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COP 15



La XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático se celebró en Copenhague, Dinamarca, del 7 al 18 de diciembre de 2009. Denominada COP 15 («15a Conferencia de las partes»), fue organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que organiza conferencias anuales desde 1995 con la meta de civilizar costumbres y lograr objetivos para reemplazar los del Protocolo de Kioto, que termina en 2012. En la conferencia se acreditaron 87.090 personas entre delegados de los 16 países miembros de la CMNUCC, expertos en clima, representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) y prensa.[1]​ Esta cumbre fue la culminación de un proceso de preparación que se inició en Bali en 2007, con una "Hoja de Ruta" adoptada por los países adaptados a este reglamento.

El acuerdo fue tomado por cuatro países emergentes (China, India, Brasil y Sudáfrica) y los Estados Unidos en la noche del 18 de diciembre, que fue comunicado y aceptado posteriormente por la UE. El texto, no vinculante, sin objetivos cuantitativos y sin plazos (y que no prolonga pues el Protocolo de Kioto), fue criticado por numerosos gobiernos y organizaciones como un "fracaso".[2]

El objetivo de la conferencia, según los organizadores, era "la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido en todo el mundo, que se aplica a partir de 2012".

El objetivo final (a largo plazo) pretendido era la reducción mundial de las emisiones de CO2 en al menos un 50 % en 2050 respecto a 1990, y para conseguirlo los países debían marcarse objetivos intermedios. Así, los países industrializados deberían reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25 % y un 40 %, respecto a los niveles de 1990 en el año 2020 y deberían alcanzar una reducción entre el 80 % y el 95 % para 2050.[3]

En la cumbre se reunieron expertos en medio ambiente, ministros o jefes de estado y organizaciones no gubernamentales de los 192 países miembros de la CMNUCC. Esta fue la conferencia que debía preparar el período post-Kioto.

El ciclo de negociaciones para preparar la cumbre de Copenhague se inició con la XIII Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Bali, del 3 al 15 de diciembre de 2007.[4]​ Otras sesiones se celebraron del 31 de marzo al 4 de abril de 2008 en Bangkok (Tailandia)[5]​ y del 2 al 13 de junio de 2008 en Bonn (Alemania).[6]​ Una tercera conferencia sobre el clima tuvo lugar en Acra (Ghana).[7][8]​ La reunión, donde más de 1.600 participantes de 160 países estaban presentes, tuvo lugar del 21 al 27 de agosto de 2008. El objetivo de este ciclo de negociaciones, organizado por la ONU, fue preparar los futuros objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

La XIV Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU se inició el 1 de diciembre de 2008 en Poznan (Polonia),[9][10]​ para intentar establecer las bases y compromisos del tratado de Copenhague.[11]​ Unos 12.000 delegados de 190 países adoptaron una "hoja de ruta" para preparar la conferencia de Copenhague.[12]​ Al mismo tiempo, en diciembre de 2008, los líderes de la Unión Europea se reunieron en Bruselas y lograron un acuerdo sobre un paquete de medidas para combatir el cambio climático, acordando reducir sus emisiones en un 20 % para 2020.

En marzo de 2009, los científicos fueron reunidos durante tres días en Copenhague por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) para revisar los últimos datos y actualizar la información científica sobre el calentamiento global.

Una reunión tuvo lugar en Bonn del 29 de marzo al 8 de abril de 2009. Otras dos reuniones se celebraron en Bonn (1-12 de junio y 10-14 de agosto), y otras dos en Bangkok (28-9 de octubre y 14-16 de octubre).[13]

Las primeras negociaciones para preparar la conferencia provocaron una división entre la visión de los países desarrollados y la de las naciones en desarrollo. Los mayores problemas de las negociaciones antes de la conferencia eran:

Para la cumbre sobre el clima de Copenhague en de fueron lentas según manifestó en septiembre de 2009 el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon.[30]

En septiembre de 2009, casi un centenar de jefes de Estado y de Gobierno participaron en lo que sirvió de preparación de la conferencia Copenhague, en la 64ª Asamblea General de las Naciones Unidas dedicada al cambio climático.[31][30]​ La 64ª Asamblea General de las Naciones Unidas sirvió para conocer la posición en la negociación de Copenhague de las países que son grandes emisores de GEI y que todavía no están comprometidos con un programa de limitación de emisiones. Estos países pueden representar en estos momentos más del 50% de las emisiones totales:

La conferencia se desarrolló desde el 7 al 18 de diciembre de 2009. Un primer borrador del acuerdo se dio a conocer el viernes 11 de diciembre donde estaban las intenciones de un posible acuerdo que no se consiguió posteriormente. La mayoría de los datos se encontraban entre paréntesis lo que significaba que todavía no estaban acordados. El borrador planteaba que las emisiones de CO2 en el año 2050 debían reducirse en todo el mundo a la mitad de los niveles existentes en 1990 y pretendía que se fijara un valor intermedio a cumplir en 2020. El objetivo del acuerdo también estaba entre paréntesis, aunque durante todo el año 2009, varias conferencias científicas y políticas habían pedido que el calentamiento global se mantuviese por debajo de dos grados centígrados. Para ello los países desarrollados deberían plantearse una reducción del 75% ( en otras opciones hasta el 95%), mientras que para los países en desarrollo el borrador solicitaba "desviaciones sustanciales" sobre sus tasas actuales de crecimiento de emisiones. Según Kim Carstensen de la organización conservacionista WWF en ese momento se desconocía cuanto dinero se aportaría para compensar a los países en desarrollo y quien pagaría ese dinero. Según Erwin Jackson del Sydney Morning Herald todavía faltaba un tratado jurídicamente vinculante que incluyese a EE. UU. y a los grandes países en desarrollo como China e India.[34]

Los países del G8 ya acordaron entre ellos en julio del 2009 limitar el aumento de la temperatura a 2 °C respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo a iniciativa de los pequeños países insulares, que peligran si se produjera un aumento generalizado del nivel del mar por un deshielo masivo de los polos, un centenar de naciones en desarrollo solicitaron que el límite se estableciera en 1,5º.[35]

En la primera semana de la cumbre se produjeron duras manifestaciones cruzadas entre los dos principales emisores mundiales de CO2, China y EE. UU. El segundo día, el jefe adjunto de la delegación de China dijo que los recortes de emisiones para 2020 ofrecidos por EE. UU., la UE y Japón eran insuficientes y que era fundamental para éxito de la conferencia tanto el objetivo de EE. UU. sobre reducción de emisiones como el apoyo fianciero de EE. UU. a las naciones en desarrollo.[36]​ Todd Stern, el principal negociador estadounidense, señaló en el tercer día que China estaba aumentando sus emisiones de forma espectacular y que China no podía quedarse al margen del acuerdo y que el objetivo de EE. UU. era una reducción de 17% en 2020 respecto al nivel de 2005 (según denunciaron los chinos equivalía a una reducción de un 1% sobre el nivel de 1990). Stern hizo un llamamiento a la ONU para recaudar 10 billones de dólares para financiar en el periodo 2010-2012 la adaptación a corto plazo en los países vulnerables.[37]

La última noche de la cumbre se gestó el acuerdo final entre cuatro grandes países emergentes y EE. UU. en una reunión convocada por el primer ministro de China Wen Jiabao en la que participaron los presidentes de India, Brasil y Sudáfrica, incorporándose después el presidente de EE. UU. La delegación india propuso un tratado no vinculante que siguiera el modelo de la Organización Mundial del Comercio donde cada país declarara sus emisiones. Después de llegar al acuerdo a puerta cerrada, Barack Obama lo comunicó a la Unión Europea, que lo aceptó. El texto tiene solo tres folios e incluye de forma orientativa la reducción de emisiones que cadas país ha presentado a la cumbre; las reducciones definitivas deben estar el 3 de febrero de 2010. El pacto no incluye la verificación de emisiones que rechazaba China. La transparencia se limitará a un sistema "internacional de análisis y consultas" por definir, estableciéndose que cada país comunicará sus emisiones a la ONU respetándose la soberanía nacional. Las reducciones de emisiones que se hagan con dinero internacional sí estarán sujetas a un completo sistema de comprobación. China ha declarado que no quería dinero internacional, pues no deseaba verse sujeta a un sistema de contabilidad internacional. El embajador brasileño manifestó que EE. UU. exigía la transparencia de los países en desarrollo. Obama dijo que el sistema de consultas por definir "dirá mucho de lo que hace falta saber" y que "actualmente ya podemos saber mucho de lo que ocurre en un país con imágenes de satélite".[39]

El acuerdo mantiene el objetivo de que la temperatura global no suba más de dos grados centígrados. Sobre cuándo las emisiones deberán alcanzar su máximo solo se dice que "lo antes posible" y no se establecen objetivos para 2050. Tampoco se ha incluido la recomendación del IPCC de que las emisiones de los países desarrollados deberían reducirse para 2020 entre un 25% y un 40% sobre el nivel que tenían en 1990.[39]

El acuerdo alcanzado entre EE. UU., China y otros 29 países no fue aceptado por unanimidad en la Convención pues lo rechazaron algunos países como Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Por ello los delegados del pleno de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático renunciaron a votarlo y acordaron una fórmula de "tomar conocimiento" del documento.[40]

El pacto alcanzado no será oficial pues la Convención de Cambio Climático funciona por consenso y la oposición de un solo país impide la adopción del acuerdo. El portavoz del G77, el sudanés Lumumba Lumumba Stanislaus Di-Aping, mostró su indignación: "Un acuerdo que aumente la temperatura dos grados centígrados supone que en África subirá 3,5 y destruirá nuestras economías y nuestro pueblo".[39]

A pesar del consenso final entre Estados Unidos, China, India, Brasil y Sudáfrica, serias dudas surgieron acerca del alcance de lo que:

La Cumbre fue calificada de fracaso por numerosos Gobiernos participantes así como por los colectivos ecologistas ya que no se alcanzaron acuerdos vinculantes: tanto el Gobierno español,[2]​ el Presidente del Consejo Europeo Van Rompuy[48]​ y Greenpeace la calificaron de "fracaso".[49]​ y la Presidencia Sueca de la UE de "desastre".[2]

Así, un día antes del final de la Cumbre, el 18 de diciembre de 2009 saltaba al plano mediático el por entonces Director de Greenpeace-España Juantxo López de Uralde al participar en un acto de protesta pacífica en el cual varios activistas de Greenpeace se infiltraron en la cena de gala de la cumbre de líderes mundiales desplegando una pancarta en la que se podía leer: "Los políticos hablan, los líderes actúan". Juantxo declaró:

Por esta acción, Juantxo fue retenido durante 19 días junto a otros dos activistas, levantando una ola de protestas pidiendo su liberación,[51][52]​ siendo puesto finalmente en libertad el 6 de enero de 2010.[53]

•El cambio climático constituye una grave amenaza global, y exige una respuesta global urgente. Todavía podemos evitar los impactos más graves, pero debemos empezar a actuar ya.

•Las inversiones que se hagan en los próximos 10 a 20 años tendrán efectos muy importantes en el clima en la mitad de este siglo y en los siguientes.

•Si no actuamos los costes globales y los riesgos del cambio climático equivaldrán a pérdidas de al menosun 5%, si bien podrían llegar al 20%, del PIB global anual. Los costes necesarios para lograrlas fuertes reducciones de emisiones de GEI requeridas son mucho menores, quelos costes de la inacción.



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