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Batalla de San Julián



La Batalla de San Julián fue un conflicto armado que tuvo lugar el 15 de marzo de 1927 en el pueblo de San Julián (Jalisco), fue la primera batalla de gran importancia entre los cristeros y el gobierno federal, fue importante ya que un ejército entrenado y experimentado como lo era el federal fue derrotado por un grupo de hombres mal organizados, casi sin armas ni experiencia militar, esto que hizo al General Plutarco Elías Calles, el entonces presidente de México, darse cuenta de que había subestimado al recién formado movimiento Cristero.

En 1926, El Presidente Plutarco Elías Calles puso en vigor una ley, llamada Ley Calles con la cual ponía en reglamentación el artículo 130 de la constitución de 1917, dicho artículo limitaba severamente las prácticas religiosas al punto de prohibirlas en algunos estados, este hecho causó el descontento general de la gente, en 1925 se había creado la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa quien de inmediato se hizo con el control, programó para el 1 de marzo de 1927 el levantamiento general de los cristeros, aunque ya se habían dado guerrillas en algunos estados con fechas anteriores, el primer pueblo que se levantó en armas con éste plan fue San Julián, localizado en la zona de los Altos de Jalisco, el Cura Narciso Elizondo, párroco de la población, convocó al pueblo quien respondió uniéndose a la causa, se formó el regimiento de San Julián al mando del General Miguel Hernández, un militar retirado que vivía en la población, por este hecho se le conoce a San Julián como "La cuna de la cristera".


El Regimiento de San Julián estaba conformado por escuadrones: el de San Julián, el de San Diego, el de Jalpa y el de San Miguel. El general Victoriano Ramírez, "El Catorce", comandaba un escuadrón llamado "Dragones del Catorce", que perteneció también al regimiento de San Julián.

Al enterarse el presidente Calles del levantamiento en San Julián, envió al lugar al 78° regimiento de caballería del estado mayor presidencial comandado por el general Espiridión Rodríguez Escobar, llegaron a San Julián el 14 de marzo de 1927.

El 15 de marzo de 1927, el Padre José Reyes Vega se encontraba en San Julián junto con Luis Anaya y Victoriano Ramírez "El Catorce", cuando se enteraron de que el general Espiridión Rodríguez se acercaba a la población con todo su regimiento, después de una discusión se decidió defenderla, "El Catorce" y sus hombres se apostaron en el centro del pueblo, el general Miguel Hernandéz se encontraba en esos momentos en San Diego de Alejandría con sus hombres, "El Catorce" mandó llamar al general para apoyarlo en la batalla, "El Catorce" y sus hombres resistieron bien defendiendo la plaza, la supremacía militar del regimiento federal se dejó ver y ya parecía estar todo perdido cuando el general Hernández llegó con sus hombres y a dos fuegos derrotaron al 78° regimiento, el enfrentamiento duró más de dos horas, la mayoría de los hombres de Calles y muchos cristeros murieron en el conflicto, el general Espiridión sobrevivió huyendo vestido de mujer, el resto de sus hombres fueron ejecutados en el panteón viejo y enterrados en una fosa común, la primera batalla de la guerra cristera terminó con el triunfo de los cristeros y una cruel derrota para el ejército callista.

Con la batalla de San Julián la llama cristera se había prendido, a partir de ahí Calles envió a la zona a un grupo mayor de militares y se empezó a considerar al movimiento con mayor seriedad, se supo que la supremacía militar una vez más era vencida por el poder popular de un grupo de personas indignadas por leyes que consideraban injustas.

Tiempo después, el 30 de marzo del mismo año, como represalia por ésta derrota, San Julián fue elegido por el General Joaquín Amaro para la tortura y fusilamiento de San Julio Álvarez Mendoza, después de fusilarlo tiraron el cuerpo en un basurero junto a la parroquia, los habitantes de Julián al enterarse de que habían matado un sacerdote, recogieron el cuerpo y lo velaron, cuentan que uno de los presentes dijo mientras lo velaban: "El cielo concedió a este pueblo (San Julián) la gracia de que un mártir regara con su sangre este lugar bendito, cosa que no se concede a todos. Esta sangre es hermosa, es una herencia preciosa". En el sitio donde lo aprehendieron se colocó una lápida y una cruz; lo mismo se hizo en el lugar del martirio. Hoy en día todavía se celebra misa cada año en una ermita construida para el santo donde fue fusilado, los agujeros de las balas de la batalla de San Julián aún se pueden ver en la cantera del templo principal, hace poco se hizo una restauración y los agujeros fueron respetados.



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