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Anobiidae



Anobiidae o Ptinidae según la clasificación más reciente[2][3]​ es una familia de pequeños coleópteros polífagos conocidos vulgarmente como carcomas, ya que sus larvas al alimentarse perforan maderas, tanto en estado natural como puesta en obra (vigas, muebles, etc.). Se conocen unos 1800 géneros distribuidos por todo el mundo.[4]

El tamaño de los anóbidos oscila entre 1,5 y 9 mm de longitud y son predominantemente de color castaño, pardo-rojizos o negruzcos. El cuerpo es casi siempre subcilíndrico o redondeado y está recubierto por una abundante pubescencia, que a veces forma dibujos sobre los élitros. La cabeza está más o menos retraída y escondida debajo del pronoto; las antenas pueden ser filiformes, aserradas o pectinadas; los ojos son grandes. Las patas son gráciles y en algunos casos pueden plegarse y ocultarse en surcos en la parte inferior del cuerpo; los tarsos son pentámeros (con cinco artejos en todas las patas).

Las larvas se desarrollan en madera muerta, tanto natural como trabajada y, en este caso, pueden producir graves destrozos en vigas, artesonados, retablos, muebles, e incluso en libros; reciben el nombre común de carcomas. Xestobium rufovillosum es conocido popularmente como "escarabajo del reloj de la muerte" ya que mientras excava galerías en la madera produce un golpeteo audible al oído humano.[5]​ Algunas especies se desarrollan en hongos yesqueros, maderas (Anobium punctatum y Xyletinus brasiliensis), productos alimentarios (Stegobium paniceum),[6]​ cuero y papel (Tricorynus herbarius)[7]​ e incluso en cigarros (Lasioderma serricorne)[8]​.

Los adultos perforan la superficie de la madera y la abandonan; son buenos voladores y se dispersan en busca de lugares favorables para la puesta; las hembras depositan los huevos en los resquicios de la madera.

La carcoma es la plaga más común en construcciones de madera o con elementos hechos de ella: mobiliario, puertas, etc. Su efecto puede ser muy dañino en obras de arte, no solo tallas y retablos sino también pinturas sobre lienzo ya que ataca sus marcos y bastidores.

Su presencia se reconoce fácilmente por los orificios visibles en la superficie y por el serrín que sale de ellos. Pero el ejemplar causante del daño ya ha salido al exterior y habrá muerto, dejando huevos que reanudan el ciclo.

Durante la mayor parte de su vida la larva excava galerías por dentro de la madera y en su última etapa se transforma en coleóptero; es entonces cuando para salir practica un orificio hasta la superficie. Ello suele ser en los meses cálidos del año, entre abril y septiembre. Tiene cierta capacidad de vuelo, por lo que puede depositar sus huevos en otros lugares, ampliando la plaga. Los huevos eclosionan y las diminutas larvas acceden al interior de la madera por fisuras o juntas. En ocasiones, la plaga parece estar latente porque no se ven agujeros nuevos, pero en realidad las larvas siguen royendo el interior, por lo que cualquier tratamiento de erradicación no puede darse por definitivo en el primer año.

Para la eliminación de la carcoma común existen diversos tratamientos y remedios, tanto profesionales (mediante químicos y gases) como caseros. Algunos son pintorescos, pero parecen efectivos y de hecho se citan en múltiples páginas web.



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