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Armatambo



Armatambo es un complejo arqueológico situado en la margen izquierda del valle bajo del río Rímac, en las faldas del Morro Solar, cerca al Océano Pacífico, en Lima, Perú. Fue uno de los grandes asentamientos urbanos de la cultura Ichma (900-1460 d.C.) y luego fue ocupado por los incas (1460-1532 d.C.), convirtiéndose en un importante centro administrativo y sede del tambo o posada en el camino costero que iba al gran santuario de Pachacámac, situado al sureste. Actualmente se encuentra invadido por asentamientos humanos que lo han cubierto en un 95 % de su extensión. Ha desaparecido gran parte de sus antiguas estructuras y solo sobreviven algunos edificios o huacas, como las de San Pedro, Marcavilca, Los Laureles y Cruz de Armatambo, aunque en un precario estado.

Se encuentra ubicado en la falda sureste del Morro Solar, en el distrito de Chorrillos, provincia y departamento de Lima. Dicha elevación rocosa, que se eleva frente al mar, lo protege de los vientos del litoral.

El conjunto se extendía desde las faldas de los arenales del sector conocido como San Genaro hasta el Salto del Fraile, e incluía un pequeño puerto de pescadores. En su área central se concentraba la mayor cantidad de edificaciones, de tipo ceremonial y administrativo. Destacan por su tamaño las huacas Los Laureles, Marcavilca, Cruz de Armatambo y San Pedro. La zona de ocupación doméstica se hallaba en las laderas bajas del Morro Solar.

Sus edificios mayores son de forma piramidal e incluso hay uno con rampa. También había extensas plataformas, numerosos depósitos y estructuras diversas. Están hechos de tapiales o adobones, según el estilo ichma, y de adobes paralelepípedos o rectangulares, según el estilo Inca; ambas formas se complementan. Los conjuntos estaban amurallados y separados a su vez por estrechos callejones a manera de calles. Algunos edificios tenían las paredes enlucidas con una capa de barro y decoradas con murales de colores, los cuales no han sobrevivido. En otros muros se notan relieves.

En la superficie se hallaron numerosos fragmentos de cerámica de estilo chancay, negro sobre blanco; inca-chancay; inca-costeño; y colonial de transición.

De acuerdo a la información proporcionada por los cronistas, sabemos que Armatambo era un “pueblo grande”, cabeza del curacazgo Sulco (Surco), uno de los tantos que estaban bajo la dominación del Señorío Ichma (900-1450 d.C.). Era un centro urbano de gran importancia, por estar asociado al canal de Surco, que se dirigía hacia él y regaba sus alrededores.

Su población estuvo dedicada a la agricultura y la pesca y en menor proporción a la artesanía y el comercio.

Con la llegada de los incas, aproximadamente en 1460, toda la región fue incluida en la administración imperial y su población fue reagrupada bajo el control de un representante del Sapa Inca. El padre Bernabé Cobo menciona que Armatambo se convirtió en la cabeza o sede del hunu o gobernación de Sulco, una de las tres circunscripciones en las que fue dividida el valle del Rímac (las otras eran Carabayllo y Maranga). Un hunu o huno era una agrupación de 10 000 tributarios, según la escrupulosa organización decimal implantada por los incas.

Armatambo tenía una importante posición estratégica, pues se hallaba cerca del camino costero de los llanos o Qapaq Ñan, que conducía hacia Pachacámac. Los incas ampliaron el centro urbano, introduciendo nuevos modelos arquitectónicos o adecuando los existentes a las nuevas funciones. Continuó siendo, evidentemente, uno de los más importantes centros urbanos del valle del Rímac.

Cobo visitó las ruinas de Armatambo en el siglo XVII y este es su testimonio sobre lo que vio entonces:

A lo largo de la colonia y el primer siglo de la República, Armatambo mantuvo su fama debido a su monumentalidad, su cercanía a la capital y las numerosas referencias coloniales. Varios viajeros visitaron sus ruinas y dejaron testimonios de sus impresiones. Pero no hubo ninguna preocupación alguna por su preservación.

En la década de 1920 familias de yanaconas o peones de las haciendas vecinas empezaron a ocupar los terrenos aledaños al sitio arqueológico, aunque se les pudo contener a tiempo. En la década de 1960 empezó la invasión paulatina sobre el sitio arqueológico, pero no fue sino hasta la década de 1980 cuando se produjo la avalancha de invasores hasta dejar prácticamente toda la zona arqueológica ocupada. Fue exactamente en 1982, cuando un grupo de invasores, agrupados en la asociación "José Olaya" (I Etapa), se apoderó de la zona sur de la Huaca "Cruz de Armatambo". En 1984 se produjo una nueva invasión, esta vez por el asentamiento "Héroes del Pacífico". Ambos asentamientos humanos, increíblemente, fueron reconocidos por la Municipalidad de Lima. La ola invasora continuó en los años siguientes sin que las autoridades hicieran nada por evitarla. En 1987 se instalaron los asentamientos humanos "22 de Octubre", "Virgen del Morro", "Señor de los Milagros" y "José Olaya II", que arrasaron las estructuras arqueológicas del lugar.[1]​ La demagogia de las autoridades de turno, en este caso de la alcaldía limeña representada por el izquierdista Alfonso Barrantes, empujó a otorgar títulos de propiedad a los invasores.[2]​ En 1993 se produjo la invasión de "San Pedro", cuyos habitantes ocuparon la zona de la huaca del mismo nombre.

En 1993 el INC declaró la zona como "intangible", aunque continuó siendo invadida y depredada, con la aquiescencia de las mismas autoridades locales, las mismas que autorizaron la realización de tendidos de redes de agua y desagüe para beneficio de los invasores. Actualmente ocupan la zona un total de 51 asentamientos humanos, con tendencia a expandirse aún más.



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