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Andrés Marín Vargas



¿Qué día cumple años Andrés Marín Vargas?

Andrés Marín Vargas cumple los años el 26 de octubre.


¿Qué día nació Andrés Marín Vargas?

Andrés Marín Vargas nació el día 26 de octubre de 1969.


¿Cuántos años tiene Andrés Marín Vargas?

La edad actual es 54 años. Andrés Marín Vargas cumplirá 55 años el 26 de octubre de este año.


¿De qué signo es Andrés Marín Vargas?

Andrés Marín Vargas es del signo de Escorpio.


¿Dónde nació Andrés Marín Vargas?

Andrés Marín Vargas nació en Sevilla.


Andrés Marín Pérez Vargas (Sevilla, 26 de octubre de 1969), es un coreógrafo y bailarín español e hijo del bailaor y profesor de baile Andrés Marín y de la cantaora Isabel Vargas.

Comenzó a bailar desde niño, a los 4 años, de la mano de su padre y a los 7 ya lo hacía en la academia de sus padres en Sevilla (en esa época la enseñanza del flamenco se realizaba en formato de clases particulares con un máximo de tres alumnos). A partir de los 11 años, en 1980, en una época que estaba de moda los espectáculos de “Variedades”, su padre, que bailaba en diversas compañías como la de Juanito Valderrama, hizo que participara en sus espectáculos, hasta que a los 14 años lo deja todo.[1]

Como él relata personalmente: el Flamenco para mi ha sido una espina por una parte y una suerte por otra. Una espina, porque de pequeño veía como mis padres se separaban para marcharse de gira; porque éramos cinco hermanos y sufríamos esa situación de soledad; porqué la profesión de artista, la de bailaor, no está catalogada y no tenía, ni tiene, un reconocimiento social. Y es una suerte porqué el Flamenco pertenece a la Cultura del Pueblo y es un género muy bien desarrollado culturalmente. José de La Tomasa me dijo un día que, El Flamenco, es grande, porque lo hicieron grandes músicos salidos del pueblo. Gente íntegra en sus ideas y su cultura. Por el contrario, de los vividores se formaban los gobiernos.

En 1988, a los 19 años, conoce a Emilia, con la que se casaría un año más tarde y que se convertiría en su talismán, su estrella de la buena suerte. A partir de ese momento Andrés Marín comienza a crear un nuevo estilo de Flamenco.

Ya que necesitaba una fuente de ingresos para su recién estrenada familia, Andrés se puso a trabajar en la academia de sus padres, hasta que en 1990, entusiastas de su arte y de su trabajo, lo llevaron de gira por Europa y el Mundo. En Holanda estuvo entre tres y cuatro veces al año ("¡Viva Cádiz!" representada en el Teatro Paradiso de Ámsterdam y en el Teatro Rasa de Utrecht), trabajó también Alemania, en Finlandia ("¡Ay, Flamenco!"), en Suecia, en Estados Unidos y en 1992, Tele 5 y Nippon Television, el primer canal de televisión japonesa, hacen un reportaje sobre su baile y su estudio, que lo llevó a que lo contrataran como solista y coreógrafo en las obras "Sadayacco en Barcelona" representada en el teatro Space Zero en Tokio y en el Gran Teatro de Osaka en 1993 y finalmente con todo su espectáculo en el conocido local de Tokio “El Flamenco”.[2][3]

A inicios del 2000 conoce a Daniela Lazary, productora y distribuidora francesa, la que con su empresa Arte & Movimiento se fija en él y lo anima a crear. Siendo desde entonces un bastión muy importante en su carrera ya que lo embarque en múltiples giras por todo el mundo. A finales de 2001 forma su propia compañía. Desde entonces, sus trabajos han sido acogidos por los principales circuitos europeos, tanto del género Flamenco como de la Danza contemporánea.[4]

Andrés Marín, gran conocedor de los propios orígenes del Flamenco, aclara que este arte no es una creación gitana. Es una creación abierta, de payos y gitanos, nacida en la cultura en la baja Andalucía, en el sur de Valencia y en Extremadura. Los gitanos lo adoptaron para su propia diversión y necesidad, creando una visión peculiar del Flamenco, añadiendo su importantísima aportación, que aún perdura, a este arte. También considera que el arte del Flamenco en la época de la República era mucho más libre que el que se vivió durante la dictadura de Franco, que fue mucho más rígido y encorsetado con patrones fijos, muy concretos. Después de la muerte de éste se ha vuelto a abrir. Desgraciadamente el mensaje político influye también en el arte.

Él “aprendió” del teatro y del arte de su padre, Andrés Marín y del cante de su madre, Isabel Vargas, pero son sus grandes influencias en su arte creativo: Antonio Gades (en “Bodas de Sangre”), Antonio Ruiz Soler "Antonio", Vicente Escudero, etc. También influyen en su Flamenco, el bailarín ruso Vaslav Nijinsky, el Teatro Kabuki y sobre todo de la Danza Butō y la pintura y arquitectura que surge de los movimientos vanguardistas.

Para él, el Baile, el Flamenco que él representa, es un vehículo para navegar y comunicarse. Es el lenguaje del Hombre más que el del propio género. Es su comunicación no verbal más personal.

El 23 de setiembre de 1996, en la IX Bienal del Arte Flamenco de Sevilla, en el Teatro La Maestranza, se presentó el espectáculo “Bailaores”,[52]​ con El Güito, El Mimbre, Ramírez, José Fernández, Juan Paredes y Andrés Marín. Ahí se comenzó a vislumbrar la nueva forma de entender el Flamenco por parte de Andrés. Los críticos puristas le hizo una reseña desfavorable, en especial Ángel Caballero de “El País”, pero la de Manuel Bohórquez de “El correo de Andalucía”, que hizo una dura crítica del espectáculo, sin embargo dijo que lo que había presentado Andrés Marín era el futuro del Flamenco. Esto le alentó aún más a seguir adelante con su proyecto de innovación creativa. Encontramos grandes reseñas de Marie-Christine Vernay, Fermín Lobatón, Manuel Bohórquez,[53]​ Rosalía Gómez, Miguel Mora, José María Velázquez-Gaztelu, Silvia Calado, Manuel Martín Martín, Francisco Sánchez Múgica, Luis Román, Estela Zatania, etc. (referencias de estas críticas en cada uno de los espectáculos que no están copidao nuevamente para no repetirlos).



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