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Cómic de superhéroes



Un superhéroe es un personaje de ficción cuyas características superan las del héroe clásico, generalmente con poderes sobrehumanos aunque no necesariamente, y entroncado con la ciencia ficción. Generados a finales de los años 1930 en la industria del comic book estadounidense, que contribuyeron a levantar,[1]​han gozado de multitud de adaptaciones a otros medios, especialmente el cine.

La palabra 'superhéroe' se remonta a 1917.[2]​ Los antecedentes del arquetipo incluyen personajes mitológicos como Gilgamesh, Hánuman, Perseo o Ulises, y semidioses como Heracles,[3][4]​ así como héroes folclóricos como Robin Hood, que tenían aventuras vestidos con ropas distintivas.[5]​ Inspiraciones de la vida real detrás de superhéroes disfrazados se remontan a grupos de "justicieros enmascarados" del Viejo Oeste estadounidense, como los grupos vigilantistas de los Vigilantes de San Diego[6][7]​ o los Bald Knobbers[8]​ quienes se enfrentaban y daban muerte a forajidos mientras usaban máscaras.[9]

La obra de teatro británica de 1903 La Pimpinela Escarlata y sus derivados popularizaron la idea de un vengador enmascarado y el tropo de los superhéroes que tienen una identidad secreta.[5]​ Poco después, empezaron a aparecer personajes en la ficción de los pulp que iban enmascarados o disfrazados como Jimmie Dale (The Grey Seal) (1914), el Zorro (1919), Buck Rogers (1928), La Sombra (1930), o Flash Gordon (1934), así como héroes de las tiras cómicas como The Phantom (1936), uno de los primeros en usar un antifaz que ocultaba los ojos y una capucha. También empezaron a aparecer, personajes sin disfraces pero que mostraban fuerza sobrehumana, incluyendo personajes de tiras cómicas como Patoruzú (1928) y Popeye (1929) o el personaje de Hugo Danner de la novela Gladiator de Philip Wylie (1930).[10]​ En agosto de 1937, en una columna de cartas de los lectores de la revista pulp Thrilling Wonder Stories, se utilizó la palabra 'superhéroe' para referirse el protagonista de la tira cómica Zarnak de Max Plaisted.[11][12]

En la década de 1930, todas estas tendencias empezaron a convergir en algunos de los primeros héroes disfrazados y con superpoderes, como los japoneses Ōgon Bat (Fantasmagórico) (1931) y Príncipe de Gamma (principios de la década de 1930), que aparecieron por primera vez en kamishibai (una especie de medio híbrido que combina imágenes con narraciones en vivo).[13][14]Mandrake el mago (1934),[15][16][17]Olga Mesmer (1937)[18]​ y luego Superman (1938) y Captain Marvel (1939) al comienzo de la Edad de Oro de los cómics.

Desde finales de los años 1920, el concepto se estaba incubando en las series de aventuras de grafismo realista y las revistas pulp. Lee Falk sería el guionista de The Phantom (1936), que puede considerarse un precursor estético del género, cuando no su pionero.[19]​ Se discute el comienzo preciso de la Edad de Oro de los cómics, aunque la mayoría coincide en que inició con el lanzamiento de Superman en 1938.[20]​ Superman sigue siendo uno de los superhéroes más reconocibles,[20]​ y su éxito generó un nuevo arquetipo de personajes con identidades secretas y poderes sobrehumanos.[21][22][23]Superman (1938) de DC Comics, tuvo un éxito enorme y generó un sinfín de imitaciones que sostuvieron la industria del comic book durante años. Pero es imprescindible observar que, antes que los estadounidenses The Phantom y Superman, en Japón surge Fantasmagórico (1930 o 1931),[24][25]​ personaje que anticipa características obvias (apariencia espectral así como la habilidad para volar) que luego se asocian con The Phantom, Superman y Batman. Hay que recordar que Fantasmagórico es el nombre castellano del héroe japonés; su nombre original es Ōgon Bat; el Murciélago Dorado.

Después de Fantasmagórico, The Phantom y Superman, nacen superhéroes como Namor en abril de 1939 (primer superhéroe de Timely, predecesora de Marvel Comics), Batman en mayo de 1939, la Antorcha Humana en octubre de 1939 y al año siguiente Flash o Linterna Verde. Como señala Oscar Masotta, "no es casual que el período que va desde el "crack" del 29, pasando por los años de la guerra civil española, hasta el comienzo de la segunda guerra mundial, coincida con la aparición de Superman, Batman o Capitán Marvel".[26]

Las primeras historias de superhéroes contenían esquemas narrativos muy parecidos a los de las más recientes tiras de aventuras[cita requerida]: historia entre la realidad y la ficción, en forma de serie continua, basada en un protagonista carismático con doble identidad, máscara o disfraz y otros complementos. Bien visto, lo único que añadieron algunos superhéroes fueron los superpoderes, pero desde el punto de vista industrial acabarían revolucionando el mercado.

Igual que las historietas japonesas coetáneas, pronto se dejarán imbuir del espíritu bélico de la segunda guerra mundial, presentando en muchas ocasiones nombres o uniformes relacionados con sus símbolos nacionales y enfrentándose a los enemigos del país. Es el caso de The Shield de MLJ Magazines y Uncle Sam de Quality Comics,[27]​ que surgieron en 1940, y la Mujer Maravilla de William Moulton Marston y el Capitán América de Joe Simon y Jack Kirby, ambos de 1941. Gracias al marco histórico en el que nacieron lograron un gran éxito comercial, pero al finalizar la guerra fueron cayendo en el olvido. Muy diferente es el renovador The Spirit (1940) de Will Eisner.

En Italia, Vincenzo Baggioli y Carlo Cossio crean en 1938 a Dick Fulmine, un superhéroe autóctono, aunque carecía de poderes.

Tras la segunda guerra mundial, el éxito de las historietas de superhéroes empezó a disminuir, fueron sustituidas por todo tipo de géneros como la serie negra, historietas infantiles, románticas, de monstruos, westerns, etc. Por si esto fuera poco, el psiquiatra Fredric Wertham (en su obra La seducción del inocente) afirmaba a finales de los años 1950 que los superhéroes creaban una distorsión de la realidad. Citaba, entre otros ejemplos, que el hecho de que Superman pudiera volar generaba falsas esperanzas, que Batman y Robin tenían una relación pedófila y que la Mujer Maravilla no podía estar como igual en un grupo de hombres como la Liga de la Justicia. Además afirmaba que todos estos ejemplos eran una mezcla volátil que daba como resultado conductas agresivas así como el desencadenamiento de la violencia juvenil/adulto.

Todo eso cambió en 1961 cuando, siguiendo la liga de la Liga de la Justicia]] de DC, la editorial Marvel Comics decidió crear su propio grupo de superhéroes y se lo encargó al editor y guionista Stan Lee, que trabajó con varios dibujantes.

El primer número de Los 4 Fantásticos, obra de Lee y del dibujante Jack Kirby, apareció en noviembre de 1961, y la humanidad de los personajes, sumada a la combinación de elementos de otros géneros mucho más comerciales de la época, catapultó a la serie en las listas de ventas. Azuzados por este éxito, Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko se lanzaron a la creación de una gran cantidad de personajes: "Hulk", "Thor", "Spider-Man", "Daredevil" o "X-Men", todos ellos superhéroes con problemas de diferente índole (de salud, de aceptación social, económicos, etc.).

Uno de los méritos de Stan Lee es la humanización de los personajes, así como el hecho de convertir en héroes a personas con problemas. Spider-Man es un joven del que abusan sus compañeros de clase, en parte porque es impopular; Daredevil es ciego; Thor, cuando es humano, es cojo; Iron Man es un enfermo del corazón; los X-Men en sus orígenes eran jóvenes marginados, etc. En cierta medida, este universo de superhéroes es un reflejo de los cambios profundos que comenzaba a vivir EE. UU. con las luchas por los derechos civiles".[28]

Las relaciones de tipo humano entre los superhéroes pasaron a ser más importantes, pudiendo haber enfrentamientos, o por lo menos retos, entre los buenos, como sucede entre la Antorcha Humana y Spider-Man. También hay que destacar que estos superhéroes procuran no matar cuando actúan y que sus motivaciones son principios de justicia abstractos, no venganzas personales.

En otras editoriales estadounidenses aparecieron Mr. A y The Question (1967). En Reino Unido había emergido Zarpa de Acero cinco años antes. Finalmente, en la España de Franco se prohibieron en 1964 estas series estadounidenses "porque los poderes de estos personajes les acercaban más a dioses que a héroes."[29]

Las historietas de superhéroes no solo presentaban las angustias personales de sus protagonistas, sino que empezaron a reflejar los asuntos de candente actualidad. Es el caso de la reunión de Linterna Verde y Flecha Verde que Dennis O'Neil y Neal Adams realizaron en 1970. Jack Kirby, en cambio, opta por todo lo contrario, y crea las series de "El Cuarto Mundo".

La revista británica "2000 AD" (1977) será el caldo de cultivo de toda una hornada de nuevos autores británicos que a partir de 1982 vendrían a revitalizar el comic-book de superhéroes estadounidense con obras como "Watchmen" (1986), de Alan Moore/Dave Gibbons, junto a nativos como Frank Miller. La primera mostraba un futuro más negro y realista de la forma en que interactuarían los ciudadanos normales con respecto a las consecuencias de las acciones de los héroes que se suponía debían protegerlos. Destacaba la humanidad en ellos como imperfecciones y problemas sociales de sus alter ego, lo que permitía verlos como personas con dificultades normales. Trabajos como The Dark Knight Returns, de Frank Miller, en el caso de Batman, denotaron un ambiente más adulto para la historieta de superhéroes. También hay que destacar eventos como Crisis en Tierras Infinitas, que fueron la antesala a un proceso evolutivo dentro de la historieta de superhéroes.

Los artistas que fundaron Image Comics en 1992 crearon nuevas series como Spawn o The Maxx.

Actualmente, el género se ha revitalizado, apareciendo nuevos autores (Mark Millar, Brian Bendis, Michael Straczynski) y recuperando a otros (Chris Claremont, Kurt Busiek, Alan Davis). Así, los superhéroes constituyen la mayor parte de la industria del cómic en los Estados Unidos.

Además, los superhéroes han sido objeto de innumerables adaptaciones cinematográficas y televisivas, facilitadas últimamente por la mejora de los efectos especiales debida a la tecnología digital. Podemos destacar películas clásicas como "Superman" (1978), de Richard Donner, "Batman" (1989) y "Batman Returns" (1992), ambas de Tim Burton. El éxito de películas como Blade (1998), X-Men o Spider-Man (2002) ha motivado la aparición de una multitud de proyectos cinematográficos y televisivos protagonizados por superhéroes tan dispares como Daredevil, Catwoman, Hellboy o Hulk.

Como género puede considerarse el trasunto moderno de "varios estilos ancestralmente populares: los relatos mitológicos, los cuentos guerreros y las sagas familiares"[1]​con la diferencia de que el elemento religioso ha sido sustituido por la ciencia ficción.

Otras características típicas de los superhéroes son:

En 1940 ya existían parodias del género como Super Ratón (un personaje de cómic llamado Super Mouse, y un personaje de dibujos animados llamado Mighty Mouse).

Al ir estableciéndose los estereotipos de superhéroes, creadores de muchos campos tomaron elementos de este subgénero y lo combinaron con su propia obra. Por ejemplo, en 1969, la editorial Mondadori, responsable de las historietas de personajes Disney, dotó al pato Donald de otra identidad como Paperinik (en español Patomas o Superpato), influido por superhéroes como Batman y por otros personajes de ficción. Patomas actuaba a veces como un superhéroe y otras como un supervillano. Goofy también ha sido dotado de una identidad como superhéroe (Supergoofy o Supertribi), adquiriendo superpoderes semejantes a los de Superman o Marvelman al comer un tipo especial de cacahuetes.

En España, Antonio Ayné creó "El conejito atómico" en 1953 para la revista infantil "Yumbo" y seis años más tarde, el Pumby de José Sanchis se transformaba en el superhéroe de Villa Rabitos en su propia revista, "Super Pumby". En este caso, los poderes aparecían gracias al consumo de zumo de naranja (Sanchis es valenciano). Podríamos decir que más tarde o más temprano, muchos personajes han pagado su tributo a este subgénero del cómic, adquiriendo por un tiempo superpoderes (como en el cómic de Mortadelo y Filemón Los superpoderes). Es posible afirmar siguiendo la misma línea de razonamiento que tal conversión (aunque sea momentánea) es el resultado de la maduración de un personaje: el autor prueba con ese escenario como uno más.

En 1966 aparece la serie televisiva Batman, la cual era al mismo tiempo una serie de entretenimiento y una parodia (en estilo del teatro del absurdo) al género superheroico. Tras el éxito de esta serie (un éxito conocido como la batmanía) se masificaron definitivamente las parodias en distintos segmentos mediáticos.

Un ejemplo a nivel de esta sucesión de parodias superheroicas, en animación fue la serie Batfink de fines de los años 1960, y una de las más famosas con actores fue la realizada a principios de la década de 1970 por el mexicano Roberto Gómez Bolaños Chespirito, llamada El Chapulín Colorado; héroe torpe, cobarde y jactancioso cuya mayor característica era su gran corazón y bondad. En la misma serie mexicana también destacó un personaje secundario llamado "SuperSam", interpretado por el actor Ramón Valdés, que parodiaba a un héroe basado en el ideal de vida estadounidense.

Las mismas editoriales que han desarrollado el cómic de superhéroes también se han dado cuenta de los aspectos absurdos y tópicos que se repiten y han publicado cómics que ridiculizan las convenciones del género. Por ejemplo, Marvel editó What the...?, serie que presentaba en cada número varias historietas paródicas cortas creadas por los mismos autores que creaban los cómics "serios" de superhéroes. Sergio Aragonés ha realizado trabajos de este tipo tanto para Marvel como para DC.

En 1973, el dibujante Jan creó a Superlópez, que en esencia es una parodia de Superman, para la Editorial Bruguera, que lo incluía en su línea de historietas cómicas. Superlópez es el superhéroe español más leído y ya se han publicado más de 40 álbumes. En los 1990, Jan creó a Superioribus, para Comics Forum, la editorial que publicaba las traducciones de Marvel en España. Las parodias de Superioribus eran historietas de una página que se incluían en las revistas de superhéroes "serios".

Cels Piñol también vio publicadas sus historietas paródicas breves de Fan letal en los cómics Forum, como complemento a las historietas "serias". Posteriormente ha publicado otras parodias de superhéroes y ciencia-ficción, como Fanhunter, en álbumes completos.

Por último, desde la década de 1990 y hasta la actualidad, en canales televisivos privados de animación como Cartoon Network se han vuelto frecuentes y muy populares las parodias superheroicas con personajes antiguos, como Fantasma del Espacio de Costa a Costa, Radioactive Man (en Los Simpsons) o Capitanazo (en La Casa de los Dibujos) y Las Chicas Superpoderosas (Capitán Justo y Mano Derecha).

En los 2000, con el alce de la popularidad del género de superhéroes, películas como Deadpool, series de anime como One Punch-Man, My Hero Academia y Fanboy & Chum Chum y caricaturas como Teen Titans Go! se han encargado de homenajearlo u parodiarlo.

En Estados Unidos, la palabra "Super Hero" ("superhéroe", en inglés) es una marca registrada de forma conjunta por DC Comics y Marvel Comics, por lo que sólo ellas pueden utilizarla legalmente en sus productos y campañas comerciales. [1] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)..

Al parecer, ambas editoriales solicitaron la concesión de la marca registrada en 1979, siéndoles concedida en 1981 al no haber ninguna reclamación al respecto. Según la propia solicitud original, la palabra llevaba utilizándose comercialmente al menos desde 1966.

Al tratarse de una marca registrada, y no un copyright, esto no impediría el calificar como "superhéroe" a un personaje de otra editorial en el interior de sus historias. Pero, en la práctica, muchas otras editoriales tanto estadounidenses como en el resto del mundo evitan el uso de la palabra, utilizando en su lugar términos como "metahumano" , "mutante" o simplemente "héroe" como es el caso de la serie de manga Boku no Hero Academia.

DC y Marvel han demandado en el pasado a otras empresas, o amenazado con hacerlo, por utilizar sin permiso la palabra "super hero" en sus productos; algunos ejemplos son el "Gunstar Super Heroes" de Sega [2] o el cómic "Super Hero Happy Hour" de Dan Taylor.



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