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Amnesia infantil



La amnesia infantil o amnesia de la niñez es la incapacidad común por parte de los adultos para recordar los primeros años de su infancia. Generalmente, la amnesia cubre eventos desde el nacimiento hasta en torno a los tres a cuatro años de vida.

La amnesia infantil se caracteriza por la relativa ausencia de memoria antes de los 3 o 4 años de edad. El término no se refiere a la completa ausencia de recuerdos, sino a la relativa escasez de recuerdos sobre la infancia. Además, el límite es variable y puede ser influenciado tanto por las experiencias individuales[1]​ como por factores culturales.[2]

La investigación ha demostrado que los niños son aprendices expertos y son rápidos en adquirir y retener información. Los niños recuerdan eventos; sin embargo, estos recuerdos accesibles para los niños se pierden debido a la amnesia infantil en la edad adulta.[3][4]

La investigación sobre la amnesia infantil generalmente utiliza eventos fácilmente verificables y muy destacados, tales como el nacimiento de un hermano, para evitar problemas de falta de fiabilidad de los recuerdos de los niños.[1]

La amnesia infantil se ha investigado durante muchos años en los adultos, solo recientemente se ha investigado en niños. Este estudio fue un seguimiento de dos años y la extensión de un estudio anterior. Niños (4-13 años) se les pidió inicialmente y dos años más tarde por sus tres primeros recuerdos. En el seguimiento, la edad en el momento de estas memorias se movió hasta varios meses más tarde, con los niños más pequeños con pocas probabilidades de proporcionar los mismos recuerdos. Por otra parte, cuando se le dan sugerencias sobre recuerdos recordaron dos años antes, muchos todavía no fueron recordados. Por el contrario, los niños mayores eran más propensos a recordar los mismos recuerdos y señales a los antiguos recuerdos fueron exitosos. Por lo tanto, los niños mayores se estaban convirtiendo consistente en términos de recordar primeros recuerdos.

Recientemente se ha creado una hipótesis neurológica por Sheena A. Josselyn y Paul W. Frankland. Esta hipótesis menciona que en la niñez el hipocampo, encargado del aprendizaje y memoria, está en pleno auge de la neurogénesis (creación de neuronas nuevas). Debido a que el hipocampo aún está en desarrollo, éste no puede almacenar recuerdos a largo plazo originando el olvido de recuerdos en la edad adulta.[5]

Howe y Courage hicieron en el año 1993 unos experimentos para poder explicar este fenómeno, en donde lo publicaron en el artículo llamado "On resolving the enigma of infantile amnesia". En su primer experimento les enseñaron a varios niños, uno por uno, donde estaba un peluche de león y después de dos semanas regresaron al mismo lugar para ver si podían recordar donde se encontraba el león, solo dos niños pudieron recordar pues eran un poco más grandes que los demás. Su segundo experimento era “la prueba del espejo” la cual consistía en que los niños se miraran en el espejo y ver su reacción, al verse en el espejo estos niños sonreían, pero después les manchaban la nariz y los volvían a poner frente al espejo, la mayoría de los niños no pudieron reconocer que su nariz estaba manchada, a excepción de los dos niños que en el primer experimento si recordaron donde estaba el león. Con esto pudieron concluir que los niños no empiezan a construir sus recuerdos sino hasta que tienen un auto concepto y una conciencia de identidad, del ser.[6][7]

Martin Conway sostiene que los recuerdos de la niñez se quedan olvidados en el consciente, sin embargo, éstos quedan en el inconsciente de tal manera que éstos pueden influir en nuestras decisiones conscientes. El explica invitándonos a hacer un ejercicio: "si ésta noche tratas de recordar todo lo que hiciste en el día, probablemente recordarás 15 cosas, pero si mañana tratas de recordar todo lo que hiciste en el día anterior recordarás aún menos cosas y si en un mes tratas de recordarlo probablemente no recordarías ninguno. La clave de esto es que al principio lo podías recordar casi todo, así que probablemente estén ahí, por lo que cuando decimos que los olvidamos no es que en realidad los hayamos olvidado sino que estos recuerdos se almacenan en el inconsciente y se vuelven inaccesibles para el consciente, lo mismo pasa con los recuerdos de la niñez".[8]

Freud, quien le llamó así a este fenómeno, dijo que debido a la represión se van perdiendo los recuerdos. También dice que el límite es variable y puede ser influenciado tanto por las experiencias individuales como por factores culturales. Pero esa idea controversial resultó ser renegada, ya que Freud solo estudió sobre los recuerdos de los adultos y desarrolló ideas ligadas a la perversión sexual en la niñez que no pueden ser comprobadas, dado que la actividad de los infantes era invisible a los ojos científicos, pues no se puede saber qué es lo que piensan porque aún no tienen la capacidad del habla.

Nuestro pensamiento se sustenta en el lenguaje, de manera que mientras que éste no se encuentre plenamente desarrollado no será posible almacenar recuerdos en la memoria autobiográfica, ya que no existe la posibilidad de pensar de manera consciente y reflexiva sobre lo que nos sucede (Hudson y Sheffield, 1998).[9]



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