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Batalla de la Apacheta



La batalla de la Apacheta tuvo lugar el 9 de noviembre de 1814 entre las tropas patriotas del brigadier Mateo Pumacahua y la guarnición realista de Arequipa al mando del mariscal Francisco Picoaga, resultando este último derrotado.

Al tener noticias de la Rebelión del Cuzco de los hermanos Angulo y del brigadier Mateo Pumacahua, el virrey Abascal convocó a una junta de guerra en Lima el 13 de septiembre de 1814. Entre las medidas de urgencia que se tomaron se encuentra el envío de socorros militares a diversas provincias del interior del virreinato, las cuales corrían el riesgo de ser ocupadas por las tropas involucradas en la insurrección del Cuzco. Los refuerzos enviados a Arequipa consistían en 100 soldados del regimiento Real de Lima, 500 fusiles y 500 lanzas de caballería como también 26 000 pesos para los gastos de guerra, los cuales salieron con destino al puerto de Quilca el 26 de septiembre a bordo de la fragata mercante Tomás. Por aquel entonces el ejército realista se encontraba desplegado en el Alto Perú por lo que el Intendente de Arequipa José Gabriel Moscoso y el mariscal Francisco Picoaga, apoyados por el general Pío Tristán, tuvieron que recurrir a las milicias de la ciudad para formar una fuerza capaz de oponerse a los rebeldes, que, al mando del mismo Pumacahua, avanzaban ya sobre Arequipa. Las tropas realistas quedaron compuestas en casi su totalidad por milicianos indisciplinados y mal adiestrados, reclutados a la fuerza y en algunos casos contrarios a la causa del Rey, en un número que Pumacahua hace ascender a 2.000 hombres, aunque probablemente se tratara de una fuerza inferior. El ejército patriota por otra parte se componía de 5.000 hombres entusiastas aunque mal armados, solo 500 de ellos portaban fusiles y los restantes (la indiada) con armas primitivas como hondas, lanzas y garrotes. La demora en la llegada de los refuerzos de Lima impidió al mariscal Picoaga oponerse a los progresos de la insurrección de manera que se expandió a Puno, Huamanga y La Paz, llegando finalmente a las puertas de Arequipa.

Los jefes realistas subestimaron a Pumacahua y, obrando más animosa que prudentemente,[4]​ en lugar de atrincherarse en las calles de la ciudad, salieron al encuentro del enemigo en el campo de la Apacheta, distante a 4 leguas de la urbe. Las tropas realistas, ignorantes completamente en maniobras militares, fueron fácilmente derrotadas y la mayoría de los oficiales fue tomada prisionera.

Los patriotas entraron en Arequipa, donde el 12 de noviembre de 1814 el brigadier Pumacahua, en representación del gobierno patriota cuzqueño, emitió una solemne «intimidación» o declaratoria de guerra al virrey Abascal. Por presión de las tropas cuzqueñas, el Cabildo de Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cuzco el 24 de noviembre.

Al ser informados de las medidas de guerra dispuestas por el virrey y en conocimiento de la cercanía de tropas realistas al mando del general Ramírez, Pumacahua y Angulo decidieron replegarse en torno al Cuzco, dejando libres todas las intendencias y provincias ocupadas. Un cabildo abierto en Arequipa se volvió a reunir y se apresuró a acordar lealtad al rey el 6 de diciembre de 1814. Moscoso y Picoaga serían ejecutados por los patriotas, lo que sería utilizado como justificación para las represalias realistas.



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