Buenismo es un término despectivo acuñado en los últimos años por grupos mediáticos conservadores españoles y más tarde recogido en el DRAE desde el 20 de diciembre de 2017, para designar determinados esquemas de pensamiento y actuación social y política (como el multiculturalismo y la corrección política) que, de forma bienintencionada pero ingenua, y basados en un mero sentimentalismo carente de autocrítica hacia los resultados reales, demuestran conductas basadas en la creencia de que gran parte de los problemas pueden resolverse a través del diálogo, la solidaridad y la tolerancia.
La expresión buenismo procede de la unión del sufijo griego -ismo con el adjetivo español bueno. Surgió como un término de carácter tendente a lo despectivo y satírico, utilizándose para definir la política llevada especialmente por parte de partidos, asociaciones de izquierda, ONGs y organizaciones de ayuda humanitaria, basada en el apoyo incondicional a los sectores sociales más desfavorecidos según sus criterios, por medio de subsidios, subvenciones, políticas de discriminación positiva, etc.
Aunque hasta ahora no parece que ningún grupo o asociación se haya autodenominado como buenista por propia iniciativa, ni que existan modelos o propuestas ideológicas concretas que se proclamen de esta manera, la expresión se ha generalizado en ciertos niveles. Por otra parte, no hay que perder de vista el detalle de que la palabra se expandió velozmente en España a raíz de la llegada al poder del político del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero (desde 2004), lo que dio lugar al desarrollo en diversos medios de comunicación de un conjunto de términos asociados, con los que se trató de definir las disposiciones del gobierno durante su primera legislatura.
"Buenista" podría compararse con la expresión inglesa do-gooder, literalmente 'hacedor de bien, el que hace el bien', empleada igualmente de forma satírica para aquellas personas que procuran hacer buenas obras a fin de ganarse el reconocimiento de los demás.
En general son los sectores que se suelen definir como liberales, así como los conservadores de diversas tendencias quienes lo utilizan con mayor profusión, habitualmente en un tono fuertemente crítico. Desde su punto de vista se cuestiona que muchas políticas de auxilio social y redistribución de la riqueza no sólo no son eficaces, sino que incluso pueden ser perjudiciales en diverso grado para la estabilidad de los países. Según tales postulados, toda política de asistencia social debe de atenerse a la realidad y no perderse en criterios vagos e imprecisos, que tratan de contentar a todos sin tener en cuenta los casos particulares o las consecuencias a largo plazo de tales actuaciones.
No obstante, por su gran uso, el término ha empezado a ser utilizado por algunos líderes de centro-izquierda, reconociéndolo como un modo de actuación que no siempre resulta ser el más adecuado para resolver los problemas de un país.
En otro nivel, se emplea para definir políticas basadas en el apaciguamiento o concesiones generosas para evitar conflictos, tanto a nivel internacional como de orden interno. Según sus detractores, esta táctica de mano tendida hacia grupos o gobiernos de corte violento o totalitario sería más bien perjudicial, interpretándose por parte de tales sectores que la actuación buenista podría ser entendida desde el otro lado como síntoma de encontrarse en posición de debilidad, abriendo el camino al planteamiento de nuevas exigencias.
También se ha utilizado la expresión para referirse a métodos de organización del sistema educativo basados en la tolerancia generalizada hacia comportamientos problemáticos en las aulas, o el relajamiento en la disciplina con el objetivo de conseguir una mejor relación alumno-profesor. Asimismo, la palabra sirve para definir otras políticas en la misma línea, como la extensión a nivel mundial de un humanitarismo basado en ayudas sociales poco meditadas, la defensa de un vago concepto del multiculturalismo, al que se le presupone como elemento esencial de mejora en las relaciones tanto a nivel social como internacional, la cierta tendencia a la comprensión de las actitudes violentas y antisociales de grupos clasificados como oprimidos, frente a los opresores, a los que a se asocia en ocasiones con los elementos represivos del Estado, o incluso aquellos comportamientos o actitudes hacia los problemas en general, que a juicio de algunos observadores suponen la caída en un mero sentimentalismo vacío de contenidos, y carente de un proyecto político y social coherente.
Independientemente de la postura que se mantenga frente al término, lo cierto es que buenismo ha alcanzado en breve tiempo una rápida expansión en el habla popular española.
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