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Asalto al tren postal de Glasgow-Londres



El asalto al tren postal de Glasgow-Londres fue un conocido robo ocurrido el día 8 de agosto de 1963 [1]​ en un puente ferroviario cercano a Aylesbury, Buckinghamshire, a unos 65 km de Londres. El suceso fue bautizado por la prensa de la época como «el robo del siglo», [2]​ debido a su meticulosa planificación y a lo cuantioso del botín; unos 2,6 millones de libras esterlinas [3]​ (equivalente a 40 millones de libras en la actualidad), la mayor parte del cual nunca fue recuperado.

La idea del robo comenzó a gestarse tres años antes de producirse en la mente de Bruce Reynolds. Hijo de un sindicalista de la planta de la compañía Ford de Dagenhamun, Reynolds, un ladrón de poca monta, se encontraba encarcelado en la prisión de Durham, cuando otro recluso le habló sobre el discreto traslado de dinero que, procedente de la recaudación de los bancos, realizaba periódicamente el Royal Mail en trenes secretos y al amparo de la noche, entre la ciudad escocesa de Glasgow y Londres.[4]

Cuando salió de prisión, Reynolds se trasladó a Londres, donde comenzó a seleccionar a los socios que necesitaba para llevar a cabo su plan. Ya había reclutado a Buster Edwards, Jim White y Roger Cordrey cuando se encontró por casualidad a un antiguo compañero de correrías, Ronnie Biggs. Tras pasar un tiempo en prisión por delitos menores, Biggs se había trasladado a vivir a Surrey, donde parecía haberse reinsertado, había montado una carpintería, se había casado y esperaba su primer hijo.[5]​ Reynolds necesitaba las dotes de mando y los contactos de Biggs, por lo que le contó a este sus planes y le ofreció dirigir la operación. Biggs aceptó unirse a la banda y, tras reclutar al resto del personal, se trasladaron al que sería su cuartel general, una granja que John Weather, el encargado de la intendencia del grupo, había alquilado cerca del lugar donde tendría lugar el asalto.[3]

A las siete menos diez de la tarde del miércoles 7 de agosto de 1963, el tren "Up Special" de la Oficina Postal Ambulante "travelling post office" (TPO) partió de la estación central de Glasgow hacia la Estación de Euston en Londres. El convoy constaba de 12 vagones y transportaba 72 trabajadores de la Royal Mail. El segundo vagón en la parte delantera del tren era el coche que contenía los envíos certificados, gran parte de los cuales contenían dinero en efectivo. Generalmente, el importe total de estos paquetes habría estado en torno a las 300.000 libras, pero debido a que había sido un fin de semana festivo en Escocia, el total del dinero que transportaba el convoy aquella noche ascendía a 2,6 millones de libras esterlinas.[6]​ No fue casualidad que la banda planificara el asalto para ese día, según se descubrió en las investigaciones posteriores, unos meses antes, un confidente habría dado el soplo sobre la especial cuantía del transporte a Gordon Goody, uno de los lugartenientes de Edwards. Nunca se pudo identificar a este misterioso personaje cuya identidad fue finalmente revelada por el propio Goody en 2014.[7]

A las 3 y cuarto de la madrugada del 8 de agosto, el maquinista Jack Mills, detuvo el tren frente a un semáforo en rojo que previamente la banda había manipulado.[2]​ El ayudante del conductor bajó entonces del tren y se dirigió al teléfono del poste para comunicarse con la estación más cercana, sin embargo, los cables habían sido cortados. Fue en ese momento cuando se vio rodeado por los asaltantes. A partir de este momento, los hechos ocurrieron de forma rápida y precisa. Tom Wisbey y Robert Welch maniataron al ayudante. Charles Wilson irrumpió en la locomotora, donde el maquinista ofreció resistencia y fue golpeado en la cabeza (este fue el único acto violento del asalto). Buster Edwards y Roy James desengancharon el vagón de correos y obligaron al maquinista a conducir el tren hasta un puente cercano, bajo del cual esperaba un camión con el resto de la banda.[3]​ En apenas unos minutos cargaron en el vehículo 118 de las 126 sacas de dinero que transportaba el convoy y huyeron sin que el personal de correos se percatara de lo que acababa de suceder.[8]​ La policía llegó al lugar de los hechos 45 minutos más tarde.

Scotland Yard montó un extraordinario operativo policial para investigar el caso, al frente del cual se situó al inspector jefe Jack Slipper. [9]​ Mientras tanto, los 15 miembros de la banda se había escondido en la granja, donde pensaban pasar un par de semanas a la espera de que el ambiente se relajara. Las largas horas de inactividad y los nervios hicieron que, apenas pasados unos días, se repartieran el botín y se marcharan. Fue un vecino quien alertó a la policía de los extraños movimientos que se habían producido en la granja, pero cuando esta llegó no encontró más que sacos de dormir, grandes cantidades de comida y las sacas de correos vacías del tren robado.

Sin embargo, hubo un objeto que fue determinante en la identificación y posterior detención del grupo de asaltantes, un tablero de Monopoly.[2]​ Los miembros de la banda habían estado jugando en él durante su estancia en la granja y habían dejado sus huellas dactilares, lo que permitió a los investigadores identificar y detener a casi todos los miembros del grupo.[3]

El juicio a los ladrones se inició en Aylesbury (Buckinghamshire) el 20 de enero de 1964 y duró 51 días. Todos recibieron condenas de al menos 30 años de prisión.

Bruce Reynolds principal cerebro del robo, logró escapar del acecho policial ocultándose en México y Canadá, hasta que finalmente regresó al Reino Unido, donde fue detenido en 1968. Reynolds cumplió condena hasta 1978.[10]

Charlie Wilson y Ronnie Biggs, que habían sido juzgados y encarcelados en 1964, se fugaron de la cárcel al poco tiempo de ingresar. Biggs escapó de Wandsworth Prison y tras pasar por Francia, España y Australia, logró llegar hasta Brasil, donde permaneció huido 31 años, convirtiéndose en uno de los fugitivos más célebres del Reino Unido. En 2001 regresó voluntariamente a Inglaterra, donde fue inmediatamente detenido. Tras pasar unos años en prisión fue liberado debido a su avanzada edad. Falleció el 18 de diciembre de 2013.[6]

Charlie Wilson, por su parte, escapó de la cárcel Winson Green Prison de Birmingham y huyó a París, donde se hizo la cirugía plástica. En noviembre de 1965, Wilson fue visto en Ciudad de México visitando sus amigos Bruce Reynolds y Buster Edwards.

La gran repercusión mediática que tuvo el caso, tanto a nivel nacional como internacional, propició que desde el primer momento se rodaran películas, se escribieran libros y se compusieran canciones alusivas, tanto al robo en cuestión como sobre la vida de algunos de los más célebres integrantes de la banda de asaltantes.



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