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Antropoceno



El Antropoceno (de griego ἄνθρωπος anthropos, 'ser humano', y καινός kainos, 'nuevo') es una época geológica propuesta por una parte de la comunidad científica para suceder o reemplazar al denominado Holoceno, la época actual del período Cuaternario en la historia terrestre, debido al significativo impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres (especialmente ilustradas por la denominada 'extinción masiva del Holoceno'). No hay un acuerdo común respecto a la fecha precisa de su comienzo; algunos lo consideran junto con el inicio de la Revolución Industrial (a finales del siglo XVIII),[1]​ mientras que otros investigadores remontan su inicio al comienzo de la agricultura, solapando enteramente al Holoceno. El Holoceno, término usado desde 1867, época a la que pretende reemplazar o suceder, sí tiene su inicio definido formalmente por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas desde 2008, y está fijado con una sección y punto de estratotipo de límite global datada en 11 700 ± 99 años antes del año 2000.[2][3]

El Antropoceno fue usado en el año 2000 por el ganador del premio Nobel de química Paul Crutzen, quien considera que la influencia del comportamiento humano sobre la Tierra en las recientes centurias ha sido significativa, y ha constituido una nueva era geológica. La propuesta del uso de este término como concepto geológico oficial ha ganado fuerza desde el 2008 con la publicación de nuevos artículos que apoyan esta tesis.[4]​ Sin embargo, para que se convierta en oficial se requiere la aprobación de la Comisión Internacional de Estratigrafía.

Los contrarios a definir el Antropoceno como una nueva unidad cronoestratigráfica de la escala estándar global, argumentan que el registro estratigráfico correspondiente a este corto intervalo temporal es extremadamente reducido y que el Antropoceno es más una declaración política que una propuesta científica.[5]

La idea de que la influencia del Homo sapiens sobre la biosfera seria cada vez más predominante no es nueva. En 1778, Buffon escribió en Les Époques de la Nature acerca de esta influencia.[6]

En el siglo XIX, Antonio Stoppani creó el término Antropozoico para definir el periodo geológico contemporáneo del ser humano.[7][8]

Por su parte, Andrew Revkin acuñó el término Antroceno en su libro El calentamiento global: Comprensión de la Previsión (1992), en el que escribió: estamos entrando en una era que en algún día podría ser contemplada como, por ejemplo, el Antroceno. Después de todo, se trata de una era geológica de nuestra propia creación. Sin embargo, la palabra Antropoceno se considera generalmente como el término técnico más adecuado.[9]

Por otro lado, Michael Samways acuñó otro término en 1999 en un artículo llamado "Traslocación de fauna a tierras extranjeras: aquí viene el Homogenoceno" en la revista Journal of Insect Conservation.[10]​ Samways utilizó el término Homogenoceno para definir nuestra época geológica actual, en el cual la biodiversidad está disminuyendo y los ecosistemas en todo el mundo se están transformando en otros. El término también fue utilizado por John L. Curnutt en 2000 en una lista corta titulada "Guía para el Homogenoceno" en la revista Ecology.[11]​ Curnutt se basó en el artículo “Especies exóticas en América del Norte y Hawái: impactos en los ecosistemas naturales” de George Cox.

El término Antropoceno fue acuñado en el año 2000 por el ganador del Premio Nobel Paul Crutzen por analogía con la palabra Holoceno. Crutzen explica el incidente que lo llevó a acuñarlo: Yo estaba en una conferencia en la que alguien comentaba algo sobre el Holoceno. En ese momento pensé que tal término era incorrecto, porque el mundo ha cambiado demasiado. Así que le dije: ¡No, estamos en el Antropoceno!, creando en el ardor de ese momento la palabra. Todo el mundo estaba sorprendido. Pero parece haber persistido.[12]​ Crutzen utilizó por primera vez el término en la prensa escrita en un boletín de 2000 del Organismo Internacional de la Geosfera y la Biosfera (IGBP), n.º 41. Posteriormente, en 2008, Zalasiewicz sugirió en un boletín de la Sociedad Americana de Geología que el término Antropoceno sería el apropiado para estos momentos.[4]

Se argumenta como consecuencia más directa de las actividades humanas sobre el medio ambiente al calentamiento global de origen antropogénico debido a las emisiones de dióxido de carbono producto de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, carbón y gas, así como resultado de la deforestación y producción de cemento en menor medida.

Las rocas denominadas plastiglomerados, formadas por una amalgama de plásticos, arena, rocas y desechos humanos, afirman los científicos que constituirán en el futuro una de las huellas más sólidas del paso del ser humano por el planeta.[13]

Durante los ciclos glaciales-interglaciales del último millón de años, la concentración atmosférica de CO2 ha variado entre 180 partes por millón (ppm) y 280 ppm aproximadamente. A partir de 2006, las emisiones antropogénicas netas de CO2 han aumentado la concentración atmosférica de CO2 en una cantidad comparable desde 280 ppm a más de 383 ppm.

Jan Zalasiewicz, geólogo de la Universidad de Leicester, al frente del Grupo de Trabajo del Antropoceno, aspira a rebautizar la época en la que vivimos con ese nombre “incómodo”: “Hemos dejado de ser meros habitantes de la Tierra para convertirnos en actores geológicos. La actividad humana tiene ya un impacto que está quedando grabado en los estratos, y eso es lo que pretendemos demostrar. No se nos escapa las implicaciones políticas del tema, pero lo que a nosotros nos ocupa es la ciencia”.[14]

William Ruddiman ha propuesto la hipótesis del Antropoceno antiguo (nombre dado por algunos al periodo más reciente de la historia de la Tierra), según la cual los humanos empezaron a tener un impacto global significativo en el clima y los ecosistemas de la Tierra no en el siglo XVIII con la Revolución Industrial, sino ya hace ocho mil años, debido a las intensas actividades agrícolas de los humanos antiguos; en el continente Americano, por ejemplo, existe rastro humano desde hace 4000 años[15][16]​, o incluso 7000 años antes del presente.[17]​ Ruddiman afirma que los gases de efecto invernadero generados por la agricultura impidieron el comienzo de una nueva glaciación.[18][19]

Mientras tanto, según estudios realizados por William Ripple y Chris Doughty el antropoceno se podría remontar a un tiempo aproximado de 15 000 años debido a una cascada trófica producto de la eliminación de la fauna por parte de los cazadores-recolectores.[20][21]

El Antropoceno es actualmente un término informal, una metáfora del cambio medioambiental global. Para que se traslade oficialmente a la escala temporal geológica global estándar[23]​ debe aprobarse por la Comisión Internacional de Estratigrafía[4]​ y ratificarse por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas en un Congreso Geológico Mundial, cumpliendo las especificaciones de la Guía Estratigráfica Internacional.[24]

Para ello la base del Antropoceno debe ser definida con una sección estratotipo y punto de límite global (GSSP, por sus siglas en inglés) en sedimentos o en un testigo de sondeo en hielo o como una fecha absoluta.[4]​ Este GSSP debe registrar algún marcador que identifique un cambio global, para lo que se han propuesto diferentes alternativas:[4]

En la actualidad existe un grupo de trabajo en la Comisión Internacional de Estratigrafía, dentro de la Subcomisión de la Estratigrafía del Cuaternario, que estudia la posibilidad de definir el Antropoceno como una nueva época geológica —posterior a la época Holoceno— o incluso como edad geológica, una división del Holoceno. No se está planteando como nueva era o periodo, ni como sustituto del término Holoceno.[25]

Sin embargo, en julio de 2018 la Unión Internacional de Ciencias Geológicas ratificó tres nuevas edades y pisos que subdividen el Holoceno, sin llamarse ninguna Antropoceno: el Megalayense (4200 AP-actualidad), el Norgripiense (8200-4200 AP) y el Groenlandiense (11 700-8200 AP).[26]

En un trabajo publicado en 2015, Stanley C. Finney, entonces presidente de la Comisión Internacional de Estratigrafía, y Lucy E. Edwards, miembro de la Comisión Norteamericana de Nomenclatura Estratigráfica, argumentan que el Antropoceno es más una declaración política que una propuesta científica. Para estos autores los cambios medioambientales se observan directamente, pero prácticamente no pueden observarse en el registro geológico, debido a que el registro estratigráfico correspondiente al tiempo propuesto para el Antropoceno es mínimo y en su mayor parte no observable. Por otra parte, los criterios que se proponen para justificar el Antropoceno son muy diferentes a los usados por la Comisión Internacional de Estratigrafía para establecer las unidades cronoestratigráficas de la escala global.[5][27]



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