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Benjamín Solari Parravicini



Benjamín Solari Parravicini (Buenos Aires, 8 de agosto de 1898ibídem, 13 de diciembre de 1974)[2]​fue un artista argentino. Es muy conocido por los dibujos «proféticos» que realizó en el transcurso de su vida.

Benjamín Solari Parravicini nació el 8 de agosto de 1898, en Buenos Aires, capital de su país. Su madre, Dolores Parravicini Noriera, era prima hermana del actor Florencio Parravicini (1876-1941) y su padre, Benjamín Tomás Solari, llegó a ser diputado nacional.

La familia tenía una mansión en Vicente López (a 10 km al norte de Buenos Aires), que llamaban La Casona, donde Parravicini pasó su infancia y juventud, y que ya de adulto utilizó como chacra de fin de semana, viviendo en un apartamento en la calle México al 800, entre Piedras y Tacuarí, del barrio porteño de Monserrat.[3]​Fue el mayor de ocho hermanos y le apodaban Pelón.

Durante toda su vida se dedicó a la pintura con bastante éxito: llegó a exponer en el salón de la Asociación Amigos del Arte (en la calle Florida) y recibió felicitaciones del entonces Presidente de Argentina, Marcelo T. de Alvear (1868-1942), que acudió a la muestra. Luego obtuvo un premio en una exposición internacional organizada en La Rural y más tarde, expuso en Lieja, Bélgica, donde consiguió una medalla de oro y logró que el rey Alberto I (1875-1934) comprara una de sus obras.[3]

Fue profesor en el Liceo de España (en Buenos Aires), encargado del Departamento de Artes en el Banco Municipal, director de Arte y Ayuda Social del Banco Municipal de Préstamos,[4]​ jefe de la galería de exhibición de la municipalidad porteña,[3]​y en 1948, secretario de la Asociación para el Desarrollo de las Artes.

A Parravicini se le conoce también como el Nostradamus argentino, y aparentemente ya durante su infancia tenía contacto con lo paranormal, diciendo que interactuaba con ángeles, duendes y hadas. Su padre era psiquiatra y, preocupado por su hijo, lo sometió a intensivos análisis médicos que no demostraron que tuviera enfermedad alguna.[5][6]​Por entonces, el pequeño Benjamín preanunciaba una «guerra que estallaría en el 14», la Primera Guerra Mundial, que sería su primera predicción.

De acuerdo a sus seguidores, Parravicini vaticinó varios eventos de renombre mundial, incluyendo:

En 1932, mientras dibujaba y pintaba en su estudio, comenzó a pensar ideas espontáneas, frases y dibujos que para él no tenían sentido y que escribió en papel. Siendo católico destruyó muchos de estos dibujos porque no creía en ellos.

Parravicini realizó ―según él bajo mandato de su ángel de la guarda, Fray José de Aragón, y otras «personalidades incorpóreas»― más de mil dibujos proféticos (que él llamaba psicografías premonitorias) a lo largo de su vida entre los años 1936 y 1972.

El 25 de octubre de 1938 a la tarde, los periódicos de Buenos Aires difundieron que a la una de la mañana se había suicidado la reconocida poetisa Alfonsina Storni en Mar del Plata. Benjamín Solari dijo entonces que esa madrugada había despertado sintiendo un fuerte olor a mar y algas, y que había comenzado a escuchar una voz femenina que le decía que ella se estaba separando de la vida mientras las algas cubrían sus manos. Al final la mujer se había identificado como Alfonsina Storni. Parravicini no podía saber que Storni había sido encontrada flotando a 200 m de la costa muy pocas horas después, que había flotado todo el tiempo, por lo que no se encontraron rastros de «algas».[1][23]

Varios amigos y conocidos de Benjamín Solari recibieron de este sus dibujos y textos proféticos originales. Entre ellos se encontraban: el ingeniero y parapsicólogo Sigurd Von Wurmb y su esposa Ana María, el parapsicólogo Pedro Romaniuk, el ufólogo Fabio Zerpa y el astrólogo y escritor Norbert Pakula.

El ufólogo uruguayo Fabio Zerpa (con residencia en Argentina desde 1951, fallecido en 2019) cuenta en su libro Benjamín Solari Parravicini: el Nostradamus de América que el artista afirmaba que una nave extraterrestre lo había raptado mientras se encontraba sentado en un banco en la acera de la avenida 9 de Julio (en pleno centro de Buenos Aires), cuando se le acercaron dos seres de ojos blanquecinos. Una enorme luz los envolvió hasta transportarlos a una sala circular, con paneles luminosos y un tubo central en el cual se movían los individuos. Uno de ellos se acercó y hablándole telepáticamente en grupos de tres palabras en castellano le dijo: «Debes predicar amor. Universo es armonía. Los estamos observando. Su conducta es agresiva. Tenemos muchos elegidos. Volveremos a encontrarnos». Parravicini apareció en el mismo banco más de tres horas después, a las 18:40.[cita requerida]

Generalmente las profecías de Solari eran ambiguas, y podían adaptarse a cualquier evento. En cambio otras profecías eran más exactas, e incluso poseían fecha de realización (1966, 70, 80, 2002, etc.). Esto las hacían más fáciles de refutar. Los siguientes son algunos ejemplos de textos extraídos de las psicografías:



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