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Arma de aire comprimido



Es un arma que utiliza la fuerza del aire comprimido, en contraposición a las armas de fuego, que se basan en reacciones químicas que producen una gran cantidad de gases al quemarse la pólvora.

La historia de las armas de aire es un relato que se remonta centurias atrás, hay quien incluso afirmaría que para hallar el origen del uso de esta tecnología habría que fijar la vista milenios atrás. Siguiendo esta última línea de investigación se contemplaría la cerbatana como la primera arma que utilizó la fuerza del aire para impulsar un proyectil. Así pues, la cerbatana se convertiría en antecesora de las posteriores armas de aire; claramente la evolución fue grande, sin embargo es cierto que se desarrollaron empleando un sistema similar: la potencia que ofrece el aire impulsado.[1]​Se sabe que desde sus inicios, las armas de aire eran muchas veces guardadas en secreto y hasta calificadas despectivamente como herramientas del diablo.[2]​ La historia de las armas de aire está inmersa en el misterio y es todavía tan intrigante como cualquier crónica de siglos pasados. Aunque es difícil comprobar exactamente cuando las armas de aire fueron producidas por primera vez, en Europa los historiadores creen ahora que el período más probable para su primera aparición fue a mediados del Siglo XVI.[2]​La razón por la que no sabemos mucho acerca de las armas de aire se debe a que los restos materiales son muy escasos; por desgracia, en la actualidad no conservamos gran cantidad de carabinas antiguas de aire. Atendiendo al criterio arqueológico, el arma más antigua de aire conservada hasta ahora se cree que es del año 1580 y está guardada en el Museo Livrustkammaren de Estocolmo, se trata de una carabina de muelle, también llamada de pistón, ya que es esta pieza la encargada de comprimir el aire existente dentro del cilindro del arma, que impulsa la munición que saldrá disparada.[1]​ El uso más difundido de las armas de aire comprimido durante el siglo XVI fue la caza. Al ser unas armas de alto coste, fue la nobleza quien la empleó con mayor asiduidad. Eran armas muy eficaces, capaces de abatir a piezas de gran tamaño como jabalíes o ciervos de un solo disparo.[2]

La que es considerada como la primera arma de PCP o de aire precomprimido de la historia, fue inventada por el armero italiano Girandoni Bartolomeo en 1780 para el ejército austriaco (el cual tenía todo un regimiento armado con fusiles de aire) en el contexto de las guerras napoleónicas entre Francia y Austria (Rebelión Tirolesa). Este modelo austriaco se denominó en alemán Windbüchse, es decir, fusil de viento. Como se ha referido, era un fusil de calibre 11,2 mm capaz de disparar hasta 20 balas por minuto. La velocidad de este fusil fue una gran novedad en la época tomando como referencia que los fusiles de avancarga empleados por el ejército napoleónico que únicamente podían llegar a hacer hasta 3 disparos por minuto. Además la precisión era mucho menor para estos fusiles que para el fusil de aire Girandoni. La eficacia del arma fue tal que Napoleón llegó a dictar una orden donde mandaba ejecutar a todo aquel soldado enemigo que estuviese armado con un fusil de aire comprimido.[1][2][3]​ Todos los relatos sobrevivientes indican que los austriacos usaron esas armas de aire con eficacia mortífera contra las tropas francesas de Napoleón Bonaparte durante la Campaña Tirolesa y se dice que eran suficientemente potentes para matar un hombre a 135 metros de distancia.[2]​ Este sistema de muelle o resorte, junto con el de aire precomprimido (PCP) fueron los dos sistemas de carga más empleados desde los inicios del desarrollo de las armas de aire.[1]​ Sin embargo, los problemas de carga, sumados a la inestabilidad de los depósitos de aire (a veces explotaban), el coste de los depósitos y el esfuerzo físico y mental que requerían, hicieron estas armas poco prácticas para su producción masiva y para el ámbito bélico, y los fusiles de avancarga se convirtieron inexorablemente en el arma perfecta de los conflictos modernos.[2][3]​ Uno de los fusiles de aire comprimido más famoso de la historia se localizó en el continente americano. Fue el fusil empleado por Lewis y Clark en una expedición al Pacífico por tierras del oeste durante los años que transcurren desde 1803 a 1806. Tal como parecen indicar las últimas investigaciones realizadas, éste sería un fusil neumático de calibre 7,9 mm fabricado en Filadelfia. Este fusil que fue empleado por el capitán Lewis para la caza, fascinó a las tribus aborígenes, quienes bautizaron al arma como “palo de trueno sin humo”.[1][2]

La fabricación de fusiles y pistolas de aire no sólo se realizó en la mitad occidental del planeta (América y Europa), sino que también se desarrolló en la zona del Este. Veinte años después de que el capitán Merriwether Lewis emplease su fusil en América, concretamente entre la década de 1820, el inventor japonés Kunitomo Ikkansai creó una carabina de aire aplicando los conocimientos que había adquirido de la tecnología occidental, concretamente siguiendo modelos holandeses.[1]​ La aplicación del dióxido de carbono a las armas de aire se debe a la inventiva de Paul Giffard (18??-1897) un investigador e inventor francés que desarrollo en 1859 una pistola de gas carbónico (Giffard Carbonic Gas Target Air Pistol) en calibres de 6 y 8 mm con una autonomía de 300 disparos por carga. Al fallecer se finalizó la producción pero la idea de su diseño fue reproducida en parte en el año 1900 en la pistola sueca "Excellent".

A pesar de que los fusiles de aire comprimido se retiraron del escenario de la batalla bélica, su uso continuó, sobre todo destinado a actividades cinegéticas y deportivas. Este es el caso de Inglaterra donde en la década de 1890 se empleó la carabina de aire comprimido en actividades de tiro al blanco. Fue una actividad que poco a poco ganó en popularidad, tal es así que se creó una Asociación Nacional del Fusil de Aire, que llegó a albergar a más de 4.000 clubes y asociaciones del fusil de aire de toda Gran Bretaña. Aunque el tiro deportivo se hizo desde los primeros juegos olímpicos (Grecia 1896), no fue sino hasta 1984 que se incluyeron las armas de aire como una modalidad. La UIT (Unión Internacional de Tiro), creada en Zúrich (Suiza) en 1907 se mantuvo como organismo regidor del tiro a nivel internacional hasta 1998 cuando se constituyó la ISSF (International Shooting Sport Federation).[2]

Suelen consistir en un fusil, carabina o pistola, que tiene una cámara de potencia en la que una pieza llamada muelle o resorte (según región) es sometida a compresión y mantenido así por el mecanismo del gatillo. Al accionar el gatillo, el muelle es liberado y acciona un pistón que comprime aire que pasa al cañón, donde reposa el balín. Bajo la fuerza del aire comprimido por el pistón, el balín se ve obligado a atravesar el cañón estriado a alta velocidad, para una vez en el aire, iniciar su trayectoria libre hasta el blanco. Los modelos clásicos suelen ser de tiro único, debiendo amartillar el arma y poner manualmente un balín nuevo en cada disparo. Esto se hace al bascular el cañón hacia abajo, que por medio de una biela, comprime el muelle / resorte y deja a la vista la recámara del cañón, donde se coloca el balín[4]​ aunque también existen modelos de cañón fijo en donde una palanca lateral o inferior se acciona para comprimir el muelle / resorte.

En otros modelos como es el sístema PCP (Pre Charged Pneumatic) se carga al depósito del arma una cantidad de aire comprimido con altísima presión (entre 200 y 300 bar según modelo) donde se acumula aire para varios disparos.

La carga de armas PCP puede realizarse bien mediante por una bomba integrada en el arma y que hay que accionar para cada disparo, o por una bomba manual, o también pudiendo utilizar una Scuba de buceo. También hay modelos que usan cartuchos desechables de CO2 . Todos estos modelos de aire o gas pre comprimidos, por lo general, tienen una precisión mayor a los modelos de muelle / resorte y pistón, debido a su carencia de retroceso y vibraciones al disparar.

En algunos países está permitida la caza con armas de aire comprimido, usando armas neumáticas de alta potencia denominadas categoría magnum (mayorménte de sistema PCP) mientras que en otros, como en el caso de España, solo está permitido su uso para el tiro deportivo a dianas y reguladas por ley a una potencia máxima de 24 julios para uso civil.

El Field target, ejemplo de uso deportivo de este tipo de armas, consiste en disparar a dianas abatibles que suelen representar diversas especies cinegéticas.

Algunos clasifican a las réplicas de airsoft como armas de aire comprimido, ya que la propulsión del proyectil normalmente es efectuada por un mecanismo análogo al de una carabina de muelle y piston, aunque este tipo de armas disponen de un mecanismo electromecánico que comprime el muelle de forma automática con una cadencia similar a la de un arma real. Existen, sin embargo, algunos modelos que funcionan mediante gas comprimido.[5]

Se reconocen varios calibres, siendo los más populares los calibres de 4,5 mm (.177 pulgadas) y de 5,5 mm (.22 pulgadas), el primero es el oficial para competición, los cuales normalmente son de plomo o aleaciones de este elemento. También existen los calibres 6,35 mm (.25 pulgadas), 5,0 mm (.20 pulgadas) y BB (perdigones) de 4,4 mm, consistente este último en bolas de acero, opción muy usada en pistolas por su facilidad para el funcionamiento semiautomático. En las réplicas de airsoft el calibre casi universal es el esférico de 6 mm, anteriormente en PVC, estando este material prácticamente en desuso en la actualidad, prefiriéndose otros plásticos que sean biodegradables, por su menor impacto en el medio ambiente.[6]



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