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Balaeniceps rex



El picozapato[2]​ (Balaeniceps rex) es una especie de ave pelecaniforme,[3]​ la única de la familia Balaenicipitidae. Su nombre común alude a la forma de su enorme pico.

De color gris, nidifica en el suelo y suele poner dos huevos. Las crías presentan un plumaje de color amarronado. Su dieta se compone de peces y ranas que caza en las ciénagas y aguas estancadas del África tropical y oriental donde crece habitualmente el papiro.

El picozapato es un pájaro alto, con un rango de altura típico de 110 a 140 cm y algunos especímenes que alcanzan hasta 152 cm. La longitud desde la cola hasta el pico puede variar entre 100 y 140 cm y la envergadura de las alas es de 230 a 260 cm. Se ha informado que el peso ha oscilado entre 4 y 7 kg. Un macho pesará en promedio alrededor de 5,6 kg y es más grande que una hembra típica de 4,9 kg (11 libras).

Se sabe muy poco de las costumbres y orígenes de esta ave sumamente difícil de observar en su medio natural, en parte debido a que se encuentra en peligro de extinción. Existen algunos ejemplares en cautividad en varios zoológicos europeos.

La población mundial de picozapatos se estima entre 3300 y 5300, según las estadísticas de 2012 de la asociación de conservación Birdlife International.

Debido a que viven en grandes e inaccesibles humedales, hay poco conocimiento sobre los números exactos.

Hasta ahora se han descrito dos parientes fósiles de los picozapatos; Goliathia del Oligoceno Inferior de Egipto y Paludavis del Mioceno Inferior del mismo país. Se ha sugerido que la enigmática ave fósil africana Eremopezus es pariente también, pero la evidencia ha corroborado la falsedad de dicha hipótesis. Todo lo que se sabe de Eremopezus es que fue un ave muy grande, probablemente del tipo de aves no voladoras con pies flexibles, lo que le permite manejar bien la vegetación o presa.

Se localiza en África Zambia y Sudan se (concentran)

Sus mayores amenazas son la pérdida del hábitat y la caza.

En 2019, el escritor Gabi Martínez publicó el libro Animales Invisibles donde narra la construcción del proyecto del mismo nombre que le ha llevado por el mundo en busca de animales legendarios, extintos o muy difíciles de ver con el propósito de explicar, además de a los animales protagonistas, a las geografías y sociedades de su entorno. En la primera entrega, incluyó al picozapato, la Gran Barrera de Coral, el yeti, el moa, el tigre blanco coreano y la danta.[4]



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