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Azuaga



Azuaga es un municipio español, perteneciente a la provincia de Badajoz (comunidad autónoma de Extremadura). En 2019 tenía 7853 habitantes según las cifras oficiales del INE.[1]

Se halla al borde de Sierra Morena y se encuadra dentro de la comarca de Campiña Sur, en el límite con las provincias andaluzas de Sevilla y de Córdoba, junto a la N-432, siendo el cuarto municipio en extensión de la provincia de Badajoz. Comprende la villa de Azuaga y la aldea de La Cardenchosa.

Azuaga es un lugar de rica historia. En su término y en el entorno de su casco urbano, se encuentran restos de asentamiento humano megalitistas (más de 30 dólmenes catalogados), del Calcolítico, Edad del Bronce y también del Período Orientalizante. Son varios los poblados prehistóricos repartidos por su término municipal, destacando el del cerro del castillo, origen de la actual población.

En la época de dominación romana, Azuaga se convierte en municipio dentro de la provincia Baetica. Aún no está claro su topónimo en esta época; tal como se desprende de las interesantísimas inscripciones que se conservan en el ayuntamiento, sería el [M] Municipium [F] Flavio [V] y aquí es donde viene el problema de identificación; según el prestigioso investigador A. U. Stylow, podría ser victotiense, (municipium flavio victoriense), es decir Azuaga sería la ciudad "Victoria" de los romanos, quizás para conmemorar una importante victoria militar. Hay que recordar que Azuaga fue un lugar fronterizo y estratégico. Sus habitantes eran de la tribu Galeria. Restos de esta época son cuatro cipos con inscripciones, que se conservan en el ayuntamiento y que originariamente pertenecían a un conjunto monumental formado por ocho. La actual fuente Atenor proviene de esta época. También existen importantes vestigios de minas en diferentes puntos del término municipal, algunos de ellos muy interesantes en el propio casco urbano de la localidad, concretamente unos desagües de más de 1 m y 60 cm de alto, torres de vigilancia, así como numerosísimos restos de villas romanas repartidos principalmente por la zona de la campiña.

De esta etapa se conserva, que sepamos por el momento, una columna de mármol en el patio de la Parroquia del Cristo del Humilladero, así como un capitel en una vivienda particular. Según algunos autores la desaparecida iglesia de San Bartolomé, en el camino de Fuente Ovejuna, puede tener sus raíces en época visigoda. Desgraciadamente este periodo histórico ha sido muy poco estudiado.

Con la caída de Hispania en manos musulmanas, comienza un floreciente periodo para Azuaga. Entre las evidencias históricas de la Azuaga musulmana, encontramos la del geógrafo y viajero árabe Al-Idrisi, que mencionaba la población en el siglo XII, aludiendo a ella como un fuerte situado sobre una eminencia. Este es el primer escrito que recoge la existencia de Azuaga con este nombre. Todo parece indicar que la población que se asienta en Azuaga es de la tribu bereber de Al-Zuwaga. El resto más importante de esta época es el Castillo. La base de alcazaba árabe parece ser del siglo XI. También se conservan otras estructuras como puentes, torres defensivas, acequias...

Tradicionalmente se fija en 1236 la reconquista de Azuaga para el Reino de Castilla, bajo el reinado de Fernando III el Santo, por la Orden de Santiago dirigida por el maestre Pelayo Pérez Correa. Azuaga era un lugar estratégico, con su reconquista se pretendía controlar los caminos que unían Córdoba con Badajoz y Mérida. Apuntar que aún existen muchas incógnitas respecto a cómo fue su reconquista y los años siguientes a esta. En los primeros años después de su reconquista perteneció al Concejo de Sevilla, debido a que la repoblación no fue efectiva, pasó a depender de la Orden se Santiago. Desde entonces, fue notable y rica encomienda de dicha Orden. Los cristianos acogieron también el Castillo, pero construyeron varias torres; una de ellas, la del Homenaje, como muestra de la nueva etapa cristiana. Dos de las dichas torres son las que se conservan en la actualidad.

En el año 1477, la localidad de Azuaga fue sede de un importante acontecimiento: en la Ermita de San Sebastián (que luego se convertiría en el Convento de La Merced y más tarde en la Ermita de La Merced), tuvo lugar el capítulo general de la Orden de Santiago, que nombró maestre de la misma a don Alonso de Cárdenas.

Uno de los comendadores que tuvo Azuaga fue Luis de Portocarrero, virrey del Perú y hombre muy influyente de su época. Él fue quien mandó edificar la extraordinaria y majestuosa iglesia gótica de la consolación.

En 1594[2]​ formaba parte de la provincia León de la Orden de Santiago y contaba con 1208 vecinos pecheros. El crecimiento de la localidad resulta imparable, y en el primer censo de 1551 de la población extremeña, Azuaga aparece como el núcleo de población más grande de Extremadura. Así era también en censos del siglo XVIII, donde aparece como una de las principales villas de la región. En cuanto al sector laboral, predominan en toda la zona las actividades artesanales y manufactureras. En Azuaga destacan sobre las demás las labores textiles, más concretamente la industria de los tintes.

Durante estos siglos, varios azuagueños ilustres destacaron en actividades diversas. En el campo artístico destaca Agustín del Castillo (1590-1626) quien trabajó en Córdoba tanto al óleo como al fresco y fue padre del más conocido Antonio del Castillo y Saavedra. En el campo eclesiástico, destacan dos personajes del siglo XVI que curiosamente adoptaron el mismo nombre, Fray Pedro de Azuaga. El primero de ellos fue un importante teorizante franciscano; su lucidez le llevó a convertirse en consejero permanente de Felipe II. El segundo centra su actividad en el último tercio del siglo XVI; fue escalando posiciones en el estamento religioso, hasta que se convirtió en Obispo de Chile en 1596.

También tuvo Azuaga un papel destacado en la colonización de América, siendo la séptima ciudad extremeña que más emigrantes aportó; hecho aún más significativo si tenemos en cuenta que Extremadura aportó algunos de los mayores contingentes en la conquista de América. Entre esos emigrantes tenemos exploradores, fundadores, militares, clérigos..., incluso un participarte en el segundo viaje de Colón, "Juan Franco". Esta emigración al nuevo mundo revirtió en la creación de obras de arte y monumentos de la localidad. Eran habituales las capellanías ordenadas por indianos o sus herederos. Una huella clara de la repercusión del descubrimiento la tenemos en las caras de indios americanos que aparecen en distintos puntos de la Parroquia de la Consolación.

Durante el siglo XIX Azuaga empieza a explotar de forma intensiva sus minas de plomo, se convirtió en la localidad extremeña con mayor crecimiento demográfico y ya a finales de este siglo era la cuarta población de la región, tras Badajoz, Cáceres y Don Benito. De esta época procede uno de los mayores patrimonios del municipio, su trazado urbano, uno de los mejores ejemplos del sur de España, calles anchas y manzanas rectilíneas. El entorno de las calles Lepanto, Prieto Molina, Estalajes... se construyen en la época y muchas otras se planifican entonces. Existió previsión de futuro, concibiendo un municipio grande y moderno.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 quedó integrado en el Partido judicial de Llerena.[3]​ En el censo de 1842 contaba con 1146 hogares y 4500 vecinos.[4]

En Azuaga nació el movimiento obrero de Extremadura, la gran concentración de obreros del campo y sobre todo de la minería, hicieron de este municipio un foco importantisino en la organización y movilización de los trabajadores. En esta época proliferaron publicaciones de diferentes ideologías, como "El Amigo del Pueblo", vinculado al movimiento obrero de caractes libertario.

En el siglo XX, Azuaga vive años de extremada agitación. Azuaga vive una época de esplendor en el segundo tercio del siglo XX, debido a la intensa actividad minera, se convirtió en el primer productor de plomo del mundo, su producción influía en la cotización mundial de este mineral. Los ricos yacimientos de plomo (y en menor medida, de plata), supusieron un fuerte resurgimiento económico de toda la zona. Durante la Guerra Civil Española las tropas sublevadas, al mando del coronel Delgado Serrano, ocuparon la localidad en agosto de 1936 y perpetraron una masacre en la que ejecutaron a 300 habitantes.[5]

Durante los años comprendidos entre 1920 y 1960, Azuaga alcanza sus cotas máximas de población, oscilando entre los 16.000 y 18.000 habitantes. En décadas posteriores, debido al fenómeno de la emigración laboral, la población desciende bruscamente. Con todo esto, a finales de siglo, Azuaga apenas alcanza los 10 000 habitantes. Es importante la colonia de azuagueños emigrados a San Baudilio de Llobregat (provincia de Barcelona). Se calcula que aproximadamente la mitad de los nacidos en Azuaga no viven en ella.

Además posee un nuevo campo de fútbol remodelado de césped artifial en el que juega el CD Azuaga , ascendido en la pasada temporada a tercera división. Es la segunda vez en la historia que alcanza dicha categoría.

El área de actuación de Azuaga comprende un radio de unos 50 km de norte a sur, donde se concentran las localidades más próximas, aunque distantes unas de otras. Dichas poblaciones se abastecen de importantes servicios de índole agraria, sanitaria, educativa y social.

Los núcleos de población que componen esta mancomunidad son:

El siguiente gráfico expone la evolución de la población de Azuaga desde 1842 a 2010:[6]



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