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Biblioteca Nacional de México



La Biblioteca Nacional de México, también conocida por sus siglas BNM, fue creada por decreto del 24 de octubre de 1833 por el entonces vicepresidente de México, Valentín Gómez Farías[1][2]​; publicado el día 26 del mismo mes e incluido en el Reglamento de Instrucción Pública del 2 de junio de 1834.[3]​ Sin embargo, se estableció formalmente en una voluminosa colección de leyes y decretos por Maximiliano de Habsburgo en 1865 en el segundo imperio. Después el 30 de noviembre de 1867 por el entonces presidente Benito Juárez. Desde 1914, la BNM quedó vinculada a la Universidad Nacional de México, y cuando esta obtuvo su autonomía (hoy Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM), en 1929, la biblioteca quedó como parte integrante de esa institución.[2]

Sus misiones principales son integrar, preservar y poner a disposición las colecciones que resguarda; adquirir por depósito legal, compra, donación o canje los recursos documentales editados en México así como aquellos que traten sobre este país; realizar investigación sobre estas colecciones e impulsar directrices y normas bibliográficas a nivel nacional.[4]

La Biblioteca Nacional de México se fundó en 1867, tras varios intentos de creación. El primer decreto para su creación se expidió el 2 de abril de 1833, a iniciativa de los miembros de la recién creada Dirección General de Instrucción Pública, auspiciada por el vicepresidente Valentín Gómez Farías.[2]

En este decreto, se destinaba el edificio del Colegio de Santos para albergar la biblioteca, y se designaba como su director a Manuel Eduardo de Gorostiza. Con objeto de desarrollar su colección bibliográfica, además de un presupuesto para la compra de libros, se le destinaron los del colegio mencionado y los pertenecientes a la universidad.[1]

A pesar de que las pugnas políticas entre los liberales y conservadores postergaron la formación de la Biblioteca Nacional de México, no faltaron personajes que se interesaron en su creación. Otro intento fue el de José Mariano de Salas, quien por decreto el 30 de noviembre de 1846[2]​ buscó establecer en la Ciudad de México una "biblioteca nacional y pública" con libros del extinto Colegio de Santos, así como con los ejemplares de otras instituciones ("previo convenio con los poseedores")[5]:10 aunque algunas fuentes indican que su autor fue el entonces ministro de relaciones exteriores José María Lafragua.[1]

Con el decreto del 14 de septiembre de 1857, Ignacio Comonfort suprimió la Real y Pontificia Universidad de México y dispuso que el edificio, los libros, fondos y demás bienes que le pertenecían fueran destinados a la formación de la Biblioteca Nacional de México.[6]

Al restaurarse la República después del Imperio de Maximiliano, Benito Juárez, por decreto del 30 de noviembre de 1867, estableció definitivamente la Biblioteca Nacional de México y ordenó que, además de los libros designados para su formación en los decretos referidos, se dispusiera de todos los de los antiguos conventos, al igual que los de la biblioteca que pertenecía a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. José María Benítez, primer bibliotecario encargado de esta institución para este periodo, designó su sede en el Antiguo Templo de San Agustín.[2]:481-482

La Biblioteca Nacional de México abrió sus puertas en 1867 dentro de los recintos de la Biblioteca Pública de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México con el fondo Turriano mientras se adaptaba la capilla del Tercer Orden de San Agustín para albergarla, al año siguiente, el periódico El Monitor Republicano informó el cese temporal del servicio de la biblioteca de catedral (y del depósito legal) por estarse trasladando su colección a dicha capilla. Una vez trasladada la biblioteca de Catedral al recinto agustiniano, siguió prestando el servicio al público como Biblioteca Nacional hasta que se acabaron las obras del la iglesia principal del exconvento de San Agustín, lo que permitió la inauguración formal de la Biblioteca Nacional de México en 1884. Entonces, la antigua biblioteca pública de catedral se convirtió en la biblioteca chica de la Nacional y más tarde en la biblioteca nocturna de dicha institución. Los trabajos de adaptación de la iglesia principal del Antiguo Templo de San Agustín se iniciaron el 13 de enero de 1868 con el proyecto realizado por Eleuterio Méndez y Vicente Heredia,[2]:48 ambos arquitectos de la Academia de San Carlos.

En 1914, la BNM quedó vinculada a la Universidad Nacional de México, y cuando esta obtuvo su autonomía (hoy Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM), en 1929, la biblioteca quedó como parte integrante de esa institución.[2]​ En 1967, se creó el Instituto de Investigaciones Bibliográficas para administrar y coordinar la BNM, que se encontraba en el Antiguo Templo de San Agustín. En 1979 se ocuparon dos edificios para albergar a la Biblioteca Nacional, la Hemeroteca Nacional de México y el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, construidos en el actual Centro Cultural Universitario.[7]​ El edificio de la biblioteca también alberga el Archivo Histórico de la UNAM, aunque este último sea dependiente del IISUE.

Dentro de su acervo se encuentra una colección de libros de coro procedentes de los diferentes conventos cuyas bibliotecas conformaron el Fondo Reservado.[8]



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