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Anna Ajmátova



Anna Andréyevna Ajmátova (ruso: Анна Андреевна Ахматова), seudónimo de Anna Andreyevna Gorenko (Bolshói Fontán, cerca de Odesa,11 de juniojul./ 23 de junio de 1889greg. - Domodédovo, cerca de Moscú, 5 de marzo de 1966), fue una destacada poeta rusa. Junto con Nikolái Gumiliov y Ósip Mandelshtam, fue una de las figuras más representativas de la poesía acmeísta de la Edad de Plata de la literatura rusa.

Anna Andréyevna Górenko nació el 11(23) de junio de 1889 en Odessa, hija de una noble familia de origen tártaro.

Su infancia no parece que fuese muy feliz. Sus padres se separaron en 1905. Anna comenzó a escribir poesía a la edad de once años. Como su padre no quería ver ningún verso impreso bajo su "respetable" apellido, ella decidió adoptar el de su bisabuela tártara, Ajmátova, como pseudónimo.

Estudió derecho, latín, historia y literatura en Kiev y en San Petersburgo. Allí se casó en 1910 con Nikolái Gumiliov, poeta famoso, promotor del acmeísmo, corriente poética que se sumaba al renacimiento intelectual de Rusia a principios del siglo XX. Los acmeístas rompían con el simbolismo, de carácter metafórico, y restablecían el valor semántico de las palabras. En esta línea Anna publicó en 1912 su primer libro de poemas titulado La tarde. En ese mismo año nació su único hijo Lev, que se convertiría en un famoso historiador neoeurasianista. El matrimonio de Anna y Nikolái duró desde 1910 hasta 1918.

En 1910-1912 viajó a Italia y Francia, visitando París dos veces. Conoció a Modigliani, quien influiría en su perspectiva.

Más tarde Ajmátova se casó con el prominente asiriólogo Vladímir Shileiko (1918-1922) y poco después con el historiador de arte Nikolái Punin (1922-1938). Borís Pasternak estuvo enamorado de ella, pero Anna rechazó su proposición.

sus primeros escritos parecen intuir la gran soledad en la que se verá sumergida años más tarde, después de las trágicas consecuencias de la revolución rusa de 1917. Tras esta, Anna se verá afectada, ya que en 1921 su primer marido Nikolái Gumiliov fue acusado de conspiración y fusilado. Más tarde, su hijo fue también arrestado y deportado a Siberia. Y su último marido, Punin, murió de agotamiento en un campo de concentración en 1938. Los poemas de Anna se prohibieron, fue acusada de traición y deportada. Por temor a que fusilaran a su hijo quemó todos sus papeles personales. En 1944 pudo regresar con su hijo a Leningrado, ciudad devastada tras el asedio alemán.

Allí comenzó a ganarse la vida traduciendo a Leopardi y publicando ensayos, entre los que destacan los brillantes ensayos de Aleksandr Pushkin, en periódicos escolares. Todos sus amigos emigraron o fueron represaliados.

En 1945 el joven intelectual británico Isaiah Berlin quiso visitarla antes de regresar a Londres. Ese encuentro se prolongó durante veinte horas, durante las que Anna le leyó sus poemas y se sinceró con él. Pero esto tuvo trágicas consecuencias ya que su hijo volvió a ser encarcelado durante diez años. Esta vez la escritora se negó a silenciar su voz y siguió adelante con su poemario más importante, Réquiem, en el que explica que en aquella Unión Soviética los únicos que estaban en paz eran los difuntos y que los vivos pasaban su vida yendo de un campo de concentración a otro. El libro fue publicado sin su consentimiento y conocimiento en 1963 en Múnich.

El 14 de agosto de 1946, el Orgburó del Comité Central del PCUS aprobó una resolución[1]​donde se criticaba la labor de las revistas literarias «Zvezdá» y «Leningrado» en las que, entre otros, publicaban sus obras el escritor Mijaíl Zóschenko y Anna Ajmátova. Acto seguido, el ideólogo del PCUS Andréi Zhdánov pronunciaba un discurso, titulado Informe sobre las revistas «Zvezdá» y «Leningrado», con una feroz crítica de la obra de Zóschenko y Ajmátova. La poeta fue calificada por Zhdánov como "una representante del pantano literario reaccionario apolítico" ("одним из представителей этого безидейного реакционного литературного болота").[2]​ El 4 de septiembre, Ajmátova y Zóschenko fueron expulsados de la Unión de Escritores Soviéticos lo que conllevaba la prohibición de la publicación de sus obras y la denegación de las cartillas de racionamiento en un Leningrado devastado por la recién acabada guerra.

En 1962, Ajmátova estuvo propuesta al Premio Nobel de Literatura, pero no lo consiguió.

En 1964, en honor a su 75 cumpleaños, se realizaron nuevos estudios y se publicaron nuevas recopilaciones de sus versos. Ese mismo año viajó a Taormina (Italia), donde recibió el Premio Internacional de Poesía y en 1965 fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Oxford. Viajó a Gran Bretaña con escala en París y se publicó en Moscú El correr del tiempo (1909-1965), un balance incompleto (y censurado) de su obra.

Sus últimas piezas, compuestas en ritmo y sentido neoclásico, parecen ser la voz que reflejaba lo mucho que había vivido. Durante su estancia en Komarovo fue visitada por Joseph Brodsky y otros jóvenes poetas, que perpetuaron las tradiciones de Ajmátova en la poesía de San Petersburgo en el siglo XXI. También tradujo las obras completas de Rabindranath Tagore en ocho volúmenes, al ruso.

El 5 de marzo de 1966 Anna murió de un infarto en un sanatorio de las afueras de Moscú y es enterrada en Komarovo. Su obra, traducida a un sinnúmero de lenguas, solo apareció íntegra en Rusia en 1990.

El poeta Joseph Brodsky la definió así:

Ajmátova promovía el uso de la artesanía y la forma poética rigurosa por encima del misticismo o las incursiones espirituales en la composición, favoreciendo lo concreto sobre lo efímero.[3]​ Ajmátova modeló sus principios de escritura con claridad, sencillez y forma disciplinada.[4]​ Sus primeras colecciones, Tarde (1912) y Rosario (1914), recibieron una gran acogida por parte de la crítica y la hicieron famosa desde el principio de su carrera. Contenían piezas breves y psicológicamente tensas, aclamadas por su dicción clásica, sus detalles reveladores y el hábil uso del color.[5]Tarde y sus cuatro libros siguientes eran en su mayoría miniaturas de lírica sobre el tema del amor, atravesadas por la tristeza.

Sus primeros poemas suelen retratar a un hombre y una mujer envueltos en el momento más conmovedor y ambiguo de su relación, muy imitado y posteriormente parodiado por Nabokov y otros.[5]​ La crítica Roberta Reeder señala que los primeros poemas siempre atrajeron a un gran número de admiradores: "Porque Ajmátova era capaz de captar y transmitir la vasta gama de emociones cambiantes que se experimentan en una relación amorosa, desde la primera emoción del encuentro, hasta un amor cada vez más profundo que se enfrenta al odio, y finalmente a la violenta pasión destructiva o a la indiferencia total. Pero [...] su poesía rompe radicalmente con el estilo erudito y ornamentado y con la representación mística del amor tan típica de poetas como Alexander Blok y Andrey Bely. Sus letras se componen de breves fragmentos de discurso sencillo que no forman un patrón lógico coherente. Por el contrario, reflejan la forma de pensar, los vínculos entre las imágenes son emocionales y los simples objetos cotidianos están cargados de asociaciones psicológicas. Al igual que Alexander Pushkin, que fue su modelo en muchos aspectos, Ajmátova se propuso transmitir mundos de significado a través de detalles precisos" [6]

Ajmátova se quejaba a menudo de que los críticos la "amurallaban" en su percepción de su obra en los primeros años de la pasión romántica, a pesar de los importantes cambios de tema en los últimos años de El Terror. Esto se debió principalmente al carácter secreto de su obra después de la efusión pública y crítica sobre sus primeros volúmenes. Los riesgos durante las purgas fueron muy grandes. Muchos de sus amigos cercanos y familiares fueron exiliados, encarcelados o fusilados; su hijo estaba bajo la amenaza constante de ser detenido, y ella estaba a menudo bajo estrecha vigilancia.[6]​ Tras la represión artística y la condena pública por parte del Estado en la década de 1920, muchos en los círculos literarios y públicos, tanto en el país como en el extranjero, pensaron que había muerto. [7][8]​ Sus lectores generalmente no conocían su obra posterior, la pasión rabiosa de Requiem o Poema sin héroe y sus otras obras mordaces, que sólo se compartían con unos pocos de confianza o circulaban en secreto de boca en boca (samizdat).

Entre 1935 y 1940, Ajmátova compuso, trabajó y reelaboró en secreto el largo poema Réquiem, un ciclo lírico de lamentaciones y testimonios que describe el sufrimiento de la gente común bajo el terror soviético.[4]​ Lo llevaba consigo mientras trabajaba y vivía en pueblos y ciudades de toda la Unión Soviética. La obra está ausente en su colección, ya que condena explícitamente las purgas. La obra en ruso apareció finalmente en forma de libro en Múnich en 1963; la obra completa no se publicó en la URSS hasta 1987.[9][10]​ Consta de diez poemas numerados que examinan una serie de estados emocionales, explorando el sufrimiento, la desesperación, la devoción, más que una narrativa clara. Los temas bíblicos, como la crucifixión de Cristo y la devastación de María, Madre de Jesús, y María Magdelena, reflejan la devastación de Rusia, en particular al presenciar el desgarro de las mujeres en la década de 1930. En cierta medida, representó un rechazo a su propia obra romántica anterior, ya que asumió el papel público de cronista del Terror. Este es un papel que mantiene hasta hoy.[11]

Sus ensayos sobre Pushkin y Poema sin héroe, su obra más larga, sólo se publicaron después de su muerte. Este largo poema, compuesto entre 1940 y 1965, suele ser considerado por la crítica como su mejor obra y también como uno de los mejores poemas del siglo XX.[4]​ Ofrece un análisis profundo y detallado de su época y su aproximación a ella, incluyendo su importante encuentro con Isaiah Berlin (1909-97) en 1945.[12]​ Su talento en la composición y la traducción se pone de manifiesto en sus excelentes traducciones de las obras de poetas que escriben en francés, inglés, italiano, armenio y coreano.[4]

En la evolución poética de Ajmátova podemos distinguir tres épocas:

Dibujo de Anna Ajmátova por Amedeo Modigliani (1911).

Anna Ajmátova, por Natan Altman (1914).

Anna Ajmátova, por Olga Della-Vos-Kardovskaïa (1914).

Documental sobre Anna Ajmátova (en ruso con subtítulos en inglés) en YouTube.



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