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Batalla de San Carlos de Bolívar



La Batalla de San Carlos fue un enfrentamiento ocurrido el 8 de marzo de 1872 en el paraje conocido como Pichí Carhué (Carhué Chico) cerca del fortín de San Carlos, hoy San Carlos de Bolívar, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Las fuerzas del Ejército Argentino comandadas por el general Ignacio Rivas obtuvieron una victoria decisiva sobre el cacique mapuche Juan Calfucurá, jefe de la Confederación de las Salinas Grandes, apodado el Napoleón del Desierto.

En junio de 1870 Calfucurá había arrasado el pueblo de Tres Arroyos y su hijo Manuel Namuncurá atacado Bahía Blanca, matando a unas 50 personas y arreando 80.000 cabezas de ganado y mujeres cautivas. Firmó luego un tratado de paz.

En marzo de 1872 se produjo el ataque a las tolderías de los caciques tehuelches Manuel Grande, Gervasio Chipitruz y Calfuquir por el coronel Francisco de Elías, con quien Calfucurá había firmado un acuerdo de paz en 1870. Este, aprovechando la debilidad del gobierno argentino empeñado en la Guerra del Paraguay, entró en el pueblo de 25 de mayo y se llevó a todos los indígenas que se habían rendido al gobierno, por lo que el presidente Domingo Faustino Sarmiento ordenó atacarlo. Calfucurá declaró formalmente la guerra a Sarmiento y el 5 de marzo de 1872 saqueó los partidos de Veinticinco de Mayo, General Alvear y Nueve de Julio, matando a 300 personas.

El 5 de marzo el jefe de la frontera Oeste de Buenos Aires, coronel Juan Carlos Boer (1828-1908),[3]​ recibió aviso en el pueblo de 9 de julio del malón de Calfucurá, por lo que ordenó la inmediata movilización de sus fuerzas. Ordenó también la movilización del Cacique General Coliqueo, que se hallaba en 9 de Julio, y la del teniente coronel Nicolás Levalle que estaba en el fuerte General Paz. Boerr solicitó además apoyo de los jefes de la fronteras Norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe (coronel Francisco Borges) y Sur, Costa Sur y Bahía Blanca (general Ignacio Rivas).

El 5 de marzo Boerr marchó al fortín General Paz con los guardias nacionales y allí se le incorporaron los indígenas de Coliqueo. Al día siguiente partió hacia el fortín de San Carlos llegando el 7 de marzo, en donde se le incorporó Levalle con sus fuerzas. Rivas partió el 6 de marzo desde Azul con 390 soldados y 800 guerreros del cacique Cipriano Catriel, llegando a San Carlos en la madrugada del día 8, en donde asumió el mando. Las fuerzas del coronel Francisco Borges llegaron por la tarde, una vez concluida la batalla.

Calfucurá con 3.500 guerreros a caballo regresaba a las Salinas Grandes con el botín obtenido de 500 cautivos y 150.000 cabezas de ganado por el camino conocido como rastrillada de los chilenos, cuando el comandante general de la frontera sur, general Ignacio Rivas le cortó el paso con fuerzas reclutadas rápidamente en la región.[4]​ El gran número de reses arreadas había permitido el avance de las fuerzas de Rivas y Calfucurá cometió el error de enfrentar en campo abierto y en batalla general a las fuerzas del Ejército.

Calfucurá dividió sus fuerzas en 4 columnas comandadas por:

Mientras que las fuerzas de Rivas estaban formadas por 685 soldados y 940 indígenas aliados de las tribus de Ignacio Coliqueo y Cipriano Catriel. Antes de la batalla Rivas envió como vanguardia al teniente coronel Palavecino con el Regimiento de Caballería N.º 9 y 200 guerreros.

Rivas dividió sus fuerzas en tres columnas:

El servicio sanitario de las fronteras oeste y sur estaba comandado por los cirujanos Juan M. Franceschi y Eduardo Herter, respectivamente. Había además una pieza de artillería.

La efectividad de los fusiles Remington hizo estériles los ataques de caballería de las alas centro y derecha de Calfucurá. Al toque de clarín las fuerzas de Calfucurá formaron un semicírculo amplio para atacar. Parte de la batalla se dio con los dos bandos a pie, destacándose los guerreros de Cipriano Catriel, de quienes Calfucurá esperaba se le unieran durante la batalla, pero que Catriel puso en raya haciendo que Rivas colocara su guardia personal a sus espaldas para matar a quienes desertaran. La poca combatividad de los guerreros de Coliqueo hizo necesario que Rivas auxiliara ese flanco con las fuerzas del teniente coronel Leyría. Mientras se producía la batalla, otros indígenas continuaban arreando el ganado alejándose, por lo que Rivas ordenó cargar y romper el cerco, logrando la victoria.[7]

Zeballos adjudica la victoria a la valiente actuación de Catriel, quien se convirtió en el campeón de los cristianos y quien se quedó dueño del campo de batalla:

Las fuerzas de Rivas tuvieron 35 muertos y 20 heridos y las de Calfucurá, 200 muertos y muchos heridos. El ejército logró recuperar 200 cautivos y 70.000 reses y 15.000 caballos, además de ovejas. Con el resto Calfucurá huyó hacia las Salinas Grandes siendo perseguido por solo 14 leguas a falta de parque y suministros y por el cansancio de los soldados. En su sede de Chillihué murió apenado 4 de junio de 1873, marcando el declive del poder indígena en las pampas.[8]




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