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Atracción sexual



La atracción sexual es atracción sobre la base del deseo sexual o la cualidad de despertar tal interés por una persona sexuada. El atractivo sexual es la capacidad de un individuo para atraer el interés sexual o erótico de otra persona, y es un factor en la selección sexual o la elección de pareja. La atracción puede ser a las cualidades físicas o de otro tipo o rasgos de una persona, o a esas cualidades en el contexto donde aparecen. La atracción puede ser a la estética o los movimientos de una persona o su voz u olor, además de otros factores. La atracción se puede realzar con los adornos, la ropa, el perfume o el estilo de una persona. Puede estar influenciado por factores genéticos, psicológicos o culturales individuales, u otras cualidades más amorfas. La atracción sexual también es una respuesta a otra persona que depende de una combinación de la persona que posee los rasgos y según los criterios de la persona que se siente atraída. Recientemente un estudio coordinado por Jim Pfaus, profesor de neurociencia y psicología de la Universidad Concordia (Canadá) y en el que han participado especialistas de la Universidad de Siracusa (EE. UU.), Universidad de Virginia Occidental (EE. UU.) y del Hospital universitario de Ginebra (Suiza) y publicado en el Journal of Sexual Medicine[1]​ han descubierto que en el sistema límbico, incluyendo el hipocampo y la amígdala, es decir, situado en la arquicorteza, es donde se localiza tan poderoso proceso fisio-psicológico.[2]

Aunque se han intentado establecer criterios objetivos de atractivo sexual y medirlo como una de varias formas corporales de activos de capital, el atractivo sexual de una persona es en mayor grado, una medida subjetiva que depende de la percepción, el interés de otra persona y orientación sexual.

Atracción física-sexual se refiere al proceso de generación de actitudes positivas hacia una persona, favorecida porque tal persona posee o muestra determinadas características físicas y sexuales deseables. Es una atracción basada fundamentalmente en el interés que su aspecto físico genera en la otra persona y en el deseo sexual que suele ser natural durante el enamoramiento y las primeras fases del proceso amoroso (salvo personas asexuales). Si bien la necesidad de afiliación es la que nos lleva a establecer relaciones interpersonales, el deseo sexual (originado de la necesidad de tener relaciones sexuales) es la que permite la aparición de la atracción sexual. En un primer lugar, se trata de impulsos sexuales indiscriminados que nos empujan a buscar pareja sexual, que se transforman, posteriormente, en atracción sexual selectiva por individuos concretos.

La atracción física y sexual por una persona va a generar unas expectativas sobre la posible ocurrencia de eventos que producen placer y gratificación (Careño, 1991). En este momento se unen la excitación producida por los deseos sexuales y la producida por las expectativas sociales aprendidas y se enfocan hacia una misma persona, apareciendo el estado que llamamos de enamoramiento. Este estado puede verse potenciado si existe una reciprocidad de atracción y una disponibilidad mutua. Es la primera etapa de las relaciones amorosas en nuestra cultura (Seduquere, 2010).

La atracción sexual no siempre implica la existencia de la atracción romántica entre las personas, ya que son dos atracciones no necesariamente simultáneas.[3]​ Una persona sexual arromántica sentiría la atracción sexual pero no la romántica.

La atracción sexual tiene esa vehemencia de estar con la otra persona sexualmente. El amor en este campo suele nacer después de un largo periodo de este proceso de la atracción sexual.

Los estímulos que producen atracción se centran principalmente en

Las feromonas son sustancias químicas secretadas por los seres vivos, con el fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie. Son un medio de transmisión de señales que pueden ser tanto volátiles como no volátiles.

La atracción sexual humana y animal tienen en común el instinto biológico, los sentimientos, emociones y pensamientos que involucran un significado importante en la atracción. Depende mucho de la percepción de los sentidos, la idea propia de lo que una persona considere sexualmente atractivo y los comportamientos del individuo.

Un primer encuentro exitoso entre ambos sexos dependerá en gran medida de la percepción de cada sentido. Si se demuestra la compatibilidad entre ambos individuos se logrará llegar al acto sexual, determinante para la conservación de la especie. Gran parte de la atracción sexual humana es dirigida por el atractivo físico. Esto involucra los sentidos, sobre todo, en el comienzo:

Aunque los gustos y preferencias sexuales de cada persona suelen ser muy variados en relación a otros individuos, una mezcla de buenas impresiones a los sentidos puede generar un "disparo" de atracción sexual.

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