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Banshee



Las banshees (/ˈbænʃiː/, del irlandés bean si, ‘mujer de los túmulos’) forman parte del folclore irlandés desde el siglo VIII. Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se aparecen a una persona para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano. Son consideradas hadas y mensajeras del otro mundo.

Se cree que las aos sí (‘personas de los túmulos’, ‘personas de paz’) son remanentes de deidades, espíritus de la naturaleza o los ancestros venerados por los escotos antes de la introducción del cristianismo. Algunos teósofos y cristianos celtas se refieren a estas como «ángeles caídos». También son criaturas europeas sobrenaturales que al gritar causan desastres. La leyenda les atribuye el poder de romperle los tímpanos a cualquier persona que se les cruce con su poderoso grito.

La palabra banshee es el resultado de la anglización del gaélico irlandés bean sídhe o bean sí, que significa «mujer de los túmulos feéricos» o «mujer de paz». Son brujas dolidas por la pérdida de alguna persona muy cercana a ellas. Ambos nombres provienen del irlandés antiguo ben sídhe: bean 'mujer' y sídhe 'de los túmulos'. Algunos consideran que la bean nighe (‘lavandera’) es el equivalente escocés de la banshee irlandesa. Sin embargo, la bean shìth es la homóloga lingüística y mitológica, y como tal se presenta en numerosas ocasiones en el folclore y la mitología. La bean nighe es una clase específica de bean shìth.[1]​ En gaélico escocés bean shìth también se puede escribir bean-shìdh. Síd en irlandés y sìth en gaélico escocés también quieren decir ‘paz’, y se habla también de estas hadas como ‘personas de paz’: aos sí o daoine-sìth. La palabra «banshee» ha sido traducido del inglés al español como alma en pena y espíritu aullador.

Cada banshee se dedicaba exclusivamente a una de las grandes familias irlandesas cuyos apellidos contenían los prefijos Mac u O, a las que servían durante siglos y siglos, aunque solo aparecen cuando un miembro de la familia está a punto de morir.

Tradicionalmente, cuando una persona moría, una mujer cantaba un lamento en el funeral. Estas mujeres eran conocidas como "keeners", y las mejores keeners serían las más solicitadas. La leyenda cuenta que en cinco grandes familias gaélicas -los O'Gradys, los O'Neills, los O'Briens, los O'Conchobhairs y los Caomhánachs- el lamento era gritado por una mujer-hada. Ella gritaría el lamento cuando un miembro de la familia muriese, incluso si la persona había muerto lejos y la noticia de su muerte no hubiera llegado todavía, de forma que el grito de la banshee constituía la primera evidencia que tendría la familia de la muerte.

Posteriormente se dijo que las banshees mostraban su respeto hacia los difuntos gritando o lamentándose debajo de la ventana del moribundo y a veces elevándose por los aires hasta varios pisos de altura para poder hacerlo. Si varias banshees aparecen a la vez, anuncian la muerte de un personaje importante, incluso de carácter sagrado.

Una banshee puede también permanecer a cierta distancia como una figura solitaria que anuncia la muerte, paseando por las colinas que circundan la casa de la familia, o sentada sobre un muro de piedra. A veces no es visible, pero sus gritos penetrantes no dejan lugar a dudas respecto a su presencia.

Las Banshee siempre son mujeres y sus características más comunes son:

La banshee más famosa de la antigüedad se llamaba Aibhill y rondaba a la familia real de los O'Brien. Según cuenta la leyenda, el anciano rey Brian Boru partió hacia la batalla de Clontarf en 1014 sabiendo que no sobreviviría, pues Aibhill se le había presentado la noche anterior lavando la ropa de los soldados hasta que toda el agua se hubo vuelto roja como la sangre.



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