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Bombardeo de Shimonoseki



El bombardeo de Shimonoseki, también conocido como la batalla de Shimonoseki (en japonés:下関戦争/ 馬関戦争, Shimonoseki Sensō/ Bakan Sensō) fue una serie de combates que ocurrieron en 1863 y 1864 y en los que participaron las fuerzas navales del Reino Unido, los Países Bajos, Francia y los Estados Unidos en contra del poderoso señor de la guerra japonés o daimyō Mori Takachika del clan Chōshū. El combate se dio en Shimonoseki, Japón. El término en japonés para este enfrentamiento se traduce literalmente como la Guerra de Shimonoseki.

Pese a los esfuerzos de apaciguamiento por parte del Shogunato de Tokugawa para establecer un ambiente de solidaridad pacífica, muchos daimyos feudales continuaron sintiendo un fuerte resentimiento hacia la política de comercio exterior de puertas abiertas del shogunato. La beligerante oposición a la influencia europea y norteamericana terminó en conflicto cuando el Emperador Komei, rompiendo una tradición imperial de varios siglos, comenzó a tomar un rol activo en los asuntos de estado y el 11 de marzo y el 11 de abril de 1863 emitió su "Orden de expulsión de los bárbaros" (攘夷実行の勅命 – Jōi jikkō no chokumei).

El clan Choshu, bajo el liderazgo del Señor Mori Takachika, comenzó a tomar acciones para expulsar a todos los extranjeros después de la fecha límite del décimo día del quinto mes del calendario lunar. En un acto que desafió abiertamente al shogunato, Takachika ordenó a sus fuerzas a que abran fuego, sin previo aviso, sobre todos los barcos extranjeros que estén cruzando el Estrecho de Shimonoseki.

Incluso antes de que la tensión explotara en el Estrecho de Shimonoseki, diplomáticos y expertos militares extranjeros, en especial el Ministro de Exteriores de los Estados Unidos en Japón Robert Pruyn y el Capitán David McDougal de la Armada de Estados Unidos, estaban conscientes de las precarias condiciones en las que se encontraba Japón. Una carta escrita por McDougal en 1863 y dirigida al Secretario de la Marina, Gideon Welles, decía, "La opinión general es que el gobierno de Japón se encuentra al borde de una revolución cuyo objetivo principal es la expulsión de los extranjeros del país."

El clan Choshu contaba con una combinación de cañones anticuados y armamento moderno, tales como cinco cañones Dahlgren de 200 mm, los cuales habían sido entregados a Japón por parte de los Estados Unidos, y tres buques de guerra a vapor de fabricación estadounidense; el Daniel Webster con seis cañones, el Lanrick o Kosei con diez, y el Lancefield o Koshin con cuatro.[1]

El primer ataque ocurrió el 25 de junio de 1863, poco después que la Orden Imperial para la expulsión de los bárbaros se hizo efectiva. El barco mercante estadounidense SS Pembroke, bajo el mando del Capitán Simon Cooper se encontraba anclado en el Estrecho de Shimonoseki cuando fue interceptado y atacado sin advertencia por dos buques de fabricación europea que pertenecían a las fuerzas rebeldes.

La tripulación de uno de los buques japoneses gritaba "¡Reverenciar al Emperador y expulsar a los bárbaros!" ("尊皇攘夷", pronunciado "Sonnō Jōi") a los desesperados marineros estadounidenses. Pese a ser objeto de incesantes disparos de cañón, el Pembroke logró escapar a través del adyacente Estrecho de Bungo, milagrosamente sufriendo solo daños menores y sin perder ningún hombre.

Luego de llegar a Shanghái, Cooper llenó un reporte sobre la agresión y lo despachó al consulado estadounidense en Yokohama, Japón. Al día siguiente, el 26 de junio, el buque a vapor francés Kienchang también se encontraba anclado en las afueras del estrecho, cuando la artillería rebelde japonesa en las colinas que rodeaban Shimonoseki abrió fuego contra él. El barco apenas logró escapar, sufriendo daños en varios sectores y llevándose consigo un marinero herido.

El 11 de julio, pese a las advertencias de la tripulación del Kienchang, con quienes se habían encontrado poco antes, el buque de guerra neerlandés de 16 cañones Medusa, navegó hacia el estrecho de Shimonoseki. Su capitán, Francois de Casembroot, estaba convencido que el Señor Mori no se atrevería a disparar contra su nave debido a la fortaleza del mismo y las relaciones de larga data entre los Países Bajos y Japón; pero precisamente eso fue lo que hizo Takachika, golpeando al Medusa con más de treinta balas y matando o hiriendo a nueve marineros. De Casembroot devolvió el fuego y abandonó la escena a toda velocidad, por miedo de poner en peligro la vida del cónsul neerlandés que estaba a bordo del Medusa. Así, en poco tiempo, el jefe militar japonés había logrado disparar a las enseñas de la mayoría de las naciones con consulados en Japón.

En la mañana del 16 de julio de 1863, con el consentimiento del Ministro Pruyn, en lo que fue una rápida respuesta al ataque contra el "Pembroke", la fragata estadounidense USS Wyoming, bajo el mando del mismo Capitán McDougal partió hacia al estrecho y se enfrentó por su cuenta contra la flota local de barcos que, aunque eran de fabricación americana, contaban con tripulaciones sin mucho entrenamiento.

Luego de luchar durante dos horas antes de replegarse, McDougal hundió dos barcos enemigos y dañó gravemente a otro, además de infligir unas cuarenta bajas entre los japoneses, mientras que el Wyoming sufrió fuertes daños y catorce tripulantes muertos o heridos. Los dos barcos japoneses que fueron hundidos por el Wyoming fueron rescatados del estrecho por Choshu en 1864 y anclados en el puerto de Hagi.

Poco después del ataque de McDougal el 20 julio, la Armada Francesa respondió con su propio asalto en represalia al ataque de su buque mercante. La fuerza francesa consistía de infantes de marina y dos buques de guerra, el Tancrède y el Dupleix. Con 250 hombres bajo el mando del Capitán Benjamin Jaurès, se lanzaron contra Shimonoseki y destruyeron un pueblo pequeño y por lo menos un emplazamiento de artillería.

La intervención tuvo el apoyo del plenipotenciario francés en Japón, Duchesne de Bellecourt, pero el gobierno francés, luego de haber sido informado, criticó duramente a sus representantes en Japón por tomar medidas tan belicosas, ya que Francia tenía compromisos militares mucho más importantes que debía cumplir en otras partes del mundo y no podía darse el lujo de entrar en un conflicto en Japón.[2]​ Duchesne de Bellacourt fue destituido de su puesto en 1864.

Jaurès también fue felicitado por el gobierno shogunal por tomar medidas decisivas en contra de fuerzas anti-extranjeras, y fue galardonado con un estandarte especial.[3]

Mientras tanto, los estadounidenses, franceses, británicos y holandeses abrieron febrilmente canales diplomáticos en un esfuerzo por negociar la reapertura del paso al Mar Interior. Meses pasaron si resolver el creciente dilema. En mayo de 1864, varias facciones beligerantes japonesas habían destruido miles de dólares en propiedades extranjeras, incluidos hogares, iglesias y embarcaciones. Esta destrucción gratuita incluyó la Legación de los Estados Unidos en Tokio, que albergaba al embajador Robert Pruyn. Durante la primera mitad de 1864, mientras el estrecho de Shimonoseki permanecía cerrado a la navegación extranjera, las amenazas y los rumores de guerra flotaban en el aire, mientras que los esfuerzos diplomáticos permanecían estancados. Luego, el embajador británico en Japón, Sir Rutherford Alcock, discutió con sus contrapartes del tratado, como el estadounidense Robert Pruyn, la viabilidad de un ataque militar conjunto contra Takachika. Pronto se hicieron preparativos para una demostración combinada de fuerza. Bajo la cautelosa mirada de los japoneses, quince buques de guerra británicos se reunieron a junto a cuatro buques holandeses, mientras que un regimiento británico de Hong Kong aumentó su poderío militar. Los franceses mantuvieron una presencia naval mínima, debido a que la mayor parte de sus fuerzas estaban en México tratando de reforzar el régimen inestable del emperador Maximiliano. Los EE UU, involucrados en su guerra civil, se limitaron a demostrar un apoyo militar diplomático y mínimo para los Aliados. Mientras tanto, Takachika retrasó las negociaciones solicitando tiempo adicional para responder a las demandas aliadas, un curso de acción inaceptable para los poderes del tratado. Los aliados decidieron que había llegado el momento de la acción unida. A pesar de la acción de represalia de los poderes del tratado, otro ataque ocurrió en julio de 1864, cuando las fuerzas rebeldes dispararon contra el vapor de los EE UU Monitor después de que entró en un puerto en busca de carbón y agua. Esto provocó más indignación, incluso después de que un escuadrón británico regresara a Yokohama después de entregar un ultimátum multinacional a Takachika, amenazando con la fuerza militar si el estrecho no se abría.

Meanwhile, the Americans, French, British and Dutch feverishly opened diplomatic channels in an effort to negotiate the reopening of the passage to the Inland Sea. Months dragged by with no end in sight to the growing dilemma. By May 1864, various bellicose Japanese factions had destroyed thousands of dollars in foreign property, including homes, churches and shipping. This wanton destruction included the U.S. Legation in Tokio, which housed Minister Robert Pruyn.

Throughout the first half of 1864, as Shimonoseki Strait remained closed to foreign shipping, threats and rumors of war hung in the air, while diplomatic efforts remained deadlocked. Then the British Minister to Japan, Sir Rutherford Alcock, discussed with his treaty counterparts such as American Minister Robert Pruyn, the feasibility of a joint military strike against Takachika.

They were soon making preparations for a combined show of force. Under the wary eyes of the Japanese, fifteen British warships rode anchor alongside four Dutch vessels, while a British regiment from Hong Kong augmented their display of military might. The French maintained a minimal naval presence, with the bulk of their forces in México trying to bolster Emperor Maximilian's unstable regime.

The U.S., engaged in civil war, limited itself to demonstrate diplomatic and minimal military support for the Allies. In the meantime, Takachika procrastinated in negotiations by requesting additional time to respond to the allied demands, a course of action unacceptable to the treaty powers. The allies decided that the time for united action had arrived.

Despite retaliatory action from the treaty powers, another attack occurred in July, 1864, when the rebel forces fired upon the U.S. steamer Monitor after she entered a harbor for coal and water. This provoked further outrage, even after a British squadron was returning to Yokohama after delivering a multi-national ultimatum to Takachika, threatening military force if the strait was not opened.



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