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Auditoría contable



La auditoría contable o auditoría financiera es el examen de la información contenida en los estados de cuentas por parte de un auditor interno o externo a una empresa, entidad o estado. Habitualmente las auditorías las realizan los propios servicios de auditoría de las empresas y los estados; extraordinariamente se realizan por empresas auditoras especializadas externas u organismo públicos supranacionales en el caso de los estados.[1]

El propósito de la auditoría es determinar si los estados de cuentas o registros de las empresas, entidades o estados cumplen las normas contables vigentes en cada país o región y por tanto si son fidedignos y no ocultan vicios que pudieran alterar el estado general de la empresa o entidad auditada -quiebras, déficits, falta de solvencia y liquidez, etc-. Generalmente en el caso de las empresas son ellas mismas las que solicitan los servicios de auditoría externa cuando van a realizar una operación que exigen fidelidad en los resultados contables y transparencia -salida a bolsa, fusiones, ampliación de capital, etc.-. Las empresas contratan los servicios de auditorías con empresas especializadas a pesar de que muchas, sobre todo las grandes empresas, cuentan con departamentos propios de auditoría interna.[2]


En el caso de los estados o entidades gubernamentales -municipios, gobiernos locales o territoriales o estados- son, normalmente, las entidades supranacionales o territoriales las que exigen la auditoría para conceder transferencias, conceder préstamos, facilitar inversiones o cualquiera otra actividad económica. Así ha ocurrido en el ámbito de la Comunidad Económica Europea y la eurozona durante la Gran Recesión con los rescates bancarios a Grecia, Irlanda, Portugal y España.[3]​ Otros organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial exigen auditorías cuando realizan préstamos o renegocian la deuda externa.[4]

Una vez realizados los procedimientos que el auditor considere oportunos, debe emitir una opinión sobre si los Estados Contables reflejan razonablemente la realidad patrimonial y financiera del ente auditado. En cada caso se emitirá una opinión favorable o desfavorable por parte del auditor. La contratación de servicios de auditoría por parte de las empresas privadas o públicas desvirtúa en parte su objetividad ya que es muy difícil que se contrate una auditoría externa que sea capaz de emitir una opinión desfavorable hacia la empresa que la contrata y paga. De hecho, en ocasiones, las empresas auditoras son corresponsables de la situación de las empresas ya que caloboran en los planes estratégicos y en ocasiones ayudan a camuflar situaciones negativas de las empresas o entidades.[4]

El Tribunal de Cuentas o Corte de Cuentas es un tipo de entidad fiscalizadora superior, estructurada como un órgano colegiado, responsable de fiscalizar y juzgar la regularidad de las cuentas y gestión financiera públicas. Su equivalente en muchos países Latinoamérica es la Contraloría General de la República.

Hacia finales del siglo XX existían ocho grandes empresas en el mundo dedicadas al negocio de la auditoría, conocidas como las Big eight (en inglés, las "ocho grandes").[7]

Las grandes ocho empresas se fueron fusionando entre ellas hasta formar las denominadas Big five (las "cinco grandes"). A partir de la desaparición de (Arthur Andersen) en el 2002. De aquel grupo las cuatro sobrevivientes son conocidas como las "Big Four": Deloitte, PricewaterhouseCoopers, Ernst & Young y KPMG. A ellas se han sumado otras empresas privadas de auditoría relevantes:[4]

Normalmente las normas aplicables para la confección de los estados financieros son las del país donde está registrada la empresa emisora. No obstante, en ciertas ocasiones los estados financieros son confeccionados según las normas NIIF (Normas Internacionales de Información Financiera) (IFRS, por su sigla en inglés). Además, existen normas de auditoría NAGA (Normas de Auditoría Generalmente Aceptadas), que a nivel internacional se corresponden con las Normas Internacionales de Auditoría (ISA, por su sigla en inglés).

Las técnicas de auditoría son los métodos prácticos de investigación y prueba, que el contador público utiliza para comprobar la razonabilidad de la información financiera que permitirá emitir opinión profesional; estas técnicas son las siguientes:

En forma semejante, el auditor podrá observar la existencia de operaciones extraordinarias mediante la comparación de los saldos de resultados del ejercicio anterior y del actual. Además, sirve de orientación para la aplicación de otras técnicas, por lo que deberá de aplicarse antes que otra.

Esta técnica, se aplica solicitando a la empresa auditada que se dirija a la persona a quien se pide la confirmación, para que conteste por escrito al auditor, dándole la información que se solicita y que puede ser aplicada de diferentes formas:

esta técnica, se aplica cuando la importancia de los datos o el resultado de las investigaciones realizadas lo ameritan.

En el caso de Fusiones y Adquisiciones de empresas, la parte compradora necesita conocer al detalle el estado de situación de la empresa a adquirir. La función básica de la auditoría de compra o "due diligence", es valorar los activos y deudas de la compañía objetivo, investigando los aspectos significativos de su pasado, presente y futuro predecible.

El due diligence permite evaluar a la empresa en marcha, valorar sus activos y pasivos, conocer sus aspectos legales como contratos y estatutos, cumplimiento de la legislación vigente, marcas registradas, activos intangibles, determinar los riesgos contingentes del negocio, juicios actuales y potenciales y determinar la existencia de pasivos ocultos, reales o potenciales. También evaluar activos intangibles como el capital humano, el conocimiento, la cultura de las empresas, capacidad de liderazgo, etc. Producto de la realización del trabajo, se realiza un informe con comentarios y observaciones que servirá como base para la negociación del acuerdo final en temas como potenciales riesgos contingentes, cláusulas de garantías, etc.

El estado de flujos de efectivo. Se trata de un estado que informa sobre la utilización de los activos monetarios representativos de efectivo y otros activos líquidos equivalentes clasificando los movimientos por actividades e indicando la variación de dicha magnitud en el ejercicio

Cuando se generalizó el uso de las nuevas tecnologías, surgió también la necesidad de realizar auditorías sobre los sistemas de información. En este sentido se podría decir que la auditoría informática comprende el conjunto de actividades encaminadas a la validación y verificación de los sistemas, procesos y resultados en los que se utilicen tecnologías automatizadas, ya sea en cumplimiento de la legislación, como garantía de la integridad y correctitud de la información aportada por un sistema o por alineamiento con determinados estándares relacionados con el buen uso (best practices) de los sistemas.[8]

Se encarga de la revisión y verificación del pago de impuestos de los contribuyentes de un país.
Es de suma importancia, ya que hace posible el ingreso de dinero al Estado de un país para que pueda cumplir con sus funciones y obligaciones.

Existen dos tipos de auditores fiscales: los del Estado, o públicos, y los particulares.[9]​ Las acciones básicas de los auditores públicos son:

El proceso de una auditoría particular consiste en revisar la información que facilita el contador de la empresa, identificar los problemas y diseñar una solución que realizará el contador, volver a revisar las fallas detectadas y, finalmente, emitir un dictamen fiscal con el resultado.

En su forma más primitiva, la auditoría fiscal surge cuando una sociedad o pueblo domina a otro, imponiendo el pago de un tributo. El pueblo dominante requiere que dichos tributos sean pagados en tiempo y forma y designa un organismo que se encargue de vigilar esto. Es así como surge lo que hoy conocemos como auditoría fiscal.

En América, la entrada de la mayoría de los países a la contabilidad y la auditoría moderna ocurrió a finales de la década de 1930, cuando los contadores públicos de Estados Unidos se asociaron con contadores de México y otros países latinoamericanos para auditar a las empresas trasnacionales. Se adoptaron los principios del Instituto Americano de Contadores Públicos Certificados y con el tiempo desarrollaron una técnica contable propia. En México se creó el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, entre 1956 y 1976.[11]

Generalmente la auditoría fiscal implica una molestia para el contribuyente, independientemente de si realizó bien el pago de sus impuestos o no, debido a que quita tiempo y requiere una gran cantidad de trámites, sin embargo, se debe tener en cuenta la importancia de dicha actividad para cualquier sociedad.

1986 - Mark Stevens, Las guerras de las empresas auditoras: cómo luchan por la clientela, el dinero y la supervivencia, Editorial Planeta, 1986, España, ISBN 84-320-7879-4 2004 - Santillana, J., Auditoría Fundamentos, primera edición, DF, México, THOMSON 2007 - Oswaldo Fonseca Luna, Auditoría gubernamental moderna, Perú, ISBN 978-9972-2948-0-8.




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