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Batalla de Tacuarí



La Batalla de Tacuarí ( o Tacuary) o de Tupá-ra'ý (Hijo de Dios) (9 de marzo de 1811) fue la segunda y última batalla que la expedición militar de la junta de Buenos Aires, al mando del brigadier general Manuel Belgrano, libró contra las fuerzas de la provincia del Paraguay a cargo del teniente coronel Manuel Atanasio Cabañas. Se llevó a cabo cerca del pueblo de Tupá-ra'ý al norte y sobre la margen izquierda del cruce del río Tacuarí, paraje donde en 1843 será fundada la actual ciudad de Carmen del Paraná, en el sur del Paraguay. Debido a la derrota y posterior capitulación, Belgrano fue obligado a abandonar el Paraguay dando así por terminada la expedición militar.

La junta de Buenos Aires, constituida el 25 de mayo de 1810, intentó mantener los privilegios del "orden colonial en beneficio del bloque comercial porteño".[1]​ Este intento de "apropiación de poder" que llevó adelante "un sector de la burguesía porteña, que no va a dar muestras de querer compartirlo o distribuirlo entre los otros pueblos",[2]​ encontró resistencias en el Paraguay, en el Alto Perú, en Córdoba y Montevideo, las que cuestionaron su legitimidad. El 27 de julio de 1810, la provincia del Paraguay manifestó políticamente su posición de reconocer al Consejo de Regencia de España e Indias, representante legal de Fernando VII, y mantener "armonía" y "fraternal amistad" con la junta de Buenos Aires "suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella".[3]​ Pero la junta porteña sabía que

La capacidad de la junta para enviar rápidamente diversas misiones militares al interior se basó en la fuerte militarización que había alcanzado Buenos Aires a partir de las invasiones inglesas en 1806.[4]

La junta de Buenos Aires envió un ejército al mando de Manuel Belgrano con los objetivos de dejar a:

El ejército invasor cruzó el río Paraná frente a Candelaria el 19 de diciembre de 1810 y se internó rumbo a Asunción sin oposición alguna por parte del gobernador Bernardo de Velasco que, con buen criterio estratégico, decidió alargar la línea logística de su adversario dejando un vacío de población y recursos en su avance.

El 19 de enero de 1811 Belgrano llegó a Paraguarí donde

Desde Santa Rosa, en su oficio a Saavedra del 31 de enero de 1811, Belgrano expuso su temor de quedar aislado en el Paraguay, ya que no sabía qué fuerzas disponía la Junta de Buenos Aires y si iba a recibir refuerzos. Por estas razones decidió posicionarse más cerca del río Paraná ya que le parecía más importante salvar

Además de criticar la misión militar al Paraguay, que ahora ya le parecía innecesaria, Belgrano reiteró su desconfianza en las fuerzas correntinas manteniéndolas en una acción secundaria en Corrientes, cuidando los pasos de Itatí y del Rey frente a Ñeenbucú, para impedir el paso de ganado "y no tengan que comer los [paraguayos] de Ñeembucú".[5]​ En oficios sucesivos expuso su preocupación por controlar el paso del río Paraná debido a la presencia de barcos paraguayos que recorrían las costas y podían desembarcar tropas en San Cosme y Damián, a 22 km al suroeste del paso del Tacuarí desde donde podían atacar ese punto y bloquear su retirada.[6]​ El capitán Perdriel, con 100 hombres, se desprendió del grueso del ejército y ocupó preventivamente esa posición.

El 13 de febrero de 1811, Belgrano informó que en principio había pensado retroceder hasta Itapúa dejando en el paso de Tacuarí una guardia respetable pero, cambiando de parecer, había decidido mantenerse allí a la espera de los refuerzos, dinero y también por si

Mencionó además la tenue presencia de patrullas paraguayas que lo venían siguiendo a la distancia sin tomar contacto con sus fuerzas quejándose de lo que ya para entonces era una constante: "por nada puedo conseguir un espía", es decir, un desertor paraguayo que se pliegue a sus fuerzas y le sirva de informante.[7]

El gobernador de la provincia del Paraguay, Bernardo de Velasco, en su carta del 29 de enero a Cabañas, expuso las directivas estratégicas que este debía seguir:

Esto significaba que, al menor costo posible, Belgrano debía ser obligado a repasar el Paraná para transformar ese río, con la presencia del ejército provincial en su margen derecha, en una muralla infranqueable.

Para presionar a Belgrano en su retirada, Velasco destinó solamente unos 1600 hombres, adoptando la táctica de la persecución paralela que no requiere de acciones directas dado que la misma consiste en adelantarse por el flanco enemigo buscando permanentemente su retaguardia obligándolo a retroceder para evitar ser cortado y envuelto. Por esa razón, desde San Patricio, nuevamente Perdriel con 100 hombres y 2 cañones, se tuvo que adelantar a la retirada del ejército para asegurar y proteger el cruce del río Aguapey, ante la presencia de fuerzas paraguayas que durante dos o tres días estuvieron "a la vista" sin entablar acción alguna.

El 21 de febrero, el capitán Antonio Tomás Yegros se presentó de improviso en el campamento de Tacuari portando un oficio del comandante de las fuerzas de la provincia del Paraguay, teniente coronel Manuel Atanasio Cabañas, dirigido a Belgrano:

A diferencia de Belgrano que desconocía el desplazamiento y la potencia del enemigo, con esta nueva intimación, Cabañas demostró tener, no solamente datos muy precisos sobre la situación estratégica de su adversario, sino que los puso en su conocimiento como elemento de presión. En efecto, el 4 de febrero, la Junta Provisional Gubernativa había ordenado al coronel de Húsares Martín Rodríguez que saliera de la Bajada rumbo a Candelaria para ponerse a las órdenes de Belgrano por lo que este movimiento ya había sido detectado por los "vicheadores" paraguayos.

Ante esta nueva situación, Belgrano se vio obligado a elegir entre:

El teniente coronel Cabañas conocía el paso del río Tacuarí y sabía que era imposible forzarlo con un ataque frontal ante un enemigo que se protegía detrás de ese obstáculo natural y que había tenido un mes para organizar su defensa y reglar la artillería. Decidió entonces cruzar el río 10 km más arriba iniciando el 6 de marzo la construcción de un puente bajo la dirección de Luis Caballero. De esta manera podía pasar rápidamente caballos, cañones y municiones y sorprender a Belgrano con un ataque lateral. Este envolvimiento se encomendó al comandante Juan Manuel Gamarra que había llegado con 400 hombres y 3 cañones de refuerzo. Gamarra objetó la poca cantidad de tropas que se le asignaba:

Siguiendo esa recomendación, Cabañas dispuso que 1000 hombres participarían de la maniobra de envolvimiento.[12]

La acción paraguaya se inició horas antes de la medianoche del 8 de marzo de 1811 con la marcha de aproximación sobre el ala derecha de Belgrano. Esta maniobra comprendió la marcha hacia el flamante puente de madera de 25,5 metros de largo por 3,5 metros de ancho, el cruce del río y el dificultoso avance a través de una picada que se iba abriendo en los bosques y altos pajonales. Estas fuerzas se movieron silenciosamente de norte a sur llegando al amanecer a la capilla del pequeño pueblo de Tupá-ra'ý al norte de la posición de Belgrano. Gamarra destacó una patrulla de reconocimiento hacia el camino que unía el paso del río Tacuarí con Itapúa para detectar si existían contingentes adelantados de Rocamora como apoyo de la retaguardia de Belgrano.[13]

Con una sincronización notable, una hora antes de que esas fuerzas alcanzaran Tupá-ra'ý, ya se había iniciado el ataque de diversión por el paso del río Tacuarí con fuego de artillería y fusilería a cargo del comandante de caballería Juan Antonio Caballero y el movimiento simulado de tres compañías de lanceros a cargo del teniente Pedro Pablo Miers. Por el ala izquierda, Ignacio Aguirre, al mando de una escuadrilla naval de cuatro botes y canoas que habían subido por el río Tacuarí desde el río Paraná también iniciaron sus maniobras de distracción. Estas acciones secundarias, realizadas al amanecer del 9 de marzo de 1811, tomaron por sorpresa a Belgrano y sus oficiales que no se había percatado de la aproximación del enemigo frente a sus respectivas posiciones.

En las afueras del pueblo de Tupá-ra'ý, Cabañas desplegó sus fuerzas de la siguiente manera: la caballería se dividió en dos, una vanguardia de lanceros a cargo del capitán Fulgencio Yegros y el resto al mando de Gamarra. La infantería fue dividida en tres agrupaciones: a la izquierda, la 1.ª Compañía al mando de Pedro Juan Caballero, en el centro la 3.ª Compañía al mando de García y a la derecha la 2.ª Compañía al mando del capitán Antonio Tomás Yegros más un grupo de infantes al mando de Blas José Rojas. La artillería, donde figuraba Pascual de Urdapilleta, que contaba con 6 cañones, fue asignada de a 2 cañones por cada unidad estando a cargo del teniente coronel Miguel Feliu, el que apoyaba el ala izquierda, del capitán Antonio Zavala, el centro y de Francisco Guerreros, el ala derecha.

La amenaza de los botes paraguayos, uno de los cuales tenía un pequeño cañón, fue fácilmente neutralizada por las fuerzas que envió Belgrano al mando del capitán Celestino Vidal mientras que el ataque de la artillería y fusilería enemiga por el paso de Tacuarí no fue de cuidado por tratarse del lugar más seguro de su defensa.

Pero la segunda sorpresa para Belgrano se produjo una hora después de iniciado el bombardeo de aferramiento cuando llegó a su cuartel la noticia de que habían aparecido fuerzas paraguayas en Tupá-ra'ý, sobre su flanco derecho. Al no estar contemplada esta posibilidad todo su sistema defensivo colapsó. Belgrano ordenó a José Ildefonso Machain que abandonara su posición y se dirigiera apresuradamente a detener esa maniobra de envolvimiento. Con 30 granaderos del regimiento Fernando VII, la compañía de Patricios al mando de Saturnino Sarasa, milicianos y dos cañones de a 4, o sea un total de 120 hombres y 6 oficiales, Machain avanzó a través del bosque y utilizando la protección de tres "islas" pudo llegar sin ser visto hasta la misma línea paraguaya. Desde esta ventajosa posición Machain abrió un nutrido fuego sobre la posición adversaria. La respuesta no se hizo esperar pero la misma no resultó eficaz dado el terreno boscoso que ocupaban las fuerzas de Machain y que lo hacían prácticamente invisible. El combate se dilató y dada la escasez de municiones, Cabañas y Gamarra resolvieron asaltar con armas blancas las posiciones enemigas mediante un avance de trecho en trecho combinando fuego y movimiento hasta llegar a la posición de asalto. Al llegar ese momento las fuerzas de caballería se lanzaron a toda carrera y lograron neutralizar la artillería enemiga. Luego de una lucha cuerpo a cuerpo, las fuerzas de Machain se rindieron. Fueron tomados prisioneros casi todos sus hombres, salvo unos pocos que lograron huir entre ellos tres oficiales de los cuales dos eran paraguayos: Bonifacio Ramos, de artillería, y Ramón Cabrera. Se capturaron los dos cañones, un carro capuchino, una carreta con abastecimientos y 130 fusiles.[14]

Después de aniquilada la columna de Machain en el ala derecha, la caballería de Gamarra fluyó libremente sobre la retaguardia de Belgrano cortando el camino de retirada hacia Itapúa. Las fuerzas que tenía Belgrano custodiando el paso quedaron así encerradas contra el río Tacuarí. Cabañas envió entonces al capitán Antonio Zavala intimando la rendición pero Belgrano rechazó la proposición diciendo que las "armas del Rey Fernando no se rinden ni entregan".

Como consecuencia de la desintegración del sistema defensivo, muchos oficiales y soldados de Belgrano huyeron, entre ellos el teniente de granaderos Juan Mármol. El oficial Bertolot, al ver a los soldados que huían de la batalla, abandonó las carretas con municiones, equipos y armas que había enviado Rocamora. Según estimación posterior hecha por Belgrano unos 460 hombres abandonaron su posición y huyeron o se escondieron en los bosques.[15]​ De urgencia el sargento artillero catalán Raigada fue nombrado encargado del sector central. "En el apuro en que me vi" dirá después Belgrano y preparándose para lo peor ordenó quemar todos sus papeles "con el mayor sigilo posible" y reagrupó el resto de sus fuerzas en una nueva línea defensiva.

Con solo 235 soldados, entre infantería y caballería, numerosa oficialidad y dos cañones de a 4 (81,1 mm), se aprestó a enfrentar a las fuerzas de Cabañas. Nuevamente el superior poder de fuego le permitió a Belgrano sostener la posición por un corto tiempo pero la acción de la artillería paraguaya de Zavala abrió una brecha en el centro y por ella se introdujo la caballería al mando del capitán Pedro José Genes logrando empujar a la caballería enemiga hacia un montículo cercano al paso del Tacuari. Hacia la misma convergían otras unidades del ala derecha de Belgrano que se retiraban ante el ataque del resto de la caballería de Cabañas.

Al mismo tiempo envió a José Alberto Cálcena y Echeverría, tío de Cabañas, proponiendo la capitulación y el abandono del Paraguay.

Así terminó la batalla de Tacuarí, al mediodía del 9 de marzo de 1811. Habían transcurrido más de 14 horas desde que las fuerzas de Cabañas habían iniciado el movimiento envolvente sobre la derecha de la posición de Belgrano.

Al recibir Cabañas la propuesta de capitulación, la situación en que se encontraban sus fuerzas no era óptima: habían realizado un esfuerzo extraordinario recorriendo de noche más de 10 km desde su base de partida a través de montes y pajonales, combatiendo después por más de cuatro horas contra un enemigo mejor armado y descansado. Los caballos estaban agotados, el parque de municiones era escaso y se debía derivar hombres para vigilar a los prisioneros capturados.[16]​ Por otro lado, lo único que pedía el enemigo era retirarse al otro lado del Paraná en 24 horas lo que en cierta medida satisfacía las directrices estratégicas dadas por el gobernador Velasco. Igualmente Cabañas consultó con sus oficiales. Gamarra propuso que Belgrano debía dejar el armamento como compensación de los gastos ocasionados a la provincia y que eran importantes para la defensa del Paraguay. Cabañas decidió aceptar la capitulación imponiendo solo la retirada inmediata.

El mismo día de la batalla, Cabañas envió a Belgrano la nota con las condiciones de la misma:

Grande fue la sorpresa de Belgrano que dio su conformidad, firmó de puño y letra el original y lo remitió a Cabañas.

El gobernador Velasco confirmó después la decisión de Cabañas pero no ocurrió lo mismo con algunos miembros del Cabildo de Asunción y otras personas, entre ellos, el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia que criticaron los términos de la capitulación.

Después de ser despedido con honores por Cabañas, Belgrano se dirigió a Itapúa para luego repasar el río Paraná con el resto de sus fuerzas dando por terminada la expedición militar de la junta de Buenos Aires contra la provincia del Paraguay.

Esta noticia se extendió rápidamente. El 18 de marzo, desde Montevideo, Elío informaba al Ministro del Despacho de Estado de S.M.:

Desde el punto de vista militar la derrota de Belgrano en Tacuarí se debió:



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