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Beas



Beas es un municipio español de la provincia de Huelva, Andalucía. Con una población de 4257 habitantes (2019. INE) y una superficie de 144,66 km², tiene una densidad de 30,12 hab/km².

Beas tiene clima mediterráneo.

El término municipal de Beas cuenta con una extensa fauna, de la que se puede destacar:

La comarca de La Campiña, en la que se integra el municipio de Beas, se encuentra en un enclave preserrano en el que abundan especies florales como el eucalipto, el pino, el olivo (del cual se obtiene el preciado Aceite de Beas), y abundantes especies florísticas de la familia de las gramíneas. Asimismo, en las riberas aparecen especies juncales y algunas algas.

Las primeras referencias escritas sobre el municipio de Beas las encontramos tras la conquista castellana del reino de Niebla en 1262. La nueva organización del Concejo de Niebla establecida por el rey castellano, Alfonso X, incluía en la jurisdicción de esta ciudad a la entonces aldea de Beas, así como a otro núcleo existente en el actual término municipal: San Benito del Álamo, que según Pascual Madoz desapareció en el siglo XVIII, argumentando como causa de su despoblamiento la insalubridad del terreno.

En diciembre de 1342, Alfonso XI hizo donación de las aldeas de Beas y Trigueros a Juan Alonso de la Cerda, señor de Gibraleón, de este modo el pueblo pasaba a ser tutelado por un régimen señorial, pero fue un periodo efímero, pues a la muerte del señor en 1346 volverán a la jurisdicción de Niebla, tierra de realengo todavía.

Años después, con la llegada al trono de Castilla de Enrique de Trastámara, Niebla y todo su territorio, donde se encontraba Beas, fue entregado en régimen de señorío, con el título de condado a Juan Alonso de Guzmán, señor de Sanlúcar de Barrameda. De este modo el estatus jurídico-administrativo de Beas, como tierra de señorío, vinculada a la jurisdicción de Niebla, se mantendrá durante todo el Antiguo Régimen hasta el siglo XIX.

En el siglo XIV, debieron llegar al pueblo de Beas nuevos moradores fruto de la política repobladora que estaban llevando a cabo los señores de Niebla, este aumento de la población permitió a las autoridades eclesiásticas del lugar el inicio de la construcción de la iglesia de San Bartolomé, iniciada en estas fechas con un trazado gótico mudéjar.

El siglo XVI, también marcará los primeros momentos de los otros núcleos de población del municipio, las aldeas. En los parajes de Candón, Fuente de la Corcha y Navahermosa, comienzan a asentarse pobladores provenientes del vecino municipio de Valverde, que ya en 1622 y 1677 ven reconocidos sus derechos a pastar, labrar y construir casas en estos lugares.

En la segunda mitad del XVII y la primera del XVIII se producen una serie de acontecimientos político-militares, como son la Guerra de Secesión de Portugal, la conspiración del Marqués de Ayamonte y la Guerra de Sucesión española, además de continuos periodos de hambrunas que irán provocando un retroceso generalizado de su economía y población. A ello se unirán las difíciles consecuencias del terremoto que afectó a la comarca en 1755, que produjo fuertes daños en el caserío de la población, sus gentes y su economía.

El siglo XIX, a pesar de iniciarse con los desastres propios de la invasión napoleónica, nos traerá como aspecto positivo el fin del régimen señorial, iniciado en 1812 con la Constitución de Cádiz y, por tanto, el acceso de Beas a su estatus actual de municipio. Será el momento en que también se produzca la desamortización de los bienes de la iglesia, que afectará a la propia estructura urbana del pueblo de Beas, donde se acometen importantes reformas del trazado viario, aprovechando la venta de la parcela ocupada por el hospital de Santa María de Gracia.

También será el siglo en el que las aldeas comiencen a configurar su trazado urbano, existiendo ya firmes testimonios de su existencia, por ejemplo Candón, del que sabemos que en 1847 contaba con 60 casas y Navahermosa, que por esas mismas fechas tenía su ermita, y por tanto hemos de suponer que también sus primeras casas.

Pero, el siglo XIX, también marcará el momento en que el municipio perderá gran parte de sus baldíos a favor de la propiedad privada. Un capítulo especial de esta historia lo marca Candón, cuando las tierras en las que se asentaban los colonos pasan a ser propiedad privada en 1859. Comienza aquí la lucha de los candoneros por alcanzar la plena propiedad de sus casas y tierras, cuestión que se zanjaría casi un siglo después en 1952, con la expropiación de estos terrenos y, algo después, en 1970, con la expropiación del Cortijo de San Benito, labrado desde muchos años antes por ellos mismos en régimen de aparcería, y cuya entrega a los candoneros marcará el desarrollo del pueblo moderno.

Estos dos últimos siglos de los que venimos hablando, además de los muchos avatares políticos y sociales, nos trajeron la gran explosión demográfica y urbana, ampliándose considerablemente el casco urbano de la población de Beas, primero hacia los caminos y veredas y, luego, rellenando muchos de los espacios que el no planificado desarrollo urbano dejó desiertos y atrapados.

Serán también los siglos en que se mejoren las comunicaciones del municipio, primero el ferrocarril en 1868, cuando se inaugura el primer tramo de la línea San Juan del Puerto–Buitrón, hasta Venta Eligio. Más tarde en el siglo XX las mejoras corresponderían a las carreteras que comienzan a ver mejorados sus firmes y trazados.

Finalmente el siglo XX también marcará un hito en nuestra economía, a partir de los años 70 muchos de nuestros vecinos abandonan los campos para dedicarse a nuevas actividades industriales, como trabajadores en las fábricas que estaban siendo instaladas en el Polo de Promoción y Desarrollo de Huelva, era la primera vez que esto ocurría en el municipio en su largo periodo de vida, caracterizada por una economía basada en la agricultura y ganadería. Junto a ello otros muchos comenzarán a trabajar en el sector servicio, sobre todo en Huelva.

De antes de nuestra etapa histórica documental se tienen noticias de la presencia del hombre en estas tierras. Según testimonian los restos arqueológicos que se han descubierto en zonas como El Arroyo San Benito, Arroyo Candón y en la zona del Coto Candón, entre otros, se sabe de poblamientos que datan del Paleolítico Medio. Se cree que durante la Edad de Bronce pudo existir en la zona Sur del término un hipotético asentamiento. El hallazgo de múltiples enterramientos en forma de cistas en el lugar conocido como Matahijos, dan testimonio de ello. Se han hallado en el mismo, ajuares consistentes en elementos cerámicos como cuencos, cazuelas carenadas y escasos elementos líticos como son las hachas pulimentadas.

Se han hallado restos romanos, pertenecientes a la época antigua, en las proximidades de la fuente de San Benito, que debieron pertenecer a un emplazamiento de los que genéricamente se denominaba Villa Rusticae con materiales cerámicos pertenecientes a época bajo-imperial. En la zona comprendida entre Clarines y Las Garbosas, se han producido hallazgos dispersos del mismo signo con la aparición de sillares de piedra, tegulae, ladrillo, etc., en el lugar denominado Cruce de la Casa del Pilar, se ha constatado la existencia de sepulturas romanas de poca entidad y casi destruidas en la actualidad por la acción del arado.

De época Islámica son los testimonios materiales aparecidos en algunas tumbas de la zona próxima a Matahijos situada a un kilómetro y medio del sur del núcleo urbano; en las mismas, formando parte de los ajuares, aparecen botellas, ampollas, cuencos, etc. La proximidad de esta Necrópolis hace sospechar la existencia de algún poblamiento árabe en el actual emplazamiento de Beas.

La símbolos heráldicos de la localidad, escudo de armas y bandera, son los siguientes:

El escudo de nuestro municipio fue aprobado por Resolución del Consejo de Ministros el 9 de febrero de 1968, siendo notificada dicha resolución al Ayuntamiento el día 5 de marzo del mismo año. Dicho escudo fue ideado por Vicente de Cadenas y Vicent, especialista en heráldica a quien la Corporación municipal decidió encargarle el proyecto según acuerdo del 11 de febrero de 1967. En el escudo se decidió incluir las Armas de los Duques de Medina Sidonia en su apellido de Guzmanes, por haber pertenecido estas tierras a esa casa ducal, además se decide incluir en el mismo otros elementos para diferenciarlo de aquel, dichos elementos serán un clarín en honor de la patrona del pueblo de Beas: Nuestra Señora de los Clarines, y un cuchillo en representación del Apóstol San Bartolomé, patrón del lugar. Por tanto nos encontramos con un escudo partido, que quedó organizado de la siguiente forma: primero, cuartelado en aspa, 1º y 3º (cuarteles superior e inferior) en campo de azur, una caldera jaquelada de oro y gules, gringolada de siete cabezas de sierpes en sinople; 2º y 4º (cuarteles derecho e izquierdo) en campo de plata cinco armiños de sable puestos en aspa. Bordura general componada de catorce compones, siete de gules y siete de plata, los primeros cargados de un castillo de oro y los segundos de un león de púrpura. Hasta aquí la partición correspondiente a las Armas de los Medina Sidonia. Segundo cuartel o partición derecha: en campo de gules aparece un clarín de oro y un cuchillo de plata encabado de oro, puestos en aspa. Al timbre, corona real cerrada.

Bandera: Bandera sobre fondo amarillo, dos bandas de franjas blancas y azules crecientes en diagonal desde las esquinas inferiores hacia la derecha y hacia la izquierda, según donde nazcan, juntándose en el centro del extremo superior y el escudo municipal en el centro de la bandera.[1]

El escudo fue aprobado por el Ministerio de Gobernación en 1968. La bandera en pleno municipal de 9 de junio de 1998.

Este edificio religioso, situado en la cima de la colina sobre la que se asienta el pueblo de Beas, responde al característico modelo de templo gótico-mudéjar sevillano. Posee planta rectangular, con tres naves y crucero. Las arquerías divisorias de las naves presentan arcos apuntados sobre pilares rectangulares. La nave central se cubre con techumbre de madera con decoración de estrellas de ocho puntas. La capilla mayor está cubierta con bóveda de nervadura gótica. Posee dos puertas de acceso, situadas en el centro de las naves laterales. La puerta del Sol, que abre a la Plaza, es de estilo mudéjar, realizada hacia 1500, con remate barroco. La otra, la de la Sombra o de las Novias, es de traza tardobarroca, del siglo XVIII. La torre del templo se alza sobre la cabecera de la nave de la epístola, se compone, como es usual en la comarca, de caña, cuerpo de campanas y chapitel. Por su trazado y formas puede afirmarse de que se trata de un campanario de finales del siglo XVIII, trazado, posiblemente, tras el terremoto de 1755, y, finalizado en 1829, fecha que aparece en la veleta que corona el chapitel de azulejería bicolor que remata la torre.

El interior de la parroquia guarda un rico patrimonio artístico, con piezas muy destacadas. Entre ellas varias tallas en madera policromada del siglo XVI, como la Virgen del Rosario, obra atribuida al círculo de Roque Balduque, del segundo tercio del siglo XVI; el Cristo de la Sangre, de mediados del siglo XVI y atribuido al mismo autor antes citado; la Virgen de Gracia, realizada a fines del siglo XVI por Juan Bautista Vázquez, el Mozo, o Diego de Velasco; la talla de San Bartolomé, titular de la parroquia, de la misma centuria y de autor desconocido. Del siglo XX destacan otras tallas ligadas a las hermandades de Semana Santa, como la de Jesús Cautivo y Rescatado, ejecutada por Antonio León Ortega en 1945 y la de la Virgen de los Dolores, obra de Manuel Cerquera, realizada en 1955. Capilla del Hospital de Santa María de Gracia. Siglo XVI.

Del patrimonio pictórico de la parroquia destaca el cuadro de Ánimas, pintado por Pedro Gómez en el primer tercio del siglo XX; el de San Miguel venciendo al demonio, del siglo XVIII; y, sobre todo hay que citar dos obras de la escuela sevillana del siglo XVII, como son los lienzos de la Oración en el Huerto y El Prendimiento.

De los retablos de la iglesia destacan el de la cabecera de la nave del evangelio, reconstruido con fragmentos del antiguo retablo mayor que fue ejecutado en 1709 por Francisco de Barahona y destruido en julio de 1936.[3]

La ermita presenta una sola nave cubierta con techumbre de madera a dos aguas. La estructura actual del santuario es obra del siglo XX, realizada en su mayor parte tras el terremoto de 1969. No obstante conserva algunos elementos realizados en fechas anteriores, como la capilla mayor y el camarín de la Virgen, realizados en el siglo XVIII, hacia 1739.
En la ermita destacan las imágenes de Ntra. Sra. la Virgen de los Clarines, de candelero para vestir, realizada por Antonio Castillo Lastrucci en 1937, si bien el Niño que sostiene la Virgen es de talla anterior, posiblemente del siglo XVIII. Otra imagen destacada que se venera en el santuario es la de Ntro. Padre Jesús de la Amargura, realizada en 1943 por Antonio León Ortega. En la ermita destaca igualmente la reja de hierro forjado del siglo XVIII que aparece en el vano que ilumina el camarín.

En la calle Santa Engracia se conserva, aunque muy fragmentada y remodelada la capilla mudéjar del antiguo hospital de Santa María de Gracia fundado en 1566 y dedicado a la asistencia de pobres y niños expósitos.

Es una pequeña capilla de planta cuadrangular con techumbre plana, cubierta de tejas a tres aguas. Posee tres fachadas decoradas con rejería de principios del siglo XX. Posiblemente la capilla estuviese edificada con anterioridad, con toda probabilidad en el siglo XVIII, pero fue muy remodelada hacia 1901. Estaba situada a la entrada del pueblo, en el camino de Huelva, y era el lugar de recogida de los mozos reclutados por los ejércitos del Estado. En la actualidad está muy vinculada a los ritos funerarios del pueblo.

Finalmente, cabe citar dentro del patrimonio artístico beasino a la ermita de Ntra. Sra. de España, que aunque ubicada en Sotiel Coronada, término municipal de Calañas, se encuentra ligada por la historia y los sentimientos a los beasinos, pues su titular es venerada desde tiempo inmemorial por los beasinos, como más adelante veremos. La actual imagen de la Virgen es obra de Antonio Castillo Lastrucci, de 1956. La ermita está compuesta de una sola nave, con techumbre de madera a dos aguas. Tras la capilla mayor se encuentra el camarín de la Virgen, de fractura moderna, siguiendo viejos esquemas románicos. Además, presenta un porche de acceso con sencilla espadaña.

El edificio es obra del arquitecto Manuel Pérez González, de estilo neoclásico en dos plantas, rematado por un torreón donde se alberga un reloj con campana.

Realizadas por el arquitecto Manuel Pérez González, en un estilo muy similar al de la Casa Consistorial, con dependencias distribuidas en dos plantas. Tras su restauración en la década de 1980-90 se ha destinado a albergar las actuales dependencias de la Biblioteca Municipal y la Casa de la Cultura.

Este pozo, del cual se tienen datos históricos, al menos desde el siglo XVIII, fue utilizado para el abastecimiento de agua a la población. A mediados del siglo pasado, en 1954, fue ampliamente remodelado para cumplir las nuevas condiciones higiénico-sanitarias de suministro de agua potable al pueblo. Un proceso similar sufrieron otros pozos-abrevaderos del casco urbano, como el de El Moreno o el Nuevo, hoy desaparecidos por las mala planificación urbanística. A todos ellos hacia los años 50 del pasado siglo se le construyeron depósitos para potabilizar el agua, de ahí, la estructura actual de este pozo a modo de gran fachada-fuente de la que se surtía la población.

Ha sido el lugar de reunión de los grandes propietarios agrícolas del pueblo, edificado, con toda probabilidad en las primeras décadas del siglo XX como centro social de la élite agrícola local.

Beas conserva un pequeño conjunto de casas domésticas muy interesantes, situadas principalmente en estas calles. Destaca la casa de la calle San Sebastián, nº 16, con fachada de finales del siglo XVIII. Así mismo en la calle Cervantes se conservan otros tres ejemplos de fachadas de casa de esta centuria, algunas ya muy transformadas, una de las cuales, la del n.º 6 posee un interesante reloj solar. En la calle Clarines existen algunos ejemplos de fachadas eclécticas y modernistas de los siglos XIX y XX, las construidas por la burguesía de la localidad que se asentó en esta calle tras su reurbanización a finales del siglo XIX y principios del XX.

Es obra del afamado arquitecto onubense José María Pérez Carasa, realizado en estilo regionalista. Del mismo destaca el muro que lo rodea con remate de piñas de cerámica de tonos azules y la capilla. Posee interesantes muestras de retablos de azulejos, realizados por importantes firmas de cerámica de Triana (Sevilla).

Muchos cauces de los arroyos de la población fueron aprovechados en la edad Moderna para construir en los mismos molinos hidráulicos para la molienda de los cereales cosechados en el Ruedo de Beas. Algunos de estos molinos, hoy rehabilitados, pueden ser contemplados en el arroyo de los Molinos, entre el paraje de la Huerta del Conde y La Loba. Fueron recuperados los molinos de La Loba, Las Monjas, La Higuera y el de la Llave. Hoy es una ruta etnológica y natural que conecta con la llamada Vía Verde de los Molinos de Agua, un camino para uso peatonal de 8 metros de ancho y que comprende un total de 35 kilómetros de la vieja línea de ferrocarril en desuso, que comunicaba San Juan del Puerto con El Buitrón. Esta ruta discurre por los municipios de San Juan del Puerto, Trigueros, Beas y Valverde del Camino.

La creación de la Casa Museo de Venezuela en España surge en el año 2000 como una propuesta que presenta la Fundación Imagen, con sede en Clarines de Venezuela, al Ayuntamiento de Beas dentro del programa de cooperación puesto en marcha tras el hermanamiento de ambas poblaciones (Beas y Clarines) en el año 1994. Se pretendía crear una institución museística vinculada a la diversidad cultural latinoamericana en Beas para potenciar los lazos de hermandad entre los dos continentes y las dos poblaciones.
Su construcción se inició en marzo de 2003, en terreno ubicado en la calle Ramón y Cajal, del centro urbano de Beas.
El proyecto contempla dos fases de ejecución del espacio cultural, de las cuales hasta el momento se ha realizado la primera de ellas. El proyecto inicial presenta dos espacios constructivos diferenciados: el “edificio tradicional” y el “Pabellón de la Luz”. El primero refleja la imagen tradicional de la casa colonial venezolana, realizada con elementos constructivos naturales como la madera noble, la caña y la teja y el suelo de barro cocido; el segundo por el contrario intenta, desde la abstracción, representar los valores del espacio en el trópico, a través de formas modernas.
El Edificio Tradicional es el ejemplo de la construcción del casco histórico de Clarines en Venezuela y es el que ahora puede ser visitado, albergando en su interior una colección museística dedicada a conocer los lazos de hermandad entre los dos municipios, así como a divulgar la cultura venezolana en nuestra tierra.
Además en la Casa Museo tienen lugar otras actividades de carácter temporal: exposiciones, charlas, cursos y otros eventos culturales que la convierten en la principal institución cultural del municipio de Beas.

Sigamos nuestro recorrido por el municipio, para comprender y contemplar su patrimonio histórico.

En Fuente de la Corcha. Su caserío tradicional, nacido a partir de fines del siglo XIX, presenta casas de una o dos plantas, con puerta entre dos ventanas, y en el caso de tener piso superior, sobre la puerta aparece un balcón o ventana. Por lo general las cubiertas de las mismas son a dos aguas, y saliendo de la cubierta aparecen los tiros de las chimeneas. A este caserío tradicional se ha ido uniendo recientemente un conjunto de nuevas residencias que rompen abiertamente los tradicionales parámetros arquitectónicos.

El edificio más destacado de la aldea es la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Salud, cuya construcción es de fractura moderna, realizada entre 1960 y 1966 por los maestros albañiles José Cano García y José Fernández Moreno de Valverde del Camino. Presenta tres naves, separadas por arcos de medio punto, con cubierta a dos aguas y cabeceras de bóveda de cañón. Para la entrada al templo se ha dispuesto un porche, con arco central rebajado y dos medios arcos laterales. Sobre el mismo aparece un frontón trilobular y piñón central con cruz de cerrajería. En el mismo aparecen tres paños de azulejos dedicados a la Virgen de Clarines, San Juan Bautista y San Bartolomé. La torre fue realizada por el arquitecto sevillano Rafael Herrera, según proyecto fechado en 1976, siendo concluida en 1980.

La iglesia conserva en su interior como bienes más preciados la imagen de Ntra. Sra. de la Salud, obra anónima de candelero para vestir de hacia 1880. En la torre de la parroquia también aparece un azulejo polícromo de San Rafael, realizado en el siglo XIX.

La aldea de Navahermosa presenta un caserío tradicional con casas en su mayoría de una sola planta, con puerta entre dos ventanas, cubiertas a dos aguas con tejas árabes y chimeneas, que se distribuyen en los dos barrios de la población: el Alto y el Bajo. Además, como en el caso de Fuente de la Corcha, existen chaleses de más reciente construcción y arquitectura alejada de los modelos tradicionales, diseminados alrededor de la aldea.

Además de estos edificios civiles tradicionales, la aldea cuenta con la vieja Ermita de las Mercedes, en el Barrio Alto, de la que ya se tienen noticias de su construcción en el siglo XVIII. La ermita, muy sencilla, presenta una nave con techumbre de madera a dos aguas, compuesta por vigas con tablazón. La fachada, encalada, presenta en el vértice superior una espadaña con un solo vano que alberga una campana, rematada en una estructura angular con cruz de cerrajería. Del interior de la ermita destacan como obras más interesantes las siguientes: la Virgen de las Mercedes, titular de la misma y patrona del lugar, que es una talla en madera estofada y policromada, vestida con hábito de la Merced, realizada en 1992 por Joaquín Moreno Daza, según modelo de la anterior escultura que era de serie.

Junto a la talla de la Virgen es de admirar un lienzo de Ntra. Sra. del Reposo, patrona de Valverde del Camino, de fines del siglo XVIII. La Virgen está flanqueada por dos ángeles que sostienen la media luna y sendas cartelas que dicen: “TU HONORIFICENTIA POPULI NOSTRI”.

En las proximidades de la aldea, también podemos encontrarnos con un ejemplo de cruz de camino, erigida, como hemos visto anteriormente, en memoria de algún vecino fallecido en el lugar. El pilar de la misma destaca por tener forma de cilindro cortado por un plano que deja su cara principal plana. En el mismo aparece un azulejo dedicado a la Virgen del Reposo de cerámica Santa Ana de Sevilla.

El caserío de Candón presenta casas de una o dos plantas. Las casas de una sola planta tienen puerta central entre dos ventanas. Las de dos plantas, suelen presentar un balcón con antepecho de hierro en el segundo piso sobre la puerta. Las cubiertas de las casas suelen ser a dos aguas con tejas árabes.

De entre la arquitectura civil de esta población puede destacarse la portada del viejo molino de aceite de principios del siglo XX, que presenta un arco de acceso rebajado con cancela de hierro forjado con remates laterales tronco cónicos y central a modo de frontón trilobulado.

Como edificio más destacado de la aldea está la Iglesia Parroquial de San José, cuya inauguración tuvo lugar en 1917. Presenta un pórtico de entrada formado por tres arcos de medio punto y cubierta a una sola vertiente. Sobre el mismo aparece una gran espadaña de recortado perfil, con tres vanos para las campanas. Los remates están formados por un tronco en forma de pirámide en los laterales y frontón triangular en el centro con cruz de cerrajería.

El interior del templo tiene una sola nave y techumbre de cielo raso, fruto de la reforma realizada en el templo en 1971-72. La capilla mayor, acabada en testero plano, se cubre con bóveda vaída. Además a los pies de la iglesia se encuentra el coro, con antepecho de hierro moderno. Como piezas artísticas más destacadas en su interior se encuentran una escultura en madera policromada del Corazón de Jesús, realizada por Manuel Cerquera en 1939, un Crucifijo de Antonio León Ortega, realizado en 1980 y la imagen de San José en madera tallada y policromada realizada en 1995 siguiendo el modelo de la anterior imagen procesional de serie.

Marzo o abril. Calendario variable.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Beas en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[4]



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