se analizan como un aspecto separado sino dentro de un cuadro más general de trastornos relacionados con estos episodios alucinatorios.



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