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Bartolomé de Fuensalida



Bartolomé Fuensalida o de Fuensalida (siglo XVII) fue un misionero español franciscano quien en compañía de fray Juan de Orbita intentó pacificar y convertir al cristianismo a los itzaes durante la primera parte del siglo XVII, a fin de incorporar a tal etnia maya a las colonias establecidas por el imperio español a lo largo de las décadas precedentes, en razón de la conquista de Yucatán. Fracasó en su intento y estuvo a punto de perder la vida en el transcurso de su empresa conquistadora que no tendría éxito sino muchos años después de su muerte. Fuensalida fue uno de los fundadores del convento de La Mejorada en Mérida junto con Juan de Orbita, y otros frailes franciscanos entre los que se encontraban Pedro Navarro y Juan de Azebedo (Acebedo)[1]

Fuensalida intentó en dos ocasiones conquistar y pacificar a los itzaes que se refugiaron en Tayasal, en el Petén guatemalteco durante el proceso de conquista de Yucatán, en 1618-1619 y en 1641.[1]

En el año de 1618, siendo gobernador de la provincia de Yucatán Francisco Ramírez Briceño y auspiciados por la herencia que había dejado el capitán Martín de Palomar quien había sido alcalde de Mérida y teniente de gobernador de Yucatán, muerto hacía poco en 1611, los franciscanos, encabezados por Tomás Domínguez, Francisco de Contreras, Melchor Maldonado y Pedro Menán, decidieron emprender la cristanización de los itzaes, pueblo maya que se había refugiado en el Petén sin estar sometidos a la corona española. Para ese propósito contaron con el apoyo del obispo de Yucatán, Gonzalo de Salazar y Ávila, pero el gobernador Briceño que se mostró muy reticente con el argumento de que no se contaba con la autorización real frenó el proyecto. A pesar de este obstáculo y con recursos muy limitados, emprendieron la tarea que se habían propuesto los religiosos dos de los franciscanos que fueron designados por sus compañeros, fray Juan de Orbita y fray Bartolomé de Fuensalida, encabezando este último la misión.

Habiendo salido de Mérida acompañados por algunos indígenas ya cristianizados como Cristóbal Na, quienes servirían además como intérpretes del grupo, partieron rumbo a Bacalar con la esperanza de alcanzar los reductos mayas en Tayasal, (Petén-Itzá) actualmente isla de Flores en Guatemala) y entrevistarse con el halach uinik maya Ah Kaan Ek.[2]

Después de muchas penurias pasadas a lo largo del difícil camino, en selvas inhóspitas, atravesando ríos caudalosos y extensos pantanos, llegaron los franciscanos a su destino contando con la venia del caudillo maya, quien había sido advertido de la llegada de los franciscanos. No eran los primeros europeos en llegar al lugar desde que en 1525 Hernán Cortés, en su viaje a las Hibueras (hoy Honduras), había tomado contacto con los itzaes precisamente en Tayasal.

A su paso Cortés había regalado a los itzaes un caballo que estaba herido. El caballo había muerto y los indígenas creyendo que el conquistador español los recriminaría a su regreso (que nunca ocurrió) habían erigido una estatua del equino a la que con el tiempo llegaron a adorar religiosamente. Cuando Orbita y Fuensalida llegaron a Tayasal, un siglo después de Cortés, y vieron los ritos paganos de los indígenas hacia esa imagen del caballo se horrorizaron y quisieron destruir la estatua para terminar con la veneración que los mayas profesaban hacia aquella estatua que les parecía diabólica. Diego López de Cogolludo relata el episodio de la llegada de los frailes franciscanos a Tayasal, inspirándose en el informe redactado por los dos religiosos:

La finalidad catequizadora y de sometimiento del viaje no se logró y los franciscanos fueron expulsados con violencia y con riesgo de su integridad física por los itzaes. Algunos miembros de la expedición, entre los cuales el maya Cristóbal Na, murieron como resultado del enfrentamiento. Orbita y Fuensalida debieron regresar con dificultad a su monasterio en Mérida, lo que lograron hacia noviembre de 1619.[2]

Al poco tiempo del retorno de los dos religiosos, en diciembre de 1619, falleció el gobernador Briceño dejando inconcluso su periodo administrativo.[2]​ En 1629 falleció Juan de Orbita y el año de 1641, bajo los auspicios del provincial franciscano Antonio Ramírez, Fuensalida volvió a intentar la pacificación pero en esta ocasión no tuvo siquiera la posibilidad de llegar a Tayasal ya que fue interceptado en su camino por un grupo de itzaes, en el poblado de Hubelná, donde había sido recibido por el cacique, y obligado a regresar amenazado de muerte de continuar su camino. Después de este intento no sería sino hasta finales del siglo XVII cuando Martín de Urzúa fue autorizado por la Corona de España a emprender la conquista militar de los enclaves mayas en el Petén, cosa que logró finalmente para el imperio el año de 1697.[1]



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