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Beatriz de Castilla (1293-1359)



Beatriz de Castilla, (Toro, 1293[1]​ - Lisboa, 25 de octubre de 1359),[2][3]​ Infanta de Castilla, hija de los reyes Sancho IV y de María de Molina, fue reina consorte de Portugal, entre 1325 y 1357, por su matrimonio con el rey Alfonso IV.

Hija de Sancho IV el Bravo y de María de Molina, la infanta Beatriz tuvo seis hermanos, entre los cuales se hallaban Fernando IV de Castilla, e Isabel, esposa de Jaime II de Aragón, y duquesa de Bretaña por su posterior matrimonio con Juan III de Bretaña.

Cuando Beatriz tenía apenas unos cuatro años de edad, en 1297 se firmó el Tratado de Alcañices entre Castilla y Portugal que ponía fin a las hostilidades entre ambos reinos y fijaba las fronteras. Suscribieron el tratado la reina María de Molina, en nombre de su hijo Fernando IV que aún era menor de edad, y el rey Dionisio I de Portugal. Para reforzar la paz y aproximación de ambos reinos, como parte del acuerdo, se trataron los matrimonios de Fernando IV con una de las hijas del rey portugués, la infanta Constanza de Portugal, así como el matrimonio de un hermano de Constanza, el infante Alfonso, que después reinó como Alfonso IV de Portugal, con Beatriz, hermana del rey Fernando IV; es decir, los enlaces de dos hermanos, infantes de Portugal, con otros dos hermanos, infantes de Castilla.[4][5]

En ese mismo año, la infanta Beatriz abandonó la corte castellana y se trasladó al reino vecino donde se crio en la corte del rey Dionisio I con su prometido,[6]​ el infante Alfonso, que en esas fechas tenía alrededor de seis años. Se respiraba un ambiente de cultura en la corte portuguesa ya que su futuro suegro había «heredado de su abuelo Alfonso X de Castilla el gusto por las letras, la literatura, la poesía en lengua portuguesa y el arte trovadoresco».[7]​ En la corte lusitana se encontraban dos de los hijos ilegítimos del rey Dionisio que también fueron importantes figuras en el panorama cultural del reino lusitano: Pedro Alfonso de Portugal, conde de Barcelos, poeta y trovador y autor de la Crónica Geral de Espanha de 1344 y el Livro de Linhagens do Conde D. Pedro, y Alfonso Sánchez, hijo predilecto del rey Dionisio y célebre trovador.[8]

Después de la firma del tratado de Alcañices, a su regreso a Portugal el rey Dionisio entregó a su futura nuera la carta de arras que incluían los señoríos de Évora, Vila Viçosa, Vila Real y Vila Nova de Gaia que generaban una renta anual de unas 6000 libras de moneda vieja portuguesa.[8][6]​ Ya después de su matrimonio, estos señoríos fueron incrementados con más propiedades. En 1321 recibió de su marido, que aún no había llegado al trono, Viana do Alentejo; en 1335 le donó otras heredades en Santarém; en 1337 en Atalaia; en 1341 una quinta en el término de Alenquer; en 1350 el prior del monasterio de San Vicente de Fora donó a la reina la quinta de Melide en Sintra; y más tarde, en 1357 recibió de su hijo, el rey Pedro I, de Portugal, otras propiedades.[9]​ Estas fueron Óbidos, Atouguia, Torres Novas, Ourém, Porto de Mós y Chilheiros. En al carta de donación su hijo dice que lo hace «consirando a mujta criaçom que me a raynha dona briatiz mjinha madre fez e como me foy sempre muy verdadeira amiga em todos meus fectos».

El matrimonio se celebró el 12 de septiembre de 1309.[10][3]​ Fue necesario obtener la autorización papal para los matrimonios de los infantes portugueses y castellanos ya que los primeros eran bisnietos del rey Alfonso X de Castilla a través de su amante, Mayor Guillén de Guzmán, madre de la reina consorte de Portugal, Beatriz de Castilla, y los infantes castellanos eran nietos del rey Sabio. El papa Bonifacio VIII emitió las bulas en 1301 que autorizaban ambos enlaces pero,[11]​ debido a que los novios eran menores de edad, el matrimonio no se celebró en ese año y se aplazó hasta 1309 cuando Alfonso tenía dieciocho años y Beatriz dieciséis.[12][13]​ El matrimonio fue fértil y también parece que fue feliz. Alfonso rompió la tradición de los reyes anteriores y no tuvo ningún hijo fuera de matrimonio.[a][b][c]​ De los siete hijos que nacieron, cuatro murieron en la infancia.[13]

Durante su matrimonio, Beatriz desempeñó un papel relevante —igual que su suegra, Isabel de Aragón que la había criado desde los cuatro años— en los acontecimientos del reino y «fue la primera soberana de origen extranjero con un perfecto dominio de la lengua y de las costumbres lusitanas lo que le facilitó el desempeño de su papel de mediadora de conflictos».[16]​ Apoyó discretamente a su marido cuando este se enfrentó a su padre por causa de su medio hermano Alfonso Sánchez. Después de ser aclamado rey en 1325 a la muerte del rey Dionisio I, Alfonso IV que «no olvidaba los odios antiguos» exigió ser reconocido por las cortes y fue el responsable de mandar a matar a su medio hermano Juan Alfonso y del destierro en Castilla de su gran rival, su otro hermano el bastardo Alfonso Sánchez.[17]

Cuando su esposo y su yerno, el rey Alfonso XI se enfrentaron en la guerra que tuvo lugar entre 1336-1339, Beatriz se desplazó a la frontera y fue a Badajoz donde se encontraba el rey castellano para intentar llegar a un acuerdo que restableciera la paz entre ambos reinos, aunque sus esfuerzos no fueron fructíferos.[18]

También en 1338 envió a sus embajadores a la corte del rey Alfonso IV de Aragón para reforzar la alianza entre ambos reinos que había sido debilitada cuando su hijo, el futuro Pedro I de Portugal, se negó a casarse con Blanca, sobrina del rey aragonés, debido a su demostrada «debilidad mental (...) y su incapacidad para el casamiento», matrimonio que no llegó a celebrarse.[18]

La reina Beatriz y Guillermo de la Garde, arzobispo de Braga, mediaron en el conflicto entre su marido y su hijo Pedro después del asesinato de Inés de Castro.[12]​ Padre e hijo llegaron a un acuerdo en 1355 poniendo fin a la discordia que duró casi un año y amenazó al reino con otra guerra civil.[18]

En el plano religioso, fundó un hospital en 1329 en Lisboa y después con su marido el rey, el Hospital da Sé para acoger veinticuatro pobres de ambos sexos y dotó a la institución con todo lo necesario para su desenvolvimiento.[19]​ En sus testamentos y codicilios, dejó cuantiosas mandas para instituciones religiosas, especialmente a los frailes domínicos y de los franciscanos y pidió que fuese enterrada con el hábito sencillo de estos últimos.[20]

De su matrimonio con Alfonso IV nacieron los siguientes hijos:

La reina Beatriz otorgó tres testamentos y un codicilio: el primero en marzo de 1349; después un codicilio en diciembre de 1354; el segundo testamento en 1357; y el definitivo el 29 de diciembre de 1358.[27]​ Falleció en Lisboa a los 66 años de edad el 25 de octubre de 1359, dos años después de la muerte del rey Alfonso IV de Portugal y según sus disposiciones testamentarias, fue enterrada en la Catedral de Lisboa junto a su difunto marido.[2]​ Originalmente, mientras se construía la sepultura definitiva, ambos estuvieron enterrados en el coro de la iglesia y no fue hasta el reinado de Juan I de Portugal que fueron trasladados a las nuevas sepulturas en la capilla mayor de la catedral.[28]​ Sus túmulos fueron destruidos en 1755 cuando la ciudad sufrió un gran terremoto y fueron reemplazados por otros en el siglo XVIII. Los Livros do Cartóiro da Sé, redactados entre 1710 y 1716, contienen una descripción del enterramiento de Beatriz, parecido al de su marido «con una estatua yacente y figuras pequeñas en el arca, donde se podía leer Beatriz Portugaliae Regina / Affonsi Quarti Uxor».[29]




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