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Benedictus



El Benedictus, también conocido como Cántico de Zacarías y como Canto de Zacarías o canción de Zacarías es una de las tres canciones — junto con el Magnificat y el Nunc dimittis — que aparece en el primer capítulo del evangelio de San Lucas, versículos del 68 al 79 (Lucas 1:68-79), es la oración que recitó Zacarías al volver a poder hablar tras el nacimiento de su hijo San Juan Bautista. Alaba y da gracias a Dios por el Mesías epro apenas se refiere a su hijo Juan, solamente para decir cual será su función de cara a la venida de Jesucristo.

Dentro de la Liturgia de las Horas, el Benedictus es el Canto Evangélico empleado en el rezo de laudes.

quia visitavit et fecit redemptionem plebis suæ:

Et erexit cornu salutis nobis, in domo David pueri sui.

Sicut locutus est per os sanctorum,

qui a sæculo sunt, prophetarum eius:

Salutem ex inimicis nostris,

et de manu omnium, qui oderunt nos:

Ad faciendam misericordiam cum patribus nostris,

et memorari testamenti sui sancti.

Iusiurandum, quod iuravit ad Abraham patrem nostrum, daturum se nobis:

Ut sine timore, de manu inimicorum nostrorum liberati, serviamus illi. In sanctitate et iustitia coram ipso, omnibus diebus nostris.

Et tu, puer, propheta Altissimi vocaberis,

præibis enim ante faciem Domini parare vias eius:

Ad dandam scientiam salutis plebi eius:

in remissionem peccatorum eorum:

Per viscera misericordiæ Dei nostri:

in quibus visitavit nos, oriens ex alto:

Illuminare his qui in tenebris et in umbra mortis sedent:

ad dirigendos pedes nostros in viam pacis.[1]

69 καὶ ἤγειρεν κέρας σωτηρίας ἡμῖν ἐν οἴκῳ Δαυὶδ παιδὸς αὐτοῦ,

70 καθὼς ἐλάλησεν διὰ στόματος τῶν ἁγίων ἀπ᾽ ἰῶνος προφητῶν αὐτοῦ,

71 σωτηρίαν ἐξ ἐχθρῶν ἡμῶν καὶ ἐκ χειρὸς πάντων τῶν μισούντων ἡμᾶς,

72 ποιῆσαι ἔλεος μετὰ τῶν πατέρων ἡμῶν καὶ μνησθῆναι διαθήκης ἁγίας αὐτοῦ,

73 ὅρκον ὃν ὤμοσεν πρὸς Ἀβραὰμ τὸν πατέρα ἡμῶν, τοῦ δοῦναι ἡμῖν

74 ἀφόβως ἐκ χειρὸς ἐχθρῶν ῥυσθέντας λατρεύειν αὐτῷ

75 ἐν ὁσιότητι καὶ δικαιοσύνῃ ἐνώπιον αὐτοῦ

πάσαις ταῖς ἡμέραις ἡμῶν.

76 Καὶ σὺ δέ, παιδίον, προφήτης ὑψίστου κληθήσῃ·

προπορεύσῃ γὰρ ἐνώπιον κυρίου ἑτοιμάσαι ὁδοὺς αὐτοῦ, 77 τοῦ δοῦναι γνῶσιν σωτηρίας τῷ λαῷ αὐτοῦ

ἐν ἀφέσει ἁμαρτιῶν αὐτῶν,

78 διὰ σπλάγχνα ἐλέους θεοῦ ἡμῶν, ἐν οἷς ἐπισκέψεται ἡμᾶς ἀνατολὴ ἐξ ὕψους,

79 ἐπιφᾶναι τοῖς ἐν σκότει καὶ σκιᾷ θανάτου καθημένοις, τοῦ κατευθῦναι τοὺς πόδας ἡμῶν εἰς ὁδὸν εἰρήνης.

y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor,

como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas,

para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian.

Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza,

del juramento que hizo a nuestro padre Abraham

de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos,

lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida.

Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos,

para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados;

gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente,

para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte,

y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.[2]

Todo el cántico puede dividirse en dos partes.

Dios había prometido a los Patriarcas del Antiguo Testamento en sucesivas ocasiones su protección divina de una manera especial, la posesiónde una tierra para siempre y una descendencia muy numerosa en la que serán bendecidos todos los pueblos. Esta alianza fue ratificada mediante alianzas y pactos según era costumbre en el Próximo Oriente en aquella época, entre reyes y vasallos. Por un lado, Dios, como señor prometió la protección a los Patriarcas y su descendencia y estos, a su vez, pondrán de manifiesto el acatamiento sirviéndole y ofreciéndole diversos sacrificios. Muestra de esto se los pasajes sobre la promesa, alianza y juramento que Dios le hizo a Abrahán[9][10][11]​ así como la reiteración de estas promesas a Jacob.[12]

En este momento de su vida, Zacarías ve que estas promesas de Dios van a ser cumplidas mediante los acontecimientos que seguirán al nacimiento de su hijo Juan, el «Precursor del Mesías».[13]

El «Sol naciente» al que se refiere Zacarías en su cántico es el Mesías, Jesucristo, bajado del cielo para alumbrar al mundo con su luz, «Sol de justicia que traerá en sus rayos la salvación».[14]​ En el Antiguo Testamento sehacen varias referencias a lalus como reflejo dela presencia de Dios, como ocurrió cuando Moisés bajó al campamento después dehaber estado en la presencia de Dios, que su rostro irradiaba tal resplandor que los israelitas tuvieron miedo de cercarse a él.[15]

Esta luz divina llega a los hombres mientras están en este mundo, a través de Jesucristo, que es la luz verdadera que ilumina a todo hombre,[16]​ de la participan los cristianos de tal manera que el propioJesucristo dijo:vosotros sois la luz del mundo.[17]



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