x
1

Argumento cosmológico Kalam



El argumento cosmológico Kalām es una formulación moderna del argumento cosmológico de la existencia de Dios, arraigada en la herencia de Ilm al-Kalam en la escolástica islámica medieval. Un abierto defensor del argumento es William Lane Craig, quien lo sostuvo por primera vez en su libro The Kalām Cosmological Argument en 1979.

El argumento es similar al motor inmóvil en el aristotelismo debido a su base en la naturaleza de la causalidad y el argumento contra la posibilidad de una regresión infinita. Sin embargo, el propio Aristóteles no creía en un universo temporalmente finito y su argumento se refiere a causas simultáneamente existentes. Craig ha argumentado en contra de la posibilidad de la existencia de infinitos reales, siguiendo la idea del filósofo Al-Ghazali del siglo XI, sosteniendo un finitismo temporal. El argumento concluye que existe una causa eterna, inmutable, atemporal e inmaterial que llevó al universo a ser ex nihilo. Craig llamó a esta variante del argumento cosmológico como argumento cosmológico Kalām, por Ilm al-Kalām («ciencia del discurso»), el término árabe para la disciplina de la teología filosófica en el islam. Craig además sostiene que el argumento cosmológico Kalām implica un compromiso con la teoría A del tiempo o presentismo.

Desde entonces, el argumento cosmológico Kalām ha suscitado un debate público entre Craig y Graham Oppy, Adolf Grünbaum, J. L. Mackie y Quentin Smith, y ha sido utilizado en la apologética cristiana.[1][2]​ Según Michael Martin, el argumento revisado de Craig está «entre los más sofisticados y bien argumentados en la filosofía teológica contemporánea», junto con versiones del argumento cosmológico presentados por Bruce Reichenbach y Richard Swinburne.[3]​ Recientemente se han formulado nuevas versiones del argumento cosmológico Kalām que no implican la teoría A del tiempo o la inexistencia de infinitos reales por filósofos como Alexander Pruss.[4][5]​ También Martin y Smith han formulado argumentos Kalam a favor del ateísmo.[6][7]

El argumento cosmológico Kalām se basa en el concepto del motor primario, introducido por Aristóteles, e inserto en la filosofía cristiana y la neoplatónica temprana en la Antigüedad tardía, siendo desarrollado por Juan Filópono.[8][9]​ Junto con gran parte de la filosofía griega clásica, el concepto fue adoptado en la tradición islámica medieval, donde recibió su articulación más completa a manos de eruditos musulmanes, más directamente por los teólogos islámicos de la tradición suní. Sus defensores históricos incluyen a Al-Kindi,[10]Al-Ghazali[11]​ y Buenaventura de Fidanza.[12][13][14]

Una de las primeras formulaciones del argumento cosmológico en la tradición islámica viene de Al-Kindi (siglo IX), que fue uno de los primeros filósofos islámicos en intentar introducir un argumento para la existencia de Dios basado en premisas puramente empíricas. Su principal contribución es el argumento cosmológico (Dalil al-Huduth) para la existencia de Dios, en su obra Sobre la Primera Filosofía.[15]Al-Ghazali escribe en el Kitab al-Iqtisad fi'l-I'tiqad:

Todo ser que comienza tiene una causa para su comienzo; ahora, el mundo es un ser que comienza; por lo tanto, posee una causa para su comienzo.[16][17]

Entre los siglos IX y XII, el argumento cosmológico se desarrolló como un concepto dentro de la teología islámica. Fue refinado en el siglo XI por Al-Ghazali (La Incoherencia de los Filósofos), y en el XII por Ibn Rushd (Averroes).[18]​ Alcanzó la filosofía cristiana medieval en el siglo XIII, y fue discutido por Buenaventura de Fidanza, así como por Tomás de Aquino en su Summa Theologiae (I, q.2, a.3) y su Summa contra Gentiles (I, 13).

Las perspectivas islámicas pueden dividirse en respuestas aristotélicas positivas que apoyan fuertemente el argumento, como las de Al-Kindi y Averroes, y las respuestas negativas críticas, incluyendo las de Al-Ghazali y Muhammad Iqbal.[19]​ Al-Ghazali no estaba convencido de los argumentos de primera causa de Al-Kindi, argumentando que solo el infinito per se es imposible, argumentando la posibilidad del infinito per áccidens (por accidente). Él escribe:

De acuerdo con la hipótesis considerada, se ha establecido que todos los seres en el mundo tienen una causa. Ahora, que la causa misma tenga una causa, y la causa de la causa tenga otra causa, y así ad infinitum. No te conviene decir que un regreso infinito de causas es imposible.[20]

Muhammad Iqbal afirma que:

Un efecto finito solo puede dar una causa finita, o como mucho una serie infinita de tales causas. Terminar la serie en un cierto punto, y elevar a un miembro de la serie a la dignidad de una causa primera no causada, es poner en nada la misma ley de la causalidad de la que todo el argumento procede.

Craig establece el argumento cosmológico Kalām como una breve silogismo, más comúnmente reproducido como sigue:[21]

A partir de la conclusión del silogismo inicial, añade una premisa y una conclusión adicionales basadas en el análisis ontológico de las propiedades de la causa:[22]

Refiriéndose a las implicaciones del teísmo clásico que siguen a este argumento, Craig escribe:

[...] trascendiendo el universo entero existe una causa que llevó al universo a ser ex nihilo [...] todo nuestro universo fue causado a existir por algo más allá de él y mayor que él. Para nadie es un secreto que una de las concepciones más importantes de lo que los teístas quieren decir con «Dios» es el Creador del cielo y la tierra.[23]

Craig finalmente concluye que:

Sobre la base de nuestro argumento, esta causa tendría que ser sin causa, eterna, inmutable, atemporal e inmaterial. Además, tendría que ser un agente personal que elija libremente crear un efecto a tiempo. Por lo tanto, sobre la base del argumento cosmológico kalam, concluyo que es racional creer que Dios existe.[24]

Craig aclara las definiciones de los siguientes términos del argumento:

Las condiciones para que una cosa (E) comience a existir en un momento específico (T) son si y solo si:

Generalmente Craig define causa como algo que produce un efecto, que según las distinción aristotélica puede ser una causa material o eficiente. Cuando Craig en el argumento cosmológico de Kalam defiende la creación ex nihilo (de la nada) en lugar a de ex materia (de lo que existe), específicamente busca la creación con una causa eficiente, pero no material.

Cuando Craig usa la palabra universo quieren decir que es "la totalidad de la realidad material", que incluye toda la materia y la energía.

Según el filósofo ateo Quentin Smith, «un recuento de los artículos en las revistas de filosofía muestra que se han publicado más artículos sobre la defensa de Craig del argumento Kalām que los que se han publicado sobre la formulación contemporánea de otro filósofo de un argumento a favor de la existencia de Dios».[28]

El argumento cosmológico Kalām ha recibido críticas de filósofos como J. L. Mackie, Graham Oppy, Michael Martin y Quentin Smith; físicos como Paul Davies, Lawrence Krauss y Victor Stenger; y autores como Dan Barker.[29]

El discurso moderno abarca los campos de la filosofía y la ciencia (física cuántica y cosmología), que Bruce Reichenbach resume como:

[...] si es necesario que haya una causa del primer natural existente, si algo como el universo puede ser finito y sin embargo no tener un comienzo, y la naturaleza de los infinitos y su conexión con la realidad.[30]

Craig defiende la primera premisa de la siguiente manera:[31][32]

Según Reichenbach, «el Principio Causal ha sido objeto de críticas extensas», que puede dividirse en críticas filosóficas y científicas.[33]

Graham Oppy, J. L. Mackie y Wes Morriston se han opuesto a la intuición de la primera premisa.[34][35][36]​ Oppy afirma:

Mackie, [Adolf] Grunbaum, [Quentin] Smith y yo -entre muchos otros- hemos cuestionado la primera premisa: ¿por qué se supone que absolutamente todo lo que empieza a existir tiene una causa para que su principio exista?

Mackie afirma que no hay una buena razón para asumir a priori que un comienzo no causado de todas las cosas es imposible. Por otra parte, arguye que el Principio Causal no puede ser extrapolado al universo desde la experiencia inductiva. Apela a la tesis de David Hume (An Enquiry Concerning Human Understanding), sobre que los efectos sin causas pueden ser concebidos en la mente, y que lo que es concebible en la mente es posible en el mundo real.[37]​ Este argumento ha sido criticado por Bruce Reichenbach y Elizabeth Anscombe, quien señala los problemas fenomenológicos y lógicos para inferir la posibilidad fáctica de la concebibilidad.[38][39]​ Craig señala:

El propio Hume creía claramente en el principio causal. Él presupone a lo largo de la Enquiry que los acontecimientos tienen causas, y en 1754 escribió a John Stewart: «Pero permítame decirle que nunca he afirmado una proposición tan absurda como que cualquier cosa podría surgir sin una causa».[40][41]

Morriston afirma que las leyes causales son procesos físicos para los cuales se tienen conocimiento intuitivo en el contexto de eventos dentro del tiempo y el espacio, pero que tales intuiciones no son válidas para el comienzo del tiempo mismo. Él afirma:

Nosotros no tenemos experiencia del origen de los mundos para decir que los mundos no llegan a existir así. Ni siquiera tenemos la experiencia del surgimiento de algo remotamente análogo a la «singularidad inicial» que figura en la teoría del Big Bang del origen del universo.[42]

En respuesta, Craig ha sostenido que las leyes causales son verdades metafísicas sin restricciones que «no dependen de las propiedades, poderes causales y disposiciones de las clases naturales de sustancias que existen», señalando que:

La historia de la cosmología astrofísica del siglo XX contradice la afirmación de Morriston de que la gente no tiene intuiciones fuertes sobre la necesidad de una explicación causal del origen del tiempo y del universo.[43]

Una objeción común a la premisa apela al fenómeno de la indeterminación cuántica, donde, en el nivel subatómico, el principio causal parece que se descompone.[44]​ Craig responde que el fenómeno del indeterminismo es específico de la Interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica, señalando que ésta es solo una de varias interpretaciones diferentes, algunas de las cuales, él señala, son totalmente deterministas (mencionando a David Bohm) y todavía no se sabe si alguna de ellas es cierta. Concluye que la física subatómica no es una excepción probada a la primera premisa.[45]

El filósofo Quentin Smith ha citado el ejemplo de las partículas virtuales, que aparecen y desaparecen de la observación, aparentemente al azar, para afirmar la sostenibilidad de los fenómenos naturales no causados.[46]

En su libro A Universe from Nothing: Why There is Something Rather Than Nothing, el cosmólogo Lawrence Krauss ha propuesto cómo la mecánica cuántica puede explicar cómo el espacio-tiempo y la materia pueden surgir de «nada» (refiriéndose al vacío cuántico). El filósofo Michael Martin también se ha referido a los modelos cuánticos de fluctuación del vacío para apoyar la idea de un universo con principios incausados. Él escribe:

Incluso si el universo tiene un comienzo en el tiempo, a la luz de las teorías cosmológicas recientemente propuestas, este comienzo puede ser incausado. A pesar de la afirmación de Craig de que las teorías que postulan que el universo «podría aparecer en la existencia sin causa» son incapaces de «afirmación sincera», tales teorías similares en realidad son tomadas seriamente por los científicos.[47]

El filósofo de la ciencia David Albert ha criticado el uso del término «nada» al describir el vacío cuántico. En una revisión del libro de Krauss, afirma:

Los estados de vacío relativistas-cuánticos-teóricos-de campos (no menos que las jirafas o los refrigeradores o los sistemas solares) son arreglos particulares de la materia física elemental. El verdadero equivalente teórico-relativístico-cuántico-de campos de no existir ninguna materia física en absoluto no es este o aquel arreglo particular de los campos; lo que es (obviamente, e ineluctablemente, y por el contrario) [es] la simple ausencia de los campos.[48]

Craig expresa de forma más modesta la premisa como "si el universo comenzó a existir, entonces el universo tiene una causa de su comienzo" para evitar distracciones sobre si las partículas subatómicas son el resultado de los procesos incausados.[49]​ Del mismo modo, Craig también argumentó que el vacío cuántico, al contener energía cuantificable y medible, no puede ser descrito como «nada», por lo tanto, que los fenómenos originados del vacío cuántico no pueden ser descritos como «no causados». Sobre el tema de las partículas virtuales, escribe:

[...] las partículas virtuales no vienen literalmente a existir espontáneamente de la nada. Más bien la energía encerrada en el vacío fluctúa espontáneamente de tal manera que se convierte en partículas evanescentes que vuelven casi inmediatamente al vacío.[50]

Sin embargo, existe el problema de que simplemente no sabe qué interpretación de la mecánica cuántica (determinista como indeterminista) es correcta. Como Craig señala:

Está lejos de ser claro que no hay, de hecho, causas deterministas de la aparición de partículas virtuales. Tal comportamiento es indeterminista solo en algunas interpretaciones de la física cuántica, como la llamada Interpretación de Copenhague, pero hay otras interpretaciones de la física cuántica que son completamente deterministas y son empíricamente equivalentes a las interpretaciones indeterministas, y nadie sabe cuál de estas interpretaciones competitivas, si es que hay alguna, es correcta. El realismo ingenuo sobre la interpretación de Copenhague sería imprudente e injustificado.[51]

Craig justifica la premisa dos usando ambos argumentos físicos, con evidencia de la cosmología y la física; y argumentos metafísicos para la imposibilidad de infinitos reales en la realidad.

Para pruebas físicas, Craig apela a:

El profesor Alexander Vilenkin, uno de los tres autores del teorema de Borde-Guth-Vilenkin, escribe:

Un asunto notable de este teorema es su profunda generalidad. No hicimos suposiciones sobre el contenido material del universo. Ni siquiera asumimos que la gravedad es descrita por las ecuaciones de Einstein. Por lo tanto, si la gravedad de Einstein requiere alguna modificación, nuestra conclusión se mantendrá. La única suposición que hicimos fue que la tasa de expansión del universo nunca llega por debajo de un valor diferente de cero, no importa cuán pequeño.[54]

Victor J. Stenger se ha referido al modelo de Aguirre-Gratton[55]​ para la inflación eterna como un ejemplo por el cual otros no están de acuerdo con el teorema de Borde-Guth-Vilenkin. En una correspondencia privada con Stenger, Vilenkin comentó que el modelo de Aguirre-Gratton intenta evadir un principio invirtiendo la «flecha del tiempo» en t = 0, pero que: «Esto hace que el momento t = 0 sea algo especial, yo diría que no es menos especial que un verdadero comienzo del universo».[56]

En la conferencia «State of the Universe», en la Universidad de Cambridge (enero de 2012), Vilenkin discutió problemas con varias teorías que afirman evitar la necesidad de un comienzo cosmológico, alegando la insostenibilidad de la inflación eterna, los modelos del huevo cíclicos y cósmicos, concluyendo que: «Toda la evidencia que tenemos dice que el universo tuvo un comienzo».[57]

El cosmólogo Sean Carroll, en un debate con Craig, señaló que el teorema BGV solo dice que en unos tipos de universos las descripciones clásicas (sin introducir la mecánica cuántica) del espacio-tiempo se rompen en algún punto en el pasado. Más adelante Carroll, quien conoce a Alan Guth, muestra una cita de él declarando que no sabe si el universo tuvo una comienzo y es posible que sea eterno, pero nadie lo sabe.[58]

Sobre la imposibilidad de infinitos reales (en acto), Craig afirma:[59]

Michael Martin no está de acuerdo con estas afirmaciones de Craig, diciendo:

Los argumentos a priori de Craig son poco sólidos o muestran como máximo que los infinitos reales tienen propiedades extrañas. Este último hecho es bien conocido, sin embargo, y no demuestra nada acerca de si es lógicamente imposible tener infinitos reales en el mundo real.[60]

Craig sostiene que un infinito real puede producir escenarios lógicamente contradictorios y metafísicamente imposibles (absurdos). Sin embargo, Arnold T. Guminski afirma que el concepto del infinito es matemáticamente y lógicamente consistente/posible dentro de la teoría de conjuntos.[61]​ Por otro lado, algunos atributos de Dios (omnipotencia y omnisciencia) o seres metafísicos (objetos matemáticos) también pueden ser infinitos.[62]​ Jacobus Erasmus defendió un argumento Kalam sin negar la posibilidad del infinito real.[63]

En una crítica al libro de Craig, The Kalām Cosmological Argument, [64]​ publicado en 1979, Michael Martin afirma:

Debe ser obvio que la conclusión de Craig de que un único agente personal creó el universo es un non sequitur. A lo sumo, este argumento Kalām muestra que algún agente o agentes personales crearon el universo. Craig no puede válidamente concluir que un solo agente es el creador. Por el contrario, para todo lo que muestra, puede haber habido billones de agentes personales involucrados en la creación.[65]

Martin también afirma que Craig no ha justificado su afirmación de la creación «ex nihilo», señalando que el universo puede haber sido creado a partir de material preexistente en un estado atemporal o eterno. Arguye que, por otra parte, Craig lleva su argumento demasiado lejos de lo que sus premisas permiten, al deducir que el agente creador es mayor que el universo. Para ello, cita el ejemplo de un padre que «crea» a un niño que eventualmente llega a ser mayor que él o ella.[66]

En la subsecuente Blackwell Companion to Natural Theology, publicada en 2009, Craig discute las propiedades de la causa del universo, explicando cómo se siguen por vinculación con el silogismo inicial del argumento cosmológico Kalām:[67]

Craig concluye que la causa de la existencia del universo es un «Creador personal no causado [...] que sin él, universo es sin comienzo; inmutable; inmaterial; atemporal; no-espacial y enormemente poderoso»; comentando las implicaciones teológicas de esta unión de propiedades, Craig infiere que la primera causa sea una persona con libre albedrío (libertarismo) porque explica cómo una causa atemporal puede producir un efecto temporal: «Su acto libre de creación es un evento temporal simultáneo con el nacimiento del universo. Por tanto, Dios entra en el tiempo cuando crea el universo. Dios es, pues, intemporal sin el universo y en el tiempo con el universo».[68]

La filósofa Erik J. Wielenberg señala que esta última afirmación es contradictoria porque «el evento temporal del comienzo del universo es causado por Dios en su fase atemporal, pero todos los eventos temporales causados por Dios son causados mientras Él está en su fase temporal» y por lo tanto, «Dios debe estar en su fase atemporal y su fase temporal a la vez». Además, señala que «cuando Dios ejerce su poder causal para crear el universo, es temporal en lugar de atemporal, y la primera causa es, por lo tanto, temporal en lugar de atemporal» y «si Dios en su fase atemporal no hace ninguna contribución causal al comienzo del universo, el argumento Kalam no proporciona ninguna razón para creer que Dios exista en una fase atemporal en absoluto».[69]

Theodore Drange afirma que si Dios es inmutable, no puede tener una intención en un momento y luego no tenerla en un momento posterior, luego Dios no pudo haber tenido la intención de crear el universo antes de su creación. Por otro lado, la creación es un concepto temporal integrado en la definición misma de "crear", como en "comenzar a existir". Si Dios es atemporal, no podría haber creado el universo porque entonces su creador debió haber existido temporalmente antes de él. La acción de crear requiere de tiempo y cambio, y al ser Dios atemporal e inmutable, no puede ser el creador del universo.[70]

Craig sostiene que el argumento cosmológico Kalām implica un compromiso con la teoría A del tiempo, también conocida como la «teoría temporal/temporalizada del tiempo» o presentismo, en oposición a su alternativa, la teoría B del tiempo, también conocida como «teoría atemporal/atemporalizada del tiempo» o eternalismo.[71]​ Esto último permitiría que el universo existiera atemporalizado como un bloque espacio-temporal de cuatro dimensiones, bajo cuyas circunstancias el universo «no empezaría a existir»:

De principio a fin, el argumento cosmológico Kalām se basa en la teoría A del tiempo. En una teoría B del tiempo, el universo en realidad no llega a ser o se vuelve real en el Big Bang; simplemente existe atemporalmente como un bloque espacio-temporal de cuatro dimensiones que está finitamente extendido en la dirección anterior. Si el tiempo es atemporal, entonces el universo nunca llega a existir y, por lo tanto, la búsqueda de una causa de su surgimiento está mal concebida.[72]

Craig ha defendido la teoría A contra las objeciones de J. M. E. McTaggart y los defensores de la teoría híbrida A-B.[73]​ El filósofo Yuri Balashov ha criticado el intento de Craig de reconciliar la teoría A con la relatividad especial apoyándose en una «interpretación neo-lorentziana» de la Relatividad Especial.[74]​ Balashov afirma:

A pesar de que el presentismo tiene el firme respaldo del sentido común y el eternalismo se rebela contra él, el eternismo es ampliamente considerado como casi el punto de vista predeterminado en los debates contemporáneos, y el presentismo como una visión altamente problemática.[75]

En respuesta a Balashov, Craig ha defendido la interpretación lorentziana contra las interpretaciones de «relatividad» y «espacio-tiempo» de la relatividad especial. También critica a Balashov por adoptar una metodología verificacionista que no aborda los fundamentos metafísicos y teológicos de la teoría A.[76]​ Recientemente se han formulado nuevas versiones del argumento cosmológico Kalām que no implican tal compromiso con la teoría A o la inexistencia de infinitos reales.[4][5]

Una versión del argumento Kalam fue formulada por Alexander Pruss. A diferencia de las versiones de Al-Ghazali y Craig, Pruss no argumenta en contra de la posibilidad de un infinito actual (pues pondría las matemáticas en peligro según Pruss) o de infinitas secuencias pasadas (finitismo temporal) y defiende lo que Pruss denomina finitismo causal, donde un número infinito de cosas no puede ser causalmente anterior a una cosa. Entonces el argumento sigue de la siguiente manera:[4]

Pruss defiende la tercera premisa mediante paradojas como la lámpara de Thomson o la paradoja de la Parca (Grim Reaper Paradox). En cuanto a la sexta premisa:

Este argumento ha sido defendido y/o reformulado por filósofos como Robert Koons,[77]​ Jacobus Erasmus,[78]​ y Benjamin Victor Waters.[79]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Argumento cosmológico Kalam (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!