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BAP Apurímac



La Apurímac, fue una fragata de hélice de la Marina de Guerra del Perú.[1]

En 1852, Perú tenía una de las escuadras más poderosas de Latinoamérica. Contaba con dos buques a vapor: el Rímac y el Amazonas y era superada solo por Brasil y Estados Unidos, pero era inferior a las escuadras que Francia y Gran Bretaña tenían en el Pacífico, que recientemente se habían reforzado también con buques a vapor. Para prevenir una intervención europea, se envío una comisión a Inglaterra para construir tres buques de guerra: una fragata y dos auxiliares. Arribó al Callao el 12 de noviembre de 1855.

El 16 de noviembre de 1856, la fragata se sublevó a favor de Manuel Ignacio de Vivanco, siendo el principal buque rebelde. El 3 de enero de 1857 se ofreció una recompensa para las personas que lo devolviesen a la autoridad gubernamental de 200 mil pesos que aumentó a 500 mil pesos a finales de ese año.

Su nombre fue cambiado al de Callao el 22 de abril de 1858. Fue el buque insignia del Mariscal Ramón Castilla durante el bloqueo del puerto ecuatoriano de Guayaquil.

El 17 de diciembre de 1860 mientras se hallaba en un dique flotante frente a la isla San Lorenzo, se hundió con el mismo. En ese momento estaba el mando del capitán de navío Silva Rodríguez y tenía toda la tripulación embarcada, incluyendo músicos y cocineros, además de visitantes del Callao que se encontraban en la cubierta. Cayó de babor, aplastando a quienes estaban de ese lado, hasta hundirse, falleciendo unas 100 personas, entre tripulantes y operarios del dique, además de 88 heridos.

Para su reflotamiento, el ministro plenipotenciario de Perú en Estados Unidos, Federico Barreda, contrató a los norteamericanos Renton y Addison Crosby en Brooklyn por 100 mil pesos. El 11 de septiembre de 1863 fue casi reflotada, pero faltaban mangueras de absorción para extraer el agua de los fondos y se volvió a sumergir. Finalmente, fue reflotada y varada en la Isla San Lorenzo el 7 de octubre de 1863.

La fragata fue reconstruida y retornó a su nombre original de Apurímac. En la reconstrucción, se le agregó un blindaje de rieles en la línea de flotación, aunque esto le hizo perder velocidad y maniobrabilidad, no pudiendo hacer más de 7 nudos, además que se le agregaron gruesas cadenas en el casco a modo de blindaje. También, el capitán de navío José María Salcedo había mandado desde Inglaterra, dos torres giratorias para cañones de 10.5 pulgadas, pero esta idea fue rechazada en el Callao y se utilizó las torres para artillar el puerto. Aun cuando no tenía arboladura, fue puesta en servicio.

Al mando de Miguel Grau, el Apurimac se unió a las incursiones esclavistas que habían comenzado en 1862 cuando el Congreso Peruano ratificó una lay permitiendo la entrada de pobladores asiáticos a trabajar las tierras. Un total de 31 barcos peruanos, entre ellos tres de comprados o arrendados Chilenos y uno Español, alcanzaron 30 islas de Polinesia y Micronesia secuestrando a más de 3,634 personas para ser llevadas al puerto del Callao; Isla de Pascua fue la más afectada ya que era la más cercana, con un total de 1,407 personas extraídas en tan solo 4 meses.[2]​ Esto acabó en 1864, cuando presionado por el rechazo internacional al escandoloso tráfico esclavista, el gobierno peruano prohibiera la entrada de trabajadores polinesios y obligara su repatriacíon lo que ocasionó una segunda tragedia, ya que un brote de viruela en Callao significó la introducción de esta enfermedad a islas donde los nativos no tenían ninguna inmunidad natural, así falleciendo más del 90% de la población en muchas de ellas un período de pocos meses.[3]​ De los tres barcos de repatriación, uno dejó varadas a 426 personas de las islas de Tonga, Tuvalu y Kiribati en la deshabitada isla de Cocos frente a Costa Rica, esto luego de que se detectara viruela a bordo y para evitar el largo viaje de regreso; solo 38 sobrevivientes fueron rescatados un mes después, por el barco de guerra peruano "Tumbes" quienes los llevó a Paita en el noroeste del Perú, donde se asimilaron a la población.[4]

Durante la guerra civl de 1865, su principal acción fue cuando combatió contra los fuertes de Arica el 6 de mayo.

Asimismo, se constituyó en la nave insignia del capitán de navío Manuel Villar durante el Combate Naval de Abtao contra las fragatas españolas Blanca y Villa de Madrid.

Cuando retornó al Perú se le colocaron sus mástiles y se le hicieron recorridos generales, pero sus máquinas solo resistieron cinco años más. A partir de 1873 cumplió funciones de Buque Escuela de Grumetes, porque ya le habían retirado la hélice, las calderas y el blindaje en la línea de flotación.

Durante la Guerra del Pacífico la fragata sirvió como pontón artillado.

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