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Batalla de Denain



La batalla de Denain fue un enfrentamiento militar librado en el marco de la Guerra de Sucesión española, el 24 de julio de 1712, cerca de Denain, en que se enfrentaron la tropas francesas, al mando del duque Claude Louis Hector de Villars, contra las de las Provincias Unidas y de Austria, comandadas por Arnold van Keppel, conde de Albemarle, con el resultado final de una victoria decisiva para el ejército borbónico.

En 1711 las fuerzas aliadas atacaron los fuertes que protegían la vulnerable frontera norte de Francia, la línea formada por Lille, Tournai, Mons y Aire-Béthune-Douai-Bouchain. En la primavera de 1712, el príncipe Eugenio de Saboya planificaba una gran ofensiva final con 120.000[4]​ a 130.000[5]​ soldados para conseguir una paz ventajosa. Sus fuerzas estaban bien suministradas por depósitos de armas a orillas de los ríos Escalda y Scarpe. Tratando de presionar al duque de Villars a dar una batalla campal, el príncipe atacó las líneas defensivas francesas en el río Sambre.[4]​ Villars, con apenas 70.000[5]​ a 90.000 combatientes, tomó posiciones entre Cambrai, Arras y Landrecies.[4]

En mayo Saboya salió de Tournai y a finales del mes siguiente empezaba el asedio de Le Quesnoy, fuerte que se rindió rápidamente el 4 de julio. De inmediato continuó a Landrecies, la última fortaleza que bloqueaba el avance aliado por la cuenca del río Oise.[4]

Sin embargo, en abril el nuevo gobierno británico Tori reemplazó al duque de Marlborough, John Churchill, por el duque de Ormonde, James Butler, quien recibió órdenes de no involucrarse en batalla o asedios el 10 de mayo.[4]​ Ante esto, los neerlandeses propusieron desarmar a los soldados de origen británico, pero Eugenio lo rechazó después de considerarlo brevemente. El 22 de junio Luis XIV de Francia aceptó las propuestas británicas y en consecuencia, el embajador inglés en Países Bajos, Thomas Wentworth, dejó La Haya para unirse al ejército el 9 de julio, llegando tres días después para avisar al duque de Ormonde de la suspensión de hostilidades.[6]

El 16 de julio Londres y Versalles terminaron firmando una paz por separada[4]​ y Ormonde se retiró al norte a Gante y Brujas, dejando solo al príncipe Eugenio.[6]​ El 17 de julio, los 12.000 soldados británicos abandonaron a sus aliados[4]​ pero los 50.000 auxiliares alemanes pagados por Londres se negaron a seguirlos pues significaría el fin de sus contratos.[7]

Al mismo tiempo, el monarca francés ordenó al gobernador de Dunquerque evacuar la fortaleza e informó al duque que podía ocuparla y destruir las defensas. El 19 de julio los ingleses entraron.[6]

Esto significó que austriacos y neerlandeses debían repartirse en mitades los costos de las operaciones, lo que friccionó sus relaciones. Estos últimos se negaron a sufragar los costes de traslado del principal depósito aliado en Marchiennes a cerca de Le Quesnoy, lo que llevó al príncipe a sobre extender sus líneas de suministro.[8]

El príncipe Eugenio siguió la campaña y el 18 de julio empezó a asediar Landrecies.[8]​ Para defender mejor estas líneas, el príncipe saboyano hizo construir un sistema doble de trincheras en las orillas del Escalda, con base en Denain, ciudad que dejó guarnecida por 20 batallones de infantería y 23 escuadrones de caballería neerlandeses al mando del conde Albemarle.[8]

Villars concentró sus fuerzas en Le Cateau y en la noche del 23 de julio cruzaron el Escalda al norte de Denain. A las 13:00 horas del día siguiente, cuarenta batallones franceses formados en 14 líneas y 25 espacios intervalos precedidos por granaderos y con doce batallones y un cañón en reserva asaltaron las líneas neerlandesas.[5]

Los franceses se aproximaron lentamente mientras los neerlandeses les esperaban en sus trincheras formados en tres líneas de mosquetes apoyados por seis piezas de artillería. Cuando los atacantes estaban a veinte pasos y los defensores podían oírlos claramente aproximarse y repartirse órdenes comenzó la batalla. En un instante 1.200 franceses cayeron y los tres batallones al frente fueron masacrados.[9]​ Sin embargo, el humo causado por el masivo uso de pólvora envolvió el campo de batalla, permitiendo a los franceses escalar las posiciones neerlandesas y cuando se disipó, empezó una feroz lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras. Finalmente, los abrumados defensores se retiraron en desorden[10]​ de Denain por los puentes que atravesaban los pantanos cercanos, pero estos colapsaron por el peso y muchos se ahogaron.[2]

El príncipe Eugenio observó todo desde un punto elevado en la orilla sur. Envió catorce batallones de refuerzo, pero la reserva francesa los repelió. A la vez, sus exploradores reportaron que la guarnición enemiga de Valenciennes se aproximaba a marchas forzadas. El príncipe decidió retirarse, tratando de dejar libre el camino a las fuerzas en retirada y concentrar a los sobrevivientes cerca de Marchiennes.[2][10]

Según los partes oficiales de París, los franceses perdieron 500 soldados y sus enemigos 8.000, aunque las cifras son cuestionables.[10]

Villars aprovechó de romper la línea aliada entre el Escarda y el Scarpe (25-26 de julio), capturar Marchiennes (30 de julio) y rodear Douai (31 de julio). Eugenio no podía hacer nada, y se retiró detrás del Escalda, cerca de Tournai. Villars siguió con la reconquista de Douai (8 de septiembre), Le Quesnoy (8 de octubre) y Bouchain (19 de octubre).[8]​ Así, al acabar el año los neerlandeses estaban aterrados por la destrucción de veintisiete de sus mejores batallones, la retirada inglesa de la guerra y el corte en dos de las líneas de suministros de los aliados.[10]

Al final del año, los franceses habían conseguido recuperar las posiciones defensivas en su frontera de Flandes.[8]Napoleón Bonaparte diría que con su victoria, Villars «salvó a Francia».[7]




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