La batalla de Azanulbizar (2799 T. E.), es una batalla ficticia que pertenece al legendarium creado por el escritor británico J. R. R. Tolkien y que aparece en su novela El Señor de los Anillos. Enfrentó a Orcos y Enanos en el Gran Valle de Azanulbizar, llamado también Nanduhirion en Sindarin o Dimrill Dale en Oestron, situado al este de las Montañas Nubladas, sobre las puertas orientales de Khazad-dûm (Moria), al norte de los bosques de Lothlórien.
El rey enano Thrór, en su vejez y desoyendo el consejo de sus allegados, decidió abandonar las estancias de las Colinas de Hierro (donde se había exiliado después de la llegada de Smaug) para volver a ocupar las antiguas mansiones de sus antepasados en Khazad-dûm abandonadas desde hacía siglos. Partió junto al enano Nár y se adentró en las minas encontrando la muerte a manos de los orcos.
Azog cabecilla de los orcos, lo decapitó y grabó su nombre a fuego en la cabeza del enano, dándole una bolsa de monedas al sirviente como pago para que contara su hazaña al resto de los enanos. Cuando los enanos supieron de la muerte del antiguo Rey de Erebor, decidieron vengar la afrenta.
El hijo de Thrór, Thráin II convocó el mayor ejército de enanos que se recordara desde los días antiguos, incluyendo enanos que no pertenecían al Pueblo de Durin (Los Barbas de Fuego y Los Nalgudos de las Montañas Azules, y otros del lejano oriente de la Tierra Media). Durante seis años se enfrentaron con ellos expulsándolos de todas las tierras situadas entre las Montañas Nubladas y el Anduin y los lindes occidentales del Bosque Negro, hasta llegar a Khazad-dûm.
El número exacto de Enanos no se especifica, pero se puede estimar entre seis y diez mil Barbiluengos, Nalgudos, Barbas de Fuego, Puños de Hierro, Morenos, Barbatiesas y Pies de Piedra. Esto se basa en la suposición de que las otras casas enanas no enviaron más de unos pocos miles para participar en la guerra, por razones económicas, financieras y de defensa. Los Barbiluengos no pudieron haber reunido una fuerza de combate mayor a 3000 soldados, debido a que tenían una población muy diezmada, además de problemas financieros/económicos
Los orcos vinieron de Moria y por el norte desde el monte Gundabad. Sus números se pueden estimar entre cincuenta y sesenta mil.
La batalla comenzó en un oscuro día de invierno, y se dijo que el sol no brillaba entre las nubes. Los enanos habían marchado hacia el Valle de Azanulbizar, donde encontraron la Puerta Este de Khazad-dûm, pero allí se encontraron con unas tropas hasta tres veces mayores en número y con superioridad táctica, pues estaban en el fondo del valle mientras que los orcos atacaban desde los flancos a un nivel superior.
La vanguardia liderada por el Rey Thráin, asaltó las laderas solo para ser rechazada con varias bajas. En un bosque cercano, los enanos descubrieron que el hijo menor de Thráin, Frerin, fue asesinado junto con Fundin, padre de Balin; y muchos otros. El propio Thraín fue herido, al igual que su hijo mayor Thorin II Escudo de Roble, cuyo escudo se rompió durante la batalla, lo que lo obligó a recurrir a una rama de roble que cortó de un árbol para defenderse.
Pero el tercer día la llegada de las tropas de las Colinas de Hierro comandadas por Náin, hijo de de Grór, decidieron la suerte de la batalla. Náin y sus enanos llegaron como un viento del norte, insuflando nuevos alientos a las tropas que ya luchaban aniquilando a todos los orcos que se presentaron en combate, gritando "¡Azog! ¡Azog! ¡Azog!" hasta que llegaron a los umbrales de la puerta, en la que Naín llamó a Azog para luchar.
Cuando Azog salió de la puerta interior con sus guardias, Náin estaba agotado y medio ciego de rabia. Intentó balancearse tan fuerte como pudo, pero Azog se hizo a un lado y Náin falló, astillando su arma en el suelo. El orco le dio una patada en la pierna cuando esquivó el golpe del enano, haciéndolo tropezar, momento en el que Azog intentó empujarlo y decapitarlo, logrando solo romper el cuello de Náin debido al casco que llevaba. Náin murió instantáneamente.
Azog después de esto, rio con fuerza, pero la risa se le heló en la garganta cuando vio la total destrucción de sus tropas. Al ver eso, huyó de regreso a la puerta. Dáin, el hijo de Náin, saltó los escalones detrás de él con su hacha roja, y allí, delante de la puerta, decapitó a Azog, terminando así la batalla. El asesinato de Azog fue considerado una hazaña asombrosa, ya que Dáin tenía solo 32 años de edad (muy joven para la estirpe de los Enanos). Dáin más tarde se convertiría en Rey bajo la montaña como Dáin II Pie de Hierro. Los enanos resultaron victoriosos, pero más de la mitad de sus fuerzas estaban muertas o mortalmente heridas. Los orcos sufrieron bajas aún más graves, con más de cuarenta mil muertos.
Después de la batalla, Thráin quería entrar y recuperar Khazad-dûm, el hogar ancestral del Pueblo de Durin. Sin embargo, debido a la gran cantidad de enanos masacrados en batalla, las otras casas no estaban dispuestas a participar, y dado que Dáin había visto al Daño de Durin más allá de la puerta este, Thráin se abstuvo de entrar.
Los Enanos derribaron todos los árboles en el Valle de Azanulbizar, que quedaría al descubierto para siempre. Hicieron muchas piras para quemar a sus muertos. No podían enterrarlos a todos en tumbas de piedra, como era su costumbre, porque llevaría demasiado tiempo construirlas. A partir de entonces, los que murieron en Dimrill Dale fueron conocidos con orgullo como Los Enanos quemados. A los orcos los dejaron allí como carroña.
Las casas se separaron y regresaron a sus hogares en toda la Tierra Media. Thráin, con lo que quedaba del Ejército de Barbiluengos, regresó a las Tierras Brunas y vagó en Eriador, eventualmente estableciéndose en las Montañas Azules de Harlindon. Allí los habitantes de la estirpe de Durin se reprodujeron lentamente, esperando el día en que pudieran recuperar los reinos de Erebor y Khazad-dûm.
Aunque los Enanos sufrieron grandes bajas, la batalla tendría efectos duraderos para los Orcos de las Montañas Nubladas. La población orca fue severamente reducida después de la batalla y nunca se recuperaron completamente. El agotamiento de la población orca contribuyó a la supervivencia de la compañía de Thorin II Escudo de Roble en su viaje a Erebor, así como a la victoria de los Elfos, los Hombres y los Enanos en la Batalla de los Cinco Ejércitos. También le permitió a Balin intentar recolonizar Moria en el año 2989 T.E.
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