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Bart vende su alma



Bart vende su alma, titulado Bart Sells His Soul en la versión original, es el cuarto episodio de la séptima temporada de la serie animada Los Simpson, estrenado originalmente el 8 de octubre de 1995.[2]​ Fue escrito por Greg Daniels y dirigido por Wes Archer. En el episodio, Bart, escéptico, le vende su alma a Milhouse por cinco dólares, pero luego de unos días se da cuenta de su error y trata de recuperarla.

Durante la liturgia, Bart reparte a modo de broma la letra del himno «En el jardín del Edén» de un tal I. Ron Butterfly en vez del cántico habitual de la iglesia. Milhouse señala al culpable de la inocentada una vez que el reverendo Lovejoy exige responsabilidades, por lo que tanto él como Bart son castigados a limpiar los tubos del órgano. Asimismo, Bart se indigna con su amigo por chivarse, pero este le responde que lo hizo debido a la preocupación por la pérdida de su alma. Sin embargo, el hijo de los Simpson afirma que no existe tal cosa en realidad y como prueba le vende un papel por cinco dólares en el que se lee: «El alma de Bart Simpson». Tras haber sellado el trato, Lisa le dice a su hermano que se arrepentirá por ello, pero este hace caso omiso. Más adelante, Bart se encuentra con que su perro, Santa's Little Helper, no quiere jugar con él, las puertas automáticas de las tiendas no se abren a su paso o que cuando hecha el aliento sobre una mampara helada del Kwik-E-Mart no se produce condensación. Es ahí cuando empieza a sospechar que lo mismo sí ha perdido su alma y se dispone a recuperarla.

Mientras tanto, Moe busca captar nuevos clientes, por lo que convierte su bar en un restaurante de temática familiar llamado Uncle Moe's Family Feedbag —El rancho familiar del tío Moe en España y El restaurante del tío Moe en Hispanoamérica—. No obstante, el estrés que le provoca dirigir ese negocio hace que termine enrabietándose ante una niña, por lo que su fracaso le lleva de vuelta a su taberna habitual. Al mismo tiempo, Bart sugiere sutilmente a Milhouse que le devuelva el papel, pero este rechaza hacerlo por menos de cincuenta dólares. Esa misma noche, Bart sufre una pesadilla en la que es el único niño de Springfield que no tiene alma y, después de una cena en el nuevo restaurante de Moe, Bart entra en pánico y empieza a buscar frenéticamente a su amigo, quien se encuentra en casa de su abuela y le dice que el papel se lo vendió al dependiente de la tienda de cómics. Es por ello que Bart pasa la noche junto al establecimiento para ser el primero en entrar cuando el dueño abra.

A la mañana siguiente, el dependiente de forma molesta le comenta a Bart que ya no tiene ese papel, pero rechaza decirle quién fue el cliente. Exhausto, el niño vuelve caminando bajo la lluvia y al llegar a su habitación se pone a rezar preocupado por su alma. De repente, aparece el papel en el que pone «el alma de Bart Simpson» y se da cuenta de que fue Lisa quien lo compró. Finalmente, mientras esta le explica los puntos de vista de algunos filósofos sobre el alma humana, Bart empieza a comerse el trozo de papel.

La idea de vender el alma fue de Greg Daniels, ya que cuando él era niño también le compró el alma a otro niño.



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