El madroño (Arbutus unedo) es una especie de arbusto perteneciente al género Arbutus en la familia Ericaceae.
Arbolillo de 4-7 m con tronco rojizo más o menos cubierto de largas escamas grisáceas, con ramas grises y ramillas abundantemente foliosas, pardo-rojizas, a menudo piloso-glandulosas. Las hojas son persistentes, de 8 por 3 cm, y son lanceoladas, lauroides, serradas o serruladas, de un verde brillante por el haz, mates por el envés, con pecíolo de hasta 7-8 mm. Las inflorescencias se presentan en panículas colgantes, con raquis rojizo y brácteas ovado-lanceoladas cupuliformes envolventes, rojizas. El cáliz, de 1-1,5 mm, más o menos persistente, tiene lóbulos cortos, triangulares, soldados en la base. La corola es urceolada, de 7-8 mm, blanca, amarillenta y caediza en la desecación, con 5 dientes revolutos, finamente ciliados. Los estambres son inclusos, en número de 10, con filamentos pilosos, muy dilatados en su base y anteras apendiculadas, rojizas, de dehiscencia foraminal. El ovario es tuberculado, glabro, con estilo derecho asurcado y algo cónico, también incluso. El fruto, de 7-10 mm en baya, es globoso, tuberculado, rojo en la madurez, con 5 lóculos polispermos y las semillas son pequeñas, pardas y angulosas.
Difundido por toda la región mediterránea, incluidas sus islas, el norte de África, y por toda la península ibérica (España y Portugal), el oeste de Francia y oeste de Irlanda, así como en Ucrania.
Su hábitat natural son bosques mixtos de barrancos y desfiladeros fluviales, y en laderas en encinares o robledales, desde el nivel del mar hasta 800 a 1200 m de altitud.
Crece bien en suelos arenosos y bien drenados.
A pesar de ser una especie autóctona de España, no lo es de todas sus regiones. Así, en Canarias se comporta como especie exótica invasora. Debido a su potencial colonizador y constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en Canarias su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.
Es notorio el uso de este árbol como planta ornamental en parques y jardines. Aunque resulta algo sucio cuando los frutos maduros comienzan a caer, el colorido de sus bayas amarillas, anaranjadas y rojas le convierte en un árbol apreciado. Tolera bien la cal y prefiere los sitios cálidos, soleados o en penumbra. Son difíciles de trasplantar, por ello se recomienda su cultivo por semillas; éstas se recogen entre septiembre y diciembre. Son muy sensibles a heladas.
Son muchos los usos del madroño, pero quizás el uso comestible de sus frutos sea el más conocido. Se hacen con ellos mermeladas y confituras y conservas de madroño.
Los frutos también pueden aprovecharse para obtener bebidas alcohólicas por fermentación y de ellos se extrae, por ejemplo, el «licor de madroño» alicantino. En algunas zonas del Mediterráneo (como Argelia y Córcega), los frutos fermentados se usan para preparar un vino que, destilado, permite obtener un brandi. En Portugal es popular preparar de forma casera aguardiente de madroño.
Excelente planta para utilizar como flora apícola. En tiempos pasados, en España se obtenía azúcar de esta planta.
En Libia se usan las raíces para teñir de rojo las pieles.
Principios activos: arbusterina, tanino y ácido gálico. Los frutos contienen una media de un 20 % de azúcares. Las semillas tienen elevadas concentraciones de aceite graso. La corteza se ha utilizado en medicina natural como diurético, astringente y antiséptico urinario y renal.
Cuenta una leyenda que de la sangre del gigante Gerión, vencido por el griego Hércules, nació un árbol que daba frutas sin hueso en la época en que salen las Pléyades. Entre los romanos era un árbol sagrado, dedicado a la ninfa Cardea o Carna, amante de Jano Bifronte, la cual protegía el umbral de la casa. También ponían ramas sobre los féretros. Los griegos clásicos hacían flautas con su madera. Los pajareros en la España del siglo XVIII, usaban las semillas para coger pájaros en invierno.
El madroño, junto con la osa apoyada sobre él con sus patas delanteras, figura en el Escudo de Madrid. No se conoce con certeza la aparición de tal figura en el escudo, variando de unos a otros autores; tal vez sea la elección por el Concejo como escudo para diferenciar sus posesiones de las pertenecientes a la Iglesia madrileña, que utilizó un oso pasante para diferenciarlas. Otra definición la dio el humorista y caricaturista Antonio Mingote en su libro Historia de Madrid en que dice: «[...] el oso, primitivo habitante del país, abrazado a un árbol para impedir que venga un concejal y lo corte».
La historia del oso y el madroño en el escudo tendría que ver con el intento de unificar los intereses de dos grandes propietarios en fincas en la que en una predominaba el arbolado y en otra el pasto hace varios siglos. El oso sería el nexo de unión entre ambas. La elección del escudo no estaba justificada por la existencia de osos en aquel tiempo, dado que habrían desaparecido del Monte del Pardo como reserva de caza antes del siglo XI o XII[cita requerida]. Tampoco porque la zona fuera adecuada para la expansión del arbusto, ya que los madroños no tienen el mejor hábitat en esta Comunidad, no encontrándose citada como planta espontánea en esta área.
La madera es pesada, fuerte, de grano fino, elástica y fácil para ser elaborada; se emplea en mangos de herramientas, postes, leñas y carbón. En los Estados Unidos se fabrican arcos con ella.[cita requerida]
Arbutus unedo fue descrito por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum, vol. 1, p. 395 en 1753.
A Arbutus unedo se le conoce como "harino" y "alazano" en Panamá; de "urraca" en Honduras; de "camarón" en México; de "sálamo" en Costa Rica y en algunas regiones de Nicaragua.[cita requerida]
Por otra parte, al Calycophyllum candidissimum se le llama madroño en Nicaragua, donde es el Árbol Nacional, y sus flores son el adorno tradicional de los altares de las purísimas en todo el país.
Otros nombres para Arbutus unedo en castellano incluyen: aborio, agarullos, albocera, alborecera, alborocera, alborozas, alborozera, alborsos, alborto, alborzo, algorto, arbedeiro, arbocera, árbol de las fresas, árbol del azúcar, arborio, arborsos, arborzo, beduño, berrubiete, borrachín, borrachinal, borrubiete, borrubiote, borto, campanita, gurrubión, herbedo, hérbedo, madrollo, madrollos, madroña, madroñal, madroñera, madroñero, madroño, madroño común, merodo, modrollera, modrollos, modroño, muérdano.
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